Nişantaşı
El barrio de Nişantaşı, que pertenece al distrito de Şişli, se encuentra en la parte europea de Estambul. Como si quisiera reforzar a ojos del viajero su europeidad frente al Estambul asiático, aquel que descansa al otro lado del Bósforo, esta zona residencial y comercial muestra en sus viviendas, cines, hoteles y cafés un barniz occidental que permite trazar paralelismos con barrios como el Soho neoyorquino y ciudades como Barcelona o París.
Su nombre, que en turco se traduce como “piedra que marca”, hace referencia a la antigua función de la zona, empleada como campo de tiro por los arqueros otomanos. Testigo de aquel uso son los diferentes obeliscos que aún pueden observarse en algunas de las aceras del barrio, los cuales se hallan ornamentados con inscripciones en turco.
En cuanto a su fundación, fue en el siglo XIX —cuando los sultanes dejaron el céntrico palacio de Topkapi para mudarse a orillas del Bósforo—, que se empezó a urbanizar el actual barrio de Nişantaşı. En él se instalaron entonces lujosas residencias de visires y altos funcionarios, quienes, tras la llegada de la República, acabaron abandonando el área. A partir de entonces Nişantaşı entró en un pequeño letargo del que saldría al iniciarse la construcción de edificios neoclásicos y art Nouveau de aire muy europeo.
Actualmente, el barrio es habitado tanto por turcos como por extranjeros de clase acomodada, y ofrece al viajero una imagen de Estambul diferente a la que se ve en las postales. Aunque si por algo destaca Nişantaşı es por su interesantísima oferta comercial. Así que, si os apetece aprovechar vuestra estancia en la ciudad turca para ir de shopping, debéis pasear sí o sí por las calles Rumeli, Valikonagi, Teşvikiye y, muy especialmente, por Abdi Ipekçi caddesi, considerada la “milla de oro” de Estambul. El nombre de esta arteria comercial, cuyos alquileres son los más elevados de la nación, homenajea a Abdi Ipekçi, un relevante periodista turco que fue asesinado junto a su vivienda en 1979 por Mehmet Ali Ağca, quien acabó haciéndose famoso dos años más tarde cuando disparó e hirió al papa Juan Pablo II.
Una buena forma de aproximarse al barrio de Nişantaşı antes de visitar la población turca es leer Estambul: Ciudad y recuerdos de Orhan Pamuk, donde el premio Nobel de literatura retrata, con su habitual narración melancólica, el barrio en el que nació y vivió.
Después de callejear por Nişantaşı, un buen plan es dejarse llevar hasta el Bósforo y pasear junto a los palacios de Domabahçe y Çırağan tratando de imaginar el pasado esplendor del imperio Otomano. Si el atardecer os encuentra en el embarcadero de Oraköy, junto a su hermosa mezquita, con alta probabilidad acabaréis enamorándoos de Estambul. Otra posibilidad es embarcarse en un crucero y contemplar desde el estrecho cómo se van prendiendo las luces de los palacios y cómo, poco a poco, la noche va suplantando al día generando una atmósfera mágica.
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