Los 20 imprescindibles de París: qué ver y qué hacer en la capital francesa
De la Torre Eiffel al Canal Saint-Martin, de los grandes museos a las instagrameables calles de Montmartre: una selección de 20 experiencias imprescindibles para saborear París como un auténtico parisino
Oui! Paris est Paris. Y París no se visita, se vive. Se saborea como un café crème en la terraza, se recorre como quien hojea un libro viejo en la rue de Seine, se respira como el aroma de una baguette recién horneada… Podemos seguir mucho más, pero, si estás planeando una escapada y te preguntas qué ver en París, no te preocupes que vamos al grano: aquí tienes una guía pensada para ayudarte a organizar tu viaje y disfrutar de la ciudad con calma, descubriendo sus lugares imprescindibles y algunos rincones menos conocidos, como un verdadero parisino.
Es mejor explorar París sin prisas, pero si tienes solo 3 o 4 días, aquí te dejamos una lista para que elijas solo lo que de verdad te apetezca. Mejor vivirlo en profundidad que ir tachando lugares de una lista.
Monumentos y otros ‘hotspots’ que ver en París en 3 días o más
La Torre Eiffel
¿Es el mayor cliché de París? Sí. ¿Tienes que verla? ¡Por supuesto! Inaugurada en 1889 para la Exposición Universal, la Torre Eiffel fue en su momento un desafío arquitectónico y hoy es el emblema indiscutible de París. Con sus 324 metros de altura, ofrece tres niveles de observación con vistas panorámicas sobre la ciudad. Y sí, es un cliché, pero si quieres un punto de vista diferente puedes ir hasta el puente de Bir-Hakeim para admirarla cuando baja el sol al atardecer. O mejor aún: compra un vino francés, algo de queso, una baguette, unos macarons y organiza un pícnic en el Campo de Marte con la Torre Eiffel iluminando la escena. También puedes reservar mesa en alguno de sus restaurantes interiores para disfrutar de la experiencia desde las alturas.
La Torre Eiffel
Catedral de Notre-Dame y Sainte-Chapelle
Notre-Dame domina la Île de la Cité desde el siglo XIII. Famosa por su fachada esculpida, sus gárgolas y las vistas panorámicas desde las torres, sigue siendo el corazón espiritual de París. A pocos pasos, puedes ver la Sainte-Chapelle, deslumbrante con sus vidrieras medievales que inundan el espacio de luz y color. En esta zona, la pura esencia de París, puedes pasear por la orilla del Sena, cruzar sus puentes, y escuchar a los músicos callejeros. Aprovecha para sentirte como en una película de Truffaut, perdiéndote por los rincones medievales de la isla.
La Catedral de Notre-Dame de París
El Panteón de París
Ubicado en el Barrio Latino, este monumento neoclásico guarda los restos de figuras clave como Victor Hugo, Voltaire y Marie Curie. Desde su cúpula se obtienen vistas panorámicas impresionantes de la ciudad, y el atardecer aquí es especialmente mágico: los tejados de París se tiñen de tonos dorados y rosados. Pasear por sus alrededores te llevará a perderte entre librerías antiguas, cafés y plazas que conservan el espíritu del París universitario.
El interior del Panteón de París
La Ópera Garnier
Un edificio monumental que combina estilos arquitectónicos y cuya sala principal, con lámpara de araña y techo pintado por Chagall, es un espectáculo en sí mismo. La Ópera Garnier es uno de los grandes símbolos de la Belle Époque parisina y recorrer sus pasillos dorados, sus escalinatas de mármol y su imponente sala de espectáculos es como viajar en el tiempo. Incluso si no asistes a una representación, puedes hacer una visita guiada para conocer sus secretos, desde los palcos privados hasta los salones de gala. No en vano, aquí se inspiró Gaston Leroux para escribir El Fantasma de la Ópera. Casi nada.
Fachada de la Ópera Garnier
Palacio de los Inválidos
Aquí se encuentra la tumba de Napoleón Bonaparte, bajo la impresionante cúpula dorada que domina el horizonte parisino. Además, el complejo alberga un museo militar de gran interés, con colecciones que recorren la historia bélica de Francia. Pasear por su explanada y entrar en sus salas es adentrarse en un capítulo fundamental de la historia del país. El edificio en sí, sobrio y majestuoso, es una de las joyas arquitectónicas de la capital.
