Curated Itinerary: escapada a Granada con Clara B Martín

No hay mejor forma de empezar el día que subiendo hasta la joya más preciada de la ciudad: la Alhambra. Este conjunto palaciego, declarado Patrimonio de la Humanidad, es una obra maestra del arte islámico que parece flotar sobre Granada. Su silueta domina el horizonte y, desde cualquier punto de la ciudad, ejerce un magnetismo difícil de explicar.

La visita suele comenzar por la Alcazaba, la parte más antigua del conjunto, una fortaleza de torres y murallas desde donde se obtienen vistas impresionantes de toda Granada y la Sierra Nevada al fondo. Después, el recorrido continúa por los Palacios Nazaríes, corazón artístico y espiritual de la Alhambra, con sus estancias decoradas con filigranas de alabastro, mosaicos y mármoles policromos. El Patio de los Leones es quizá el rincón más icónico, con su fuente sostenida por doce esculturas de mármol; mientras que el Salón de los Embajadores, en la Torre de Comares, deslumbra con su cúpula tallada que simboliza el firmamento.

La visita culmina en los Jardines del Generalife, un remanso de paz donde el sonido del agua, los setos geométricos y los aromas de las flores crean una atmósfera casi irreal. Pasear por sus senderos es entender por qué los reyes nazaríes lo consideraban su refugio de verano. Si vas a visitar la Alhambra, te recomiendo dedicar al menos tres horas para recorrerla con calma y, si es posible, hacerlo con un guía especializado que te ayude a comprender la historia, los símbolos y las leyendas que esconden sus muros.

Si quieres que tu visita sea lo más completa posible, una buena idea es apuntarte a este tour guiado que ofrece Barceló Experiences.

De vuelta al centro, la siguiente parada es la Catedral de Granada, una de las joyas más impresionantes del Renacimiento español. Su fachada barroca y su interior luminoso, lleno de columnas y capillas ricamente decoradas, transportan a otra época. La Capilla Real, donde descansan los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, es una visita obligada. Allí se conservan sus sepulcros de mármol de Carrara y una valiosa colección de pintura flamenca.

En los alrededores, merece la pena perderse por los pasadizos y callejones que rodean la catedral, especialmente los de la Alcaicería, que conservan el espíritu de los antiguos zocos árabes. Antiguamente este era el mercado de la seda de la ciudad; hoy se ha transformado en una zona llena de tiendas de artesanía, cerámica, marroquinería y especias, donde todavía se respira ese aire oriental que tanto caracteriza a Granada.

El Albaicín es el barrio más antiguo y con más encanto de Granada. Situado sobre una colina frente a la Alhambra, conserva intacto su trazado andalusí de calles estrechas, empedradas y laberínticas. Pasear por el Albaicín es como viajar atrás en el tiempo: entre casas encaladas, teterías con encanto, fachadas cubiertas de buganvillas y pequeñas plazas donde suena una guitarra, el barrio desprende una magia difícil de describir. Lo mejor aquí es dejarse llevar sin rumbo, subir y bajar cuestas sin prisa y detenerse en sus miradores. Cada esquina guarda una sorpresa y, casi sin darte cuenta, te encontrarás frente a la Alhambra majestuosa, bañada por la luz del atardecer.

Continúa el paseo hasta el barrio del Sacromonte, antiguamente habitado por gitanos, artistas y viajeros. Es famoso por sus casas-cueva, excavadas en la montaña y encaladas por dentro, muchas de ellas hoy convertidas en tablaos flamencos o pequeños museos. Disfrutar de un espectáculo de flamenco en este entorno es una experiencia inolvidable.

Durante el recorrido, merece también la pena visitar alguno de los cármenes, las típicas casas granadinas con jardín, patio interior y vistas a la Alhambra. Muchos son residencias privadas, pero algunos se pueden visitar, como el Carmen de la Victoria o la Casa del Chapiz.

Antes de regresar al centro, detente en la calle Calderería Nueva, también conocida como la “calle de las teterías”. Entre tiendas de artesanía, lámparas de colores y aroma a incienso, podrás probar un té moruno con pasteles árabes y sentirte por un momento en pleno zoco de Marrakech.

Uno de los mejores planes para hacer en Granada es contemplar el atardecer desde alguno de sus miradores con vistas a la Alhambra. La luz dorada tiñe las murallas de tonos rojizos y el espectáculo es sencillamente mágico.

El Mirador de San Nicolás ofrece la panorámica más famosa y siempre hay ambiente, con músicos callejeros y viajeros disfrutando del momento. Si prefieres algo más tranquilo, el Mirador del Carmen de los Mártires es una opción perfecta, rodeado de jardines románticos y con vistas al valle. Eso sí, prepárate para subir cuestas: en Granada, cada esfuerzo tiene su recompensa.

Y para acabar el día con estilo, nada como regresar al hotel y subir hasta su terraza B-Heaven Rooftop. Desde aquí, la vista de la Alhambra iluminada al fondo, las montañas de Sierra Nevada y el ambiente relajado crean un final perfecto para un día inolvidable.

Reconozco que el plan que más me gusta hacer en Granada es salir de tapeo y descubrir su cultura gastronómica. Aquí, cada bebida viene acompañada de una tapa, y cada bar tiene su especialidad: berenjenas con miel de caña, jamón asado, pescaíto frito, croquetas caseras o los famosos piononos de Santa Fe, un pequeño dulce empapado en almíbar y crema, perfecto para terminar la ruta.

El tapeo en Granada no es solo una forma de comer, es una experiencia social, un paseo gastronómico entre risas, copas y buena compañía. Desde los bares más tradicionales de la calle Navas hasta los locales de moda en el Realejo, el ambiente es siempre animado.

En el Gastrobar La Santa María, dentro del hotel Barceló Carmen Granada, podrás saborear sus tapas viajeras o su delicioso flamenquín cordobés. Una propuesta que combina la cocina andaluza con un toque contemporáneo que te encantará.

Nos alojamos en el hotel Barceló Carmen Granada, ubicado en pleno centro de la ciudad, a pocos minutos de la Catedral y del Albaicín. Me encantó su decoración contemporánea combinada con detalles nazaríes, un pequeño guiño a la Alhambra.

Sus habitaciones luminosas, con un diseño cuidado y funcional, invitan al descanso tras un largo día de turismo. Además, nada mejor que poder darse un chapuzón en su piscina con vistas o disfrutar de un cóctel su terraza, donde las vistas a la Alhambra y a Sierra Nevada son, sencillamente, inmejorables.

El Barceló Carmen Granada es ese tipo de hotel que combina a la perfección ubicación, confort y ambiente. Desde su elegancia discreta hasta su oferta gastronómica, todo está pensado para que tu estancia sea tan cómoda como inspiradora. Espero que disfrutes de tu escapada por Granada. Estoy segura de que, cuando te despidas de la ciudad, ¡ya estarás planeando tu regreso!