Descubre los edificios más icónicos de Europa

Por el 130 aniversario de la Torre Eiffel recordamos la historia de la torre de París y nos vamos de ruta por los monumentos europeos más importantes. ¡Ven!

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Hoy toca rememorar, admirar y, por qué no, visitar uno de los grandes monumentos europeos y emblemas del mundo en general y París en particular: la Torre Eiffel. Su 130 cumpleaños el próximo 31 de marzo, se convierte en la excusa perfecta para volver a admirar esta magnífica obra arquitectónica y de paso, hacer un recorrido por las grandes obras de ingeniería que han terminado por convertirse en distintivos de muchas ciudades europeas.

Todo empezó allá por el siglo XIX, en plena revolución industrial, en la que no sólo cambió el aspecto económico y laboral de la sociedad, sino que también se plasmó en el urbanismo y la arquitectura de muchas ciudades capitales como Madrid, Londres, Lisboa y París. Es durante esta gran revolución cuando surgen dos vertientes arquitectónicas: una inspirada en el arte clásico, y otra inspirada en la ingeniería y las factorías que inundan las grandes ciudades. Es en esta última, la denominada arquitectura del hierro, en la que se comienzan a trabajar con materiales propios de las fábricas como el hierro, el hormigón armado y el cristal, y se crean obras de distinta índole que van desde bibliotecas hasta estaciones de ferrocarril, como la Estación de Atocha en Madrid.

Gustave Eiffel y la Exposición Universal de París

Es durante el siglo XIX cuando se inauguran las exposiciones universales: el escaparate al mundo de las tendencias actuales de cada capital. Y una en concreto lo revolucionó todo: hablamos por supuesto de la Exposición Universal de París de 1889 en la que se construyeron varios edificios para acoger a los asistentes, pero una de ellas ha perdurado hasta nuestros días: la torre de París, de Gustave Eiffel.

Gracias a esta vertiente que aúna el arte con la ingeniería han surgido varios edificios y estructuras en las que el hierro y el hormigón han combinado a la perfección creando obras austeras, pero igual de impresionantes: el edificio Torre de Madrid, el Puente 25 de abril de Lisboa o la Torre Pirelli en Milán. Un recorrido por la Europa más emblemática gracias a edificios que en apariencia son austeros, pero que recogen virguerías arquitectónicas.

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Un viaje a París comienza con el gran símbolo de la ciudad: la Torre Eiffel, el más icónico de los monumentos europeos

París disfrutaba de un momento de paz y avance científico denominado la “Belle Époque” cuando la ciudad vivió un gran revuelo gracias a la inauguración de la Exposición Universal de París en 1889.

Con motivo de su celebración, un ingeniero francés, Alexandre Gustave Eiffel creó lo que se conoce hoy como la Torre Eiffel, en el Campo de Marte, a orillas del río Sena. Esta gran torre de hierro no fue recibida del todo bien por muchos visitantes y entendidos de la época, viéndola en principio como un “monstruo de hierro”. Eiffel prefería referirse a ella como “la Dama de Hierro” y como dato curioso, al principio la torre de París lucía un color rojo.

Sus 324 metros de alto se recorrieron a pie por parte de Eiffel, su equipo y los respetados invitados de la Exposición Universal. Un trayecto de dos horas de subida que pocos pudieron culminar en la cima para celebrar el inicio de unos días llenos de arte, tendencias y cultura en general en la ciudad de la luz. Actualmente es uno de los monumentos europeos más visitados del mundo, con más de 7 millones de intrépidos que deciden ver París desde su preciada torre.

La obra, formada por hierro forjado se construyó en un tiempo récord. En poco más de dos años se pudo disfrutar de las vistas de este emblema, comparado con los 180 años que llevó terminar la Catedral de Notre Dame. Más de 7.000 toneladas de peso que han hecho de París una ciudad todavía más especial.

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Al igual que la Torre Eiffel, Madrid tiene su propio mirador de lujo: Torre de Madrid en plena Plaza España

Continuamos por esta ruta de monumentos europeos y edificios emblemáticos desplazándonos hasta la capital española donde coronando la concurrida Plaza de España se encuentra un edificio que en su día llegó a ser el edificio de hormigón más alto del mundo: el Torre de Madrid.