El Palacio de los Invalidos
Pont Alexandre III
Considerado el puente más bello de París, une los Inválidos con los Campos Elíseos y se distingue por sus farolas, esculturas y detalles dorados que lo convierten en un lugar de lo más instagrameable. Construido para la Exposición Universal de 1900, simboliza la amistad entre Francia y Rusia. Pasear por él al atardecer, cuando la luz dorada resalta los ornamentos, es una experiencia inolvidable, y desde aquí tendrás una de las mejores vistas del Sena y de la Torre Eiffel iluminada por la noche.
El bonito puente Alexandre III
La Conciergerie
Una antigua prisión en la Île de la Cité, famosa por haber albergado a María Antonieta antes de su ejecución durante la Revolución Francesa. Sus salas góticas y sus celdas evocan un ambiente sobrecogedor, donde aún se respira la tensión de aquellos tiempos convulsos. Junto con Sainte-Chapelle, de la que forma parte, es uno de los testimonios más valiosos del pasado medieval y revolucionario de París. Recorrerla es adentrarse en la historia más dramática de la ciudad.
Edificio de La Conciergerie sobre el Sena
Los museos imprescindibles de París
Museo del Louvre
Su pirámide de cristal se ha convertido en todo un icono universal y es una parada obligada, por supuesto. Pero, si quieres disfrutarlo de verdad, no intentes verlo todo (para que te hagas una idea, tiene más de 35.000 obras expuestas). Elige antes qué salas visitar para no agotarte y ten en cuenta que es el museo más visitado del mundo: frente a la Mona Lisa, la Venus de Milo o la Victoria de Samotracia siempre habrá cola. O, si lo prefieres, puedes elegir una de las visitas nocturnas que se ofrecen, para hacerlo con más tranquilidad. Cuando salgas, te recomendamos darte un paseo y descansar en el Jardín de las Tullerías, que está ahí cerca y donde siempre encontrarás ambiente parisino.
Exteriores del Museo del Louvre con su icónica pirámide de vidrio
Musée d’Orsay
Construido en una estación de tren de finales del XIX, el Musée d’Orsay es la meca del impresionismo: Monet, Renoir, Degas, Van Gogh y Cézanne te acompañarán a lo largo de las salas. Además, la vista a través del gran reloj hacia el Sacré-Cœur es una de las fotos más evocadoras de París. No olvides subir a la planta superior: el edificio en sí mismo merece la visita.
Galería del Musée d'Orsay
Musée de l’Orangerie
Este museo se ubica en el extremo del jardín de las Tullerías y acoge las célebres salas ovaladas con los Nenúfares de Monet, pensadas por el artista como un “refugio de paz”. Pero aquí encontrarás también obras de Cézanne, Matisse y Picasso. La mejor hora para visitarlo es por la mañana temprano, cuando la luz natural baña las salas y todavía hay menos visitantes. Es un lugar pequeño, pero muy recomendable para amantes del arte.
Musée de l'Orangerie
Centre Pompidou
¿Te apasiona el arte moderno y contemporáneo? No puedes perderte el Centre Pompidou y su increíble colección. Su estructura hecha de tuberías, escaleras mecánicas y a la vista pintadas en colores primarios, ya es una obra de arte en sí. Dentro, alberga una de las colecciones más completas de arte moderno y contemporáneo de Europa, con obras de Kandinsky, Picasso o Duchamp. Además, en la explanada de delante siempre hay espectáculos improvisados de artistas callejeros que aportan un ambiente muy parisino.
El futurista Centro Pompidou de noche
Palais de Tokyo
Dedicado al arte contemporáneo más experimental, el Palais de Tokyo es un espacio en constante transformación. Sus exposiciones temporales suelen ser originales y vanguardistas. Su horario extendido hasta las diez de la noche, además, lo convierte en un plan nocturno alternativo. Está junto al Trocadéro, así que después puedes darte un paseo y ver la Torre Eiffel desde otra perspectiva. Si viajas en verano, aprovecha su terraza, muy animada al atardecer.
Interior del Palais de Tokyo
Museo Rodin
Ubicado en un elegante hotel particular del siglo XVIII, el Museo Rodin alberga esculturas icónicas como El Pensador, El Beso o Las Puertas del Infierno. Más allá de sus salas, el verdadero encanto está en su jardín, una joya verde en pleno París, donde las esculturas se integran entre rosales, estanques y avenidas arboladas. Es un lugar perfecto para una visita tranquila, donde arte y naturaleza se combinan en un ambiente íntimo y poético.
