Barrio de Salamanca
Hacia 1860, bajo el reinado de Isabel II, comenzó a construirse el llamado Ensanche de Madrid, una ampliación urbanística de la que, quizá, la zona más representativa sea el distrito de Salamanca. Bautizado en honor a su promotor, José de Salamanca y Mayol, Marqués de Salamanca, este entramado de calles elegantes y perpendiculares fue diseñado para acoger a la aristocracia y la alta burguesía madrileñas. Desde entonces, un cierto aire distinguido ha perdurado en los barrios de Recoletos, Goya, Lista y Castellana, donde aún podemos encontrar viviendas con amplios portales para carruajes y patios interiores, características del arquitecto vasco Lecumberri Gandarias. El glamour del distrito termina en Guindalera y Fuente del Berro, dos barrios más humildes, de trazado irregular, que se construyeron para dar cabida a los miles de obreros que llegaron a Madrid para construir las viviendas de los ricos y realizar otras grandes obras como la Gran Vía.
El distrito de Salamanca es conocido internacionalmente por su Milla de Oro: un referente de la moda, desplegado a lo largo de la calle Ortega y Gasset y aledañas, donde podemos encontrar boutiques de grandes diseñadores. Merece la pena pasear entre los escaparates de sus tiendas de alta costura y complementos, zapaterías, joyerías y relojerías de lujo para escandalizarse con los precios (adquirir algo aquí no es para todos los bolsillos). Los coleccionistas de arte también encuentran su lugar en este distrito, que concentra varias galerías de arte y casas de subastas en torno a la calle Villanueva.
No todo en el distrito de Salamanca, sin embargo, es para gente adinerada. La cultura es para todo el mundo, y la zona ofrece varias visitas muy recomendables. En primer lugar, el Museo Arqueológico Nacional, reinaugurado en 2014 tras una profunda rehabilitación, reúne miles de piezas egipcias, griegas, romanas e íberas de gran valor, entre las que destacan su colección de vasijas de la Antigua Grecia, el tesoro de Guarrazar –un prodigio de orfebrería visigoda- y, sobre todo, la Dama de Elche. El segundo gran reclamo del barrio está en el Museo Lázaro Galdiano, ubicado en un antiguo palacete que exhibe el vasto legado artístico de este crítico de arte, quien dejó al Estado tesoros como el San Jerónimo de El Bosco y el Aquelarre de Goya.
Los aficionados al arte contemporáneo y la música de cámara podrán encontrar una amplia oferta de exposiciones temporales y conciertos en la Fundación Juan March, mientras que quienes conocer mejor la cultura de los Países Bajos tienen una cita en la Fundación Carlos de Amberes. Fundada en 1594 como albergue para peregrinos procedentes esta región, entonces bajo dominio del Imperio Español, la institución atesora El Martirio de San Andrés, una obra maestra de Rubens. En el plano cultural, el distrito también acoge el Wizink Center –antiguo Palacio de Deportes-, escenario habitual de partidos de baloncesto y conciertos de artistas internacionales.
Por último, el distrito de Salamanca es el centro madrileño de la cocina de vanguardia. En sus calles se pueden encontrar varios estrellas Michelín, entre ellos el Ramón Freixa Madrid -con dos- ubicado en el hotel Único; el Zalacaín, que apuesta desde 1973 por la alta cocina tradicional; y el japonés-mediterráneo Kabuki Wellington. Hay muchos otros, sin estrella pero igualmente apetecibles, que apuestan por reinventar cocinas internacionales como la peruana (Virú) o la mexicana (Punto MX). Por último, cabe destacar mercados gastronómicos como La Paz y Platea, con una amplia oferta de delicatesen para los gourmet más exigentes.
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