Cuando se visita Madrid, una de las calles por la que todo turista pasea es la emblemática Gran Vía. El centro de compras y ocio de la capital es una gran pasarela que invita a mirar hacia arriba y sorprenderse de la arquitectura y los detalles de este idílico paseo. Y coronando esta calle mundialmente conocida, el visitante se topa con la Plaza de España, lugar de encuentro para muchos madrileños y el spot perfecto para tomar algo disfrutando de las vistas de Madrid.

Es en esta céntrica plaza que comunica con la Gran Vía, el Templo de Debod y el Palacio Real donde se yergue la Torre de Madrid, un edificio de 142 metros de altura y 37 plantas que se reconoce desde distintos puntos de la ciudad, y que junto a su vecino Edificio España forman parte de la arquitectura madrileña de mediados de siglo. Este edificio en su origen iba a acoger hasta 500 tiendas, galerías un cine y un hotel. De todos estos proyectos que inspiraron a los hermanos Otamendi para diseñarlo, uno ha visto la realidad: el Barceló Torre de Madrid.

Este hotel, obra de arte andante ha sido creado por el diseñador Jaime Hayón y cada habitación y espacio común hace sentir al huésped el aura de un museo, o de una película del gran Luis Buñuel, puesto que este director se alojó durante una temporada larga en el edificio Torre de Madrid.

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La Torre Pirelli de Milán, otro gran emblema arquitectónico europeo: las mejores vistas de la ciudad están aquí

Milán es mucho más que su Catedral y sus Galerías. Milán también es modernidad y arquitectura es su vertiente más moderna. Hablamos pues de otro gran edificio que corona una de las ciudades más importantes de Europa: la Torre Pirelli de Milán, uno de los monumentos europeos más importantes. 127 metros y 32 plantas que fueron inaugurados el 4 de abril de 1960. Desde entonces la coloquialmente conocida como “Pirellone” es un icono de Milán y la fiel representación del racionalismo italiano.

Esta corriente arquitectónica, que bebía del futurismo italiano tenía como premisa o manifiesto dar la importancia que se merece a la ciudad, al urbanismo y la modernidad puros. Es en los últimos coletazos de este movimiento cuando Gio Ponti, un enamorado de Milán decide darle a su querida ciudad un talismán en forma de diamante como edificio.

Gio Ponti llegó a denominar a Milán como lo más italiano que había en Italia. De este amor surgió el edificio Pirelli, una obra arquitectónica que marcó un antes y un después en la ciudad, y describe a la perfección la idea de arte y arquitectura que Gio defiende. Frente a la estación de tren de Milán y cerca del Duomo, la Torre Pirelli enmarca Milán y le convierte en uno de los puntos imprescindibles en una visita a esta ciudad.

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El puente colgante más largo de Europa, el Puente 25 Abril de Lisboa, icono de la ciudad lusa desde 1966

Existe otro puente colgante de color rojo tan reconocible como el Golden Gate, y está en la maravillosa ciudad de Lisboa. Hecho de acero rojo, atraviesa el río Tajo durante 2 kilómetros y se ha convertido en un gran emblema de la ciudad. Si se es amante de Lisboa, al menos hay que cruzarlo una vez en la vida.

Une el barrio más occidental de Lisboa con Almada, y fue una petición del Ministerio de Obras Públicas, que se hizo realidad en 1966, después de 45 meses de trabajo. Hoy en día, además de los pasteles de nata, los arroces y el bacalao dorado, el Puente 25 de Abril de Lisboa forma parte del skyline de la ciudad lusa y se ha convertido uno de los monumentos europeos más reconocibles.

Como dato curioso para los viajeros amantes de las grandes obras de ingeniería que deseen admirar el puente de Lisboa desde sus mejores ángulos,  una de las mejores vistas es cruzar a Almada y subir al Cristo Rei, desde donde divisar Lisboa y su skyline. Una excusa más para visitar una de las ciudades con más vida nocturna de Europa, y una joya arquitectónica lusa.