Conocida como “la Ciudad Roja” (Medina al-Ham’ra en árabe) por el color de sus edificaciones y murallas, la ciudad de Marrakech es siempre una buena opción para viajar. Esta fascinante ciudad ofrece a sus visitantes gran variedad y contraste, detalles únicos y una rica cultura. Marrakech permanece mimetizada entre la arena del desierto, un oasis de palmeras y las elevadas cumbres nevadas del Atlas.

Alojarse en un hotel en Marrakech ofrece la oportunidad ideal para descubrir la ciudad comenzando por su gran medina, pasando por sus zocos y llegando a numerosos lugares y monumentos históricos. Siempre con la mezquita Koutoubia y la icónica plaza Jemaa El Fna como puntos neurálgicos.

Marrakech es también una ciudad cosmopolita y moderna; y un puente para llegar a otros maravillosos lugares del país como Essaouira, Ouarzazate o el valle de Ourika.

Marrakech derrocha magia a cualquier hora del día. Exótica y vibrante, esta ciudad es un lugar para olvidarse de los planes y dejarse llevar por el entramado de callejuelas y zocos, envolverse de aromas y sabores y relajarse en un hammam. Es al atardecer cuando Marrakech se muestra en toda su plenitud con la plaza Jemma el Fna como punto de encuentro. Aquí se crea un baile perfecto de tenderetes, gente local y visitantes que conquista a cualquiera que lo observe desde una de las terrazas que rodean esta plaza.

Una de las mejores maneras de conocer esta ciudad es alojarse en un Barceló Hotels & Resorts en Marrakech desde donde poder recorrer cada una de sus 4 zonas: la Medina, zona amurallada que esconde la ciudad vieja; la Kasbah, situada en la zona sur de la Medina; el Mellah, la antigua judería de Marrakech; y Gueliz, el barrio más moderno. 

La plaza Jemma el Fna, la Madrasa de Ben Youssef, el Palacio de la Bahía, la Mezquita Koutoubia, las murallas y los zocos son solo algunos de los imprescindibles para visitar en Marrakech.