Un fin de semana de motos y leyendas en Brno
Brno es famosa por su legado arquitectónico y artístico, pero también por su circuito de motos, donde se celebra el Premio de moto GP en el mes de agosto.
Tanto si tienes entradas para el Gran Premio de MotoGP de la República Checa, como si no, Brno merece tu atención. Sugerente hasta bajo tierra, entierra secretos que vale la pena conocer. Allí, todos los días a las 11 son las 12, ¿sabías por qué?
Brno, la ciudad cambiante de República Checa
La segunda ciudad más grande de la República Checa -tras Praga, la capital, con uno de los mejores atardeceres del mundo- esconde un secreto (a voces) para el visitante. Hace siglos, exactamente el 15 de agosto de 1645, y durante la Guerra de los Treinta Días, el general sueco al frente del asedio, cansado tras tres meses y medio de contienda, aseguró que si ese día no había vencido al mediodía, retiraría sus tropas y se marcharía de allí para siempre. Los habitantes de la ciudad, ansiosos por recuperar su libertad, echaron mano de su ingenio: adelantaron una hora el reloj y las 11 sonaron las campanas que anunciaban que eran las 12. El general no tuvo otro remedio que agachar la cabeza y cumplir con lo prometido. Desde entonces, la catedral recuerda la anécdota, tocando a las 11 doce campanadas y confundiendo durante unos minutos a los turistas que desconocen la historia. Ahora sí, bienvenido a una de las ciudades más cambiantes del país.
Esta peculiaridad es sólo una pincelada sobre qué ver en Brno. El primer motivo es porque en unos días, del 4 al 6 de agosto, la capital del sur de Moravia celebra el Gran Premio de MotoGP. Tanto si eres un aficionado a las motos, tienes entrada y conoces de cerca los 5.403 metros de su circuito, como si quieres hacer una escapada a esta ciudad para muchos todavía desconocida, ponemos rumbo a sudeste del país para descubrirla en un agradable paseo entre viñedos, edificios históricos y leyendas.
Empezar por el principio
El centro de la ciudad es un polo de atracción para los amantes de las historias, las peculiares en este caso. Sobre la colina Petrov, dos torres vigilan Brno desde la catedral de San Pedro y San Pablo. Construida a principios del siglo XIII ha sufrido tantos cambios como el paso del tiempo le ha permitido, pues los estilos arquitectónicos se acumulan sobre sus paredes de piedra. Con pinceladas góticas, neogóticas, barrocas… es un emblema de la ciudad, como también lo es el castillo Spilberk, muy cerca de la catedral.
A mediados del siglo XIII se levantó esta fortaleza que como el edificio anterior ha ido cambiado a lo largo de los años, aunque de diferente manera. Comenzó siendo la residencia del rey Premysl Otakar pero terminó siendo la cárcel donde cumplían condena asesinos, ladrones y otros delincuentes. Tras alojar a ciudadanos peligrosos pasó a ser un cuartel militar y hoy es uno de los centros culturales más importantes de la ciudad donde a los locales les encanta ir.
Qué ver en Brno
Como mejor se conoce una ciudad es haciéndote pasar por uno de sus ciudadanos, y para ello, nada como patearse sus calles con el teléfono guardado y disfrutando del paisaje urbano. El centro de Brno, de donde nunca hemos salido, se presta a ello, pues tanto puedes pasear por la Plaza de la Libertad, donde en 2010 construyeron un moderno reloj astronómico de granito negro en forma de casquillo, como comprar verdura en el mercado Zelný trh. Bajo tierra se esconde un laberinto que puedes recorrer, de la mano de guías, para conocer los entresijos del mercado o curiosidades como por ejemplo, la manera en la que se conservaban los alimentos durante la edad media o un laboratorio alquimista en el que dar rienda suelta a tu imaginación pensando cómo trabajaban los médicos de Brno hace unos cuantos siglos.
Y dejamos para el final del recorrido lo que para los habitantes de Brno es motivo de orgullo: la villa Tugendhat, una joya arquitectónica del funcionalismo, patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Construida por el arquitecto alemán Mien Van del Rohe para los empresarios judíos Grete y Fritz Tugendhat, se mudaron a ella en 1930, aunque el matrimonio disfrutó de su casa menos de una década al tener que huir ante la expansión alemana en Checoslovaquia.
Moderna, vanguardista y rupturista, la villa, de las más importantes del mundo por todo lo que significó, está formada por tres plantas aunque desde el exterior no lo parece. Una de ellas era la parte residencial, cuyas habitaciones se separaban con cortinas, una pared de madera con forma de semicírculo y otra de ónix que cambia de color dependiendo de cómo le den los rayos de sol. En la planta superior una antesala da la bienvenida a los dormitorios separados del matrimonio, con sus respectivos cuartos de baño, dos habitaciones juveniles y el cuarto de la educadora. Además, había una casa para el administrador y un garaje y toda la casa conserva los muebles de antaño, diseñados por el mismo arquitecto.
Tras el tour por la ciudad del dragón, aunque por dragón entienden cocodrilo, y antes de recorrer alguna de las bodegas cercanas a Brno, no estaría nada mal hacer una parada técnica para recobrar fuerzas. En el mismo centro histórico, y junto a todos los monumentos visitados, se levanta un hotel boutique de cinco estrellas. Con 119 habitaciones de lujo y a un precio más que competitivo, el Barceló Brno Palace puede ser tu mejor opción por su ubicación, por estar equipado con la última tecnología y por tener además una importante carta de masajes para que tus pies no se resientan tras la caminata.
Y si te quedas con ganas de más tras el Gran Premio de MotoGP, sólo un dato: del 11 al 13 de agosto la ciudad conmemora, con desfiles de trajes, una feria de época y reconstrucciones de las luchas en el castillo de Spilberk, la defensa de Brno ante el ejército sueca durante la Guerra de los Treinta Años. Ahí lo dejamos…