Riviera Maya’s vibes por Alex Lettrich

Nació en Pittsburgh (Pennsylvania), sin embargo, se mudó con tan solo 7 añitos a Florida. En 2015 se graduó en biología marina pero decidió dar un giro a su vida para seguir su mayor pasión que, según explica, es viajar: “Todo lo que gano con mi trabajo me lo gasto viajando, es algo que me gusta desde pequeña”

Lettrich ha colaborado con más de 20 marcas y, como buena aventurera, tiene una larga lista de países visitados a sus espaldas. Además, hace un par de años decidió tatuarse una frase buddha que dice “Life is difficult, suffering is optional” que en español significa: “La vida es difícil, pero sufrir es opcional”.

Ella desde luego ha preferido no sufrir. Su perfil de Instagram es capaz de trasladarnos a paraísos de palmeras infinitas y aguas cristalinas. Su sonrisa y frescura se apoderaron de México a finales del pasado mes de mayo donde vivió unas inolvidables vacaciones en Riviera Maya. “Confieso que me encanta ir descalza, disfrutar y exprimir al máximo mis vacaciones. Pero sobre todo visitar lugares inolvidables como las playas kilométricas de México”.

En su viaje a Rivera Maya, Lettrich decidió alojarse en el hotel Barceló Maya Grand Resort, donde aprovechó todas sus comodidades: del Todo Incluido, las playas tropicales, restaurantes deliciosos y de su increíble centro comercial exclusivo únicamente para los huéspedes.

Además, Lettrich cada vez que viaja busca conocer un poco más sobre la cultura y gastronomía mexicana. Para ello, Rivera Maya es uno de los mejores lugares para no perderse ninguno de los sabores, playas, actividades o experiencias locales. Como muestra, nada como disfrutar el placer de la fruta fresca recién cortada frente al mar a cualquier hora del día. Todo un impulso vitamínico que convierte a las vacaciones en un respiro para el cuerpo y para el alma.

La influencer aprovechó su estancia en Riviera Maya para relajarse y hacer yoga bajo las palmeras, disfrutar de masajes en la playa y de un gran día de spa como bien expresó en el siguiente vídeo:Sin embargo, Alex no solo aprovechó sus vacaciones para desconectar sino que también pudo divertirse en las hermosas y cristalinas aguas de una de las mejores playas de Riviera Maya. No dudó en sumergirse en ellas para descubrir los mejores paisajes marinos realizando buceo junto a la playa del hotel. Como buena deportista, aprovechó su viaje a México para realizar uno de los deportes acuáticos más divertidos: esnórquel. Para ello, realizó dos excursiones.

En una de ellas, se puso rumbo al cenote Yal-ku, laguna natural que se encuentra cerca de la costa de Quintana Roo. Se trata de un hermoso paisaje donde se juntan aguas dulces y saladas. En Yal-ku, se pueden visitar una gran cantidad de especies marinas y una de las vistas más bonitas de toda la costa mexicana. Además, Lettrich, aprovechó para nadar en irresistibles aguas cristalinas y conocer más de cerca las aves que rondan por el entorno.Pero no solo eso, la influencer aprovechó para realizar otra excursión que también fue organizada por el hotel gracias a la oficina de organización de las Vacaciones Barceló ubicada en el mismo recinto. En esta ocasión se acercó a uno de los museos acuáticos más famosos de México: MUSA (Museo Subacuático de Arte) de Cancún.

MUSA se encuentra bajo las aguas que rodean Cancún, Isla Mujeres y Punta Nizuc. Este museo único se puede visitar de varias maneras: en un barco con fondo de cristal, haciendo buceo, esnórquel o con una lancha pequeña que atraviesa la laguna y el manglar.

Lettrich se decantó por el esnórquel y quedó impresionada: “Visitar este museo es una de las experiencias más alucinantes de mi paso por México, repetiría sin duda”

Para terminar sus maravillosas vacaciones, Lettrich aprovechó su viaje al paraíso mexicano para conocer los recorridos más únicos. Como por ejemplo la visita a la Pirámide de Nohoch Mul, que puede presumir de ser la más alta de la Península de Yucatán. Se encuentra en el complejo de las ruinas mayas de Cobá: “Fue una de las excursiones que más me gustó realizar a pesar de tener que subir 120 escalones, no apto para personas con vértigo, se alcanzan unas vistas sobre la selva alucinantes”.