Lunas de miel gastronómicas para foodies

¿Mejores destinos? Luna de miel a la vista y la tendencia foodie llega con fuerza al sector travel y a los viajes de novios proponiendo a parejas de todo el mundo diferentes rutas gastronómicas por los sabores de otros países, donde transformar el concepto de necesidad rutinaria en una experiencia sensorial con la que disfrutar diariamente. Los amantes del buen comer tendrán su mejores recuerdos también en el paladar, y esto, unido al intercambio cultural y a la fusión, hace que la comida se convierta en un gran motivo para viajar.

Las lunas de miel con itinerarios gastronómicos pueden referirse a un restaurante en concreto—por ejemplo, el Süllberg del Seven Seas de Hamburgo, Alemania, especializado en cocina clásica, o el barcelonés Lasarte de Martin Berasategui, que es la única incorporación en la Guía Michelín 2017—, así como una región, del tipo de las rutas vinícolas de Oporto, en Portugal, o incluso una ciudad, como San Sebastián y su casco viejo repleto de bares con originales pintxos, la tapa por excelencia del norte de España.

En la Península, sin duda Cataluña se ha consolidado como una de las regiones gastronómicas más valoradas a nivel internacional, por su gran variedad de restaurantes y los reconocimientos que han logrado. De hecho, El Celler de Can Roca en Girona es uno de los establecimientos top de la lista, con tres estrellas Michelín, mientras en Barcelona defiende esta categoría el restaurante Lasarte, al que acompañan otros tres catalogados con dos estrellas y una veintena de restaurantes de una estrella. No podía ser menos en la tierra de la vanguardia culinaria. 

Italia es uno de los países ideales para una luna de miel foodie. Su tradición culinaria es indiscutible: calidad y cultura mediterránea que dan como resultado unas recetas tan deliciosas como aptas para todos los públicos. Rincones como Bolonia, cuna de la salsa boloñesa; Nápoles, donde surgió la pizza; Sorrento, abanderada del limoncello o Perugia, conocida como la “ciudad del chocolate”, sin olvidar Milán y su original concepción del vitello tonnato a base de carne picada con atún, yema de huevo y crema de leche. También hay recorridos por mercados tradicionales donde se venden las materias primas de esta gastronomía, como rutas de quesos, chacinas, carnes, especias... Otro imprescindible de las lunas de miel en Italia son las excursiones vitivinícolas, en las que los novios podrán aprender sobre los procesos de la uva y de los diferentes vinos.

Más viajes combinados de luna de miel. Si de romance se trata, el Caribe es el escenario perfecto no solo para un álbum de ensueño, sino sobre todo para que los recién casados disfruten en sus lunas de miel de lugares exóticos y prueben tanto emociones nuevas como sabores completamente  diferentes. Latinoamérica acoge imponentes paisajes caracterizados por la biodiversidad, y su cálido clima lo convierte en destino predilecto de los amantes de la playa y el sol, pero también de aquellos que valoran la tradición gastronómica y las recetas llenas de contrastes.

En México hay lugares de sobra donde agasajar vuestra faceta más gastro, desde ir a un viñedo en Querétaro, frecuentar las cantinas y sus distintas recetas de enchiladas—similares a los tacos y con abundante queso—o bien hacer un tributo al popular tequila en los restaurantes de lujo de la Riviera Maya, donde maestros cocteleros ofrecen catas de hasta 100 de los mejores tequilas. Pero los sabores no acaban aquí: mole oaxaqueño, chiles rellenos, tamales, o el sazón casero, muy popular en la zona de Huatulco, donde la buena mesa rivaliza con las vistas de una de las bahías más hermosas del Pacífico.

Encajada entre Nicaragua y Panamá, la diversidad de ecosistemas que ofrece un viaje de bodas en Costa Rica permite disfrutar de deportes tan exóticos como el destino, del tipo rafting, buceo, esnórquel , kayak… Si sois novios surferos no debéis perder la ocasión de daros un chapuzón en las aguas de la costa del Pacífico Central y Guanacaste. Además, los ticos se benefician de las aguas de dos grandes océanos y cuentan con cinco tipos distintos de bosques, ideales para largas tirolinas o puentes colgantes donde cumplir con los planes de aventura más exóticos. El día a día en Costa Rica abre la puerta a los menús más originales que un foodie pudiera pedir. El casado es el plato costarricense por excelencia, y se compone de frijoles, arroz con pimientos rojos y cebollas, plátanos fritos, una ensalada de repollo con tomate y zanahoria, y una selección de carne entre pollo, pescado, cerdo o ternera. Una comida deliciosa con la que reponer fuerzas tras la jornada de intensos deportes acuáticos, rutas por parques naturales o como colofón al día de sol en zonas como Playa Hermosa o Playa buena, accesibles desde la exclusividad de la estancia en el hotel Occidental Papagayo- Adults Only, diseñado especialmente para parejas.

Otro de los platos que no puede faltar en vuestro viaje de novios a Costa Rica es el ceviche, que pese a su reconocida fama en Perú, es de las recetas más populares del país. El ceviche es un aperitivo que consiste en pescado crudo fresco marinado en jugos cítricos como limón con hierbas finamente picadas y verduras. En Costa Rica, el mejor ceviche está hecho con tilapia local o corvina (lubina blanca) y se le acompaña de cilantro, ajo, ají, cebolla y apio. Probablemente uno de los mejores lugares para probarlo en las lunas de miel sea la provincia de Guanacaste, que acoge un sencillo pueblo costero, hoy reconvertido en destino vacacional indiscutible: Playa Tambor. En los privilegiados resorts de primera línea como el hotel Barceló Tambor, el clima cálido y seco garantiza jornadas perfectas de sol en las costas salvajes, así como un acercamiento auténtico a la gastronomía local. Aquí, cualquier cantina ofrece un aperitivo de tamales costarricenses: hojas de plátano rellenas con una mezcla de harina de maíz, arroz con azafrán, carne de cerdo, y una variedad de frijoles y verduras. No podréis decidiros por una sola receta favorita.