Triana
El barrio de Triana, ubicado en la orilla este del río Guadalquivir, es en la actualidad una de las zonas más emblemáticas y representativas de Sevilla. Resulta paradójico, teniendo en cuenta la histórica separación que dicho río ha interpuesto entre las dos poblaciones. Para hacernos una idea, hasta que se levantó el actual puente de Triana en 1852, el único nexo existente entre el arrabal de Triana y Sevilla era el primitivo puente de Barcas, mandado construir por el califa almohade Abu Yaqub Yusuf en época andalusí. Y si retrocedemos unos siglos más, concretamente a la época de dominación romana, directamente no existía medio físico de cruzar el cauce. Quizá por eso todavía hoy el barrio continúa exhibiendo una identidad y carácter propios; y todo el que ha nacido en sus calles primero exclama que es de Triana, y solo después añade Sevilla.
Lo que generalmente se conoce como barrio de Triana no es sino el más antiguo de los seis barrios que conforman el distrito sevillano homónimo, asentado en la orilla este del Guadalquivir desde tiempos romanos. Con cerca de 50.000 vecinos, ha sido tradicionalmente un lugar de clase popular, humilde morada de marineros y artesanos, flamencos y toreros… Y es que, a pesar de carecer de la monumentalidad del cercano Casco Antiguo, el verdadero atractivo de Triana se esconde bajo el halo romántico que embruja sus calles, sus plazas y sus corrales de vecinos. Cuenta además con un acervo gitano antiquísimo, cuya presencia inmemorial explica el estatus de Triana como cuna mundial del flamenco. Antonio Canales, Cristina Hoyos, Lole y Manuel, Isabel Pantoja o Remedios Amaya crecieron en este arrabal que posee, incluso, su propio estilo de cante y de baile, la soleá de Triana.
La plaza del Altozano, uno de los centros neurálgicos del barrio, es el primer enclave que encontramos tras cruzar el mencionado puente de Triana. Allí una escultura de Juan Belmonte -considerado como el “fundador del toreo moderno”- nos da una primera pista de la personalidad poética del barrio: a través de un agujero abierto en el corazón del torero se puede observar, ajustando un poco la perspectiva, la torre de la Giralda al fondo. En la misma plaza se encuentra también el actual mercado de Triana, un mercado de abastos cuya estructura hereda los cimientos del antiguo castillo de San Jorge, sede de la Inquisición entre los siglos XV y XVIII.
Es además desde esta plaza por donde se accede a las principales vías históricas del barrio. A la vera del Guadalquivir, por ejemplo, discurre la calle Betis, cuyas abundantes terrazas de bar hacen las veces de mirador de la Sevilla monumental que se eleva al otro lado del río. En dirección opuesta se aleja la Calle San Jorge, que acoge el muy recomendable Centro Cerámica Triana, un museo inaugurado en 2014 cuyo objeto es recordar la ancestral tradición cerámica del barrio. O si lo preferimos, en la calle peatonal de San Jacinto, además de levantarse la iglesia de San Jacinto, que data de 1676, se aglutina gran parte del ambiente de tapeo trianero.
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