Brera
El pequeño y elegante barrio de Brera está situado a medio camino entre el célebre Quadrilatero d’Oro de la moda milanesa y el castillo Sforzesco. Sus hermosas calles adoquinadas albergan tanto edificios del siglo XVIII como originales comercios de cosmética, artesanía y, por supuesto, moda. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en la Galería Víctor Manuel II o en la vía Montenapoleone, donde se suceden los escaparates con las mejores firmas nacionales e internacionales, la oferta comercial de Brera apuesta por las pequeñas boutiques de diseñadores emergentes, las cuales invitan a entrar, curiosear y, dado el caso, a adquirir prendas con personalidad propia.
Y es que la personalidad es uno de los grandes reclamos de Brera, un barrio en el que muchos establecimientos se desprenden de su función primigenia para dar cabida en un mismo local a una cafetería, una galería de arte y una sala de conciertos, por ejemplo. Buena muestra de ello es el Moleskine Café (corso Garibaldi, 65), que ha sido concebido como una reinvención sumamente atractiva del tradicional café literario.
Ahora bien, el corazón del barrio es la Pinacoteca de Brera (vía Brera, 28), institución que atesora una de las colecciones de pintura italiana más espectaculares del planeta. Entre sus fondos encontraréis piezas de Andrea Mantegna, Piero della Francesca, Tintoretto, Caravaggio y Rafael, entre otros muchos artistas italianos. Pero sus posesiones no se limitan al ámbito nacional, colgando también de sus paredes obras maestras de Rembrandt, Rubens, El Greco o Van Dyck. Todo ello en un precioso edificio que perteneció a la cofradía de los “Umiliati”, en primera instancia, y más tarde a los jesuitas. A la hora de visitar la Pinacoteca de Brera conviene deleitarse en la elegancia clásica de su claustro y hacer una parada en el Caffè Fernanda, del que ya os advertimos que os costará marchar.
Volviendo a los jesuitas, fueron ellos los que fundaron el Observatorio Astronómico —también situado en el Palazzo Brera— en el que Giovanni Schiaparelli divisó los canales de Marte en 1877. Junto a sus elevados muros se extiende el Jardín Botánico que la emperatriz María Teresa de Austria mandó crear en 1774. El conjunto, que pertenece en la actualidad a la Università degli Studi di Milano, es un agradable refugio verde en el corazón de la ciudad.
Otro de los ejes de interés de Brera es la vía Fiori Chiari, en la que el tercer domingo de cada mes se celebra un concurrido mercadillo de artesanías. En la misma calle encontraréis también L’Osteria di Brera (vía Fiori Chiari, 8), un restaurante gourmet que destaca por sus excelentes platos de pescado y por su cuidada selección de vinos.
Antes de abandonar el barrio, vale la pena tomar la vía Madonnina y pasear hasta la plaza del Carmine, donde se alza una de las iglesias más antiguas del centro de Milán. Finalizada en 1446, la iglesia de Santa María del Carmine se convertiría en la segunda mitad del siglo XV en lugar de entierro habitual de muchos aristócratas milaneses, como lo atestiguan las diferentes tumbas y capillas emplazadas en el interior del templo.
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