Manteles fuera, nos vamos de pícnic
Ideas para irse de pícnic en el campo y en la playa de la mano de los hoteles Montecastillo, Illetas y Hamilton
Las redondeadas figuras de Botero protagonizaron uno sobre las montañas. También lo hicieron los refinados personajes de Goya en la ribera del Manzanares o Edward Lewis (Richard Gere) y Vivian Ward (Julia Roberts) en una de las míticas escenas de Pretty Woman, una de las películas más vistas las tardes de los domingos y de la que uno nunca se cansa, aparentemente. Todos ellos y muchos más (Audry Hepburn, Gary Cooper…) sacaron un día el mantel del cajón para extenderlo en el suelo y no sólo hacerse carantoñas (¿Acaso hay algo más romántico?) sino disfrutar del paisaje, de una bebida refrescante y del mejor aperitivo bajo el sol. Nos vamos de pícnic.
Así se prepara el mejor aperitivo al aire libre
Emular cualquiera de estas escenas tan fotogénicas e idílicas poco tiene de complicado, pues la mayor parte de las veces la compañía, que damos por supuesto, es el ‘elemento’ principal; no descartes un buen libro, entonces la evasión puede ser total.
A pedales por Menorca
Elegido el camarada para esta particular expedición, el segundo punto importante es el destino. ¿Y si nos vamos a Menorca? La isla más salvaje de las Baleares no destaca sólo por su tranquilidad, sino por su imponente atracción. Flanqueado por mar y montaña, dar con el lugar perfecto en el que recostarse bajo una sombra tampoco es una tarea complicada para dar rienda suelta a la faceta de bon vivant que no sabías que tenías dentro.
La propuesta del hotel Barceló Hamilton de la isla es un plan difícil de rechazar, pues la unión de ocio y gastronomía siempre funciona. Hablamos del bicnic, traducido como un pícnic en bicicleta. La ruta propuesta para este recorrido no es otra que el Camí de Cavalls, un camino que puedes hacer andando, sobre dos ruedas o como bien dice su nombre, en caballo, que recorre la isla de punta a punta descubriéndote sus rincones, historia, cultura y naturaleza.
El origen de este camino es incierto y bien podría remontarse al siglo XIV, aunque se intuye que se usaba para defender la isla de posibles conquistas. Pasada la época de las caballerías, los locales lo recorrían para comunicar lugares cercanos a la costa, como vía de acceso al mar para los pescadores o para llegar a las playas y calas de la isla.
Si apuestas por la zona norte de la isla verás una Menorca con distintos paisajes, pues está formada por colinas, torrentes y humedales, además de sus calas de arenas de distintos colores y espesores. Si sigues las señales que van al sur probablemente llegues más relajado al destino, pues el terreno es más llano y homogéneo, lo que tus piernas agradecerán con toda probabilidad. Si aparcas la bicicleta en la playa notarás que su arena es más fina, blanca y rodeada de pinares. Ha llegado el momento de parar, extender el mantel y disfrutar.
El interior de la cesta preparada por el hotel, en este caso capazo de mimbre, es un festival para los sentidos. Baguel de queso fresco y pavo, pan de pita con pollo y aguacate, bocata de jamón ibérico y rúcula y ensalada de fruta fresca. Para refrescar la garganta un par de cervezas, agua y un refresco.
¿Qué es el beachnic?
Cambiamos de isla, en este caso toca Mallorca. Diferente a Menorca, pero a la vez similar en su esencia, es otro escenario encantador para brindar por un buen comienzo de vacaciones. Los rincones en los que tomar un aperitivo y perder la noción del tiempo son muchos, quizás demasiados, así que te proponemos varias calas de arena fina y aguas turquesa, tal y como tenías en mente.
Cala S’Amunia es una de las preferidas por los locales al ser de las más tranquilas, ya que únicamente se puede acceder a ella andando; Es Moro también merece un comentario especial al estar rodeada de pinos y acantilados. Pero si además estás alojado en el hotel Illetas Albatros, a sólo 15 minutos de Palma, estás de suerte, porque en su cala con acceso privado para sus huéspedes (only adults) podrás disfrutar del beachnic, un pícnic en la playa.
Compuesto por bocadillos, ensalada y otras viandas frescas y de calidad a prueba del calor de verano, incluye también bebidas para amenizar el momento y disfrutar del verano mediterráneo.
Una siesta a los pies de un castillo
Si entre tus planes no está cruzar el Mediterráneo, sino poner rumbo al sur de la península, el hotel Barceló Montecastillo tiene otro plan que proponerte, el picnap. Si el bicnic y el beachnic te han seducido, este concepto no se queda atrás, pues ¿a quién no le gusta la idea de irse de cámping, dando un paseo en bici o andando y terminar haciendo una placentera y merecida siesta bajo un árbol? Por supuesto, todo ello hecho con ‘glamour’.
Pensado para desconectar y escaparse de las obligaciones o rutinas del día a día, esta experiencia permite a los más urbanitas a entrar en contacto con la naturaleza y descansar. Además de ir sobre pedales, la experiencia gastronómica en mitad del campo será para recordar.
Tienes dos opciones: la primera, la cesta Nature PicNap, está formada por productos ecológicos como la ensalada eco del chef, frutas de temporada, smoothies detox, vino de la región o cerveza ecológica. Si te decantas por la versión Gourmet encontrarás embutidos y quesos, diferentes clases de panes, un surtido de frutas de temporada, y vino tinto o blanco reserva.
Tras haber recorrido alguna de las rutas o descubierto las zonas más especiales del hotel, como el hoyo 18 (el campo fue diseñado por el golfista Jack Nicklaus), desde donde podrás disfrutar de las mejores vistas de la campiña jerezana, te proponemos que te relajes, escojas la sombra que más te guste, y descanses, con los ojos cerrados, bajo el oasis de olivos de Montecastillo. Las siestas reparadoras dicen que son las de 20 minutos, pero no tengas prisa, aquí tú mandas del tiempo.