Escultura en los exteriores del Museo Rodin
Barrios con encanto que ver en París
Montmartre y Sacré-Cœur
Montmartre fue el epicentro de la bohemia artística a finales del XIX y principios del XX, hogar de Picasso, Modigliani o Toulouse-Lautrec. Hoy mantiene todo su encanto en la Place du Tertre, donde seguirás encontrando pintores ofreciendo sus obras. En lo alto, desde la basílica del Sacré-Cœur tendrás una de las vistas más espectaculares de París. Recorre también sus calles adoquinadas, como la Rue de l’Abreuvoir, donde el tiempo parece haberse detenido. Si viste Amélie, te vendrán un puñado de escenas a la cabeza.
Un día soleado en Montmatre
Canal Saint-Martin
Esta zona de París, más tranquila, es ideal para un paseo matinal de domingo, cuando los mercados callejeros añaden color al barrio. Recorre el muelle y sus calles: con sus boutiques vintage y de diseño, sus panaderías orgánicas y su aire bohemio, entrarás totalmente en el verdadero ambiente parisino. Siéntate en alguno de sus bares junto al agua para ver pasar los barcos bajo los puentes metálicos.
Un joven toma el sol en el Canal de Saint-Martin
Le Marais
Un barrio lleno de vida, con una mezcla de historia y modernidad. Aquí encontrarás palacetes antiguos reconvertidos en museos, como el Museo Picasso o el Carnavalet, galerías de arte, cafés modernos y la famosa Place des Vosges, una de las plazas más hermosas de París. Es perfecto para pasear sin rumbo fijo, entrar en pequeñas boutiques de moda, descubrir su herencia judía en la Rue des Rosiers o simplemente dejarse llevar por su atmósfera creativa. Le Marais es también uno de los epicentros de la vida nocturna parisina, con bares y restaurantes de todos los estilos, y un sinfín de locales LGTBIQ+.
Un rincón de Le Marais
Rue Mouffetard
Una de las calles más antiguas y con más ambiente del Barrio Latino, cargada de historia y vida cotidiana. Llena de tiendas gourmet, panaderías, mercados al aire libre y restaurantes tradicionales, es perfecta para un recorrido gastronómico. Aquí puedes degustar desde quesos artesanales hasta crepes recién hechos en un entorno vibrante y auténtico. Su ambiente estudiantil y bohemio la convierte en una de las arterias más animadas de París, sobre todo en fin de semana.
Esquina de la Rue Mouffetard
La Défense
Quizá "barrio con encanto" no sea lo que mejor define a La Défense, pero el distrito financiero de París sorprende por su modernidad y por ser el mayor complejo de rascacielos de Europa. El Arco de la Défense, que se alinea con el Arco de Triunfo y los Campos Elíseos, ofrece una perspectiva única de la ciudad y una panorámica distinta de la clásica postal parisina. Entre sus plazas encontrarás esculturas contemporáneas de artistas internacionales y un ambiente muy diferente al del París histórico. Es un lugar perfecto si te interesa la arquitectura contemporánea y quieres descubrir otra cara de la capital francesa.
El barrio de La Defénse a vista de pájaro
Espacios verdes y excursiones
Jardines de Luxemburgo
Uno de los parques más bellos de París, muy frecuentado por estudiantes, familias y locales, por lo que es una dirección muy recomendada si viajas con niños. Entre sus fuentes, esculturas y sillas metálicas verdes, puedes descansar tras un día de visitas. Los más pequeños disfrutan navegando en barquitos de juguete en el gran estanque central, mientras los mayores leen o charlan bajo la sombra de los castaños. Además de ser un lugar perfecto para un pícnic, aquí encontrarás también el Palacio de Luxemburgo, sede del Senado
Los jardines de Luxemburgo
Palacio de Versalles
Aunque está a las afueras, es una de las excursiones imprescindibles desde París. El palacio, con su deslumbrante Galería de los Espejos, sus fastuosos salones y sus jardines diseñados por Le Nôtre, es Patrimonio de la Humanidad y un icono absoluto de la monarquía francesa. Dedica al menos medio día para recorrerlo con calma, ya que los jardines, con fuentes, bosquecillos y canales, son tan espectaculares como el interior. En verano puedes asistir a las Grandes Aguas Musicales, un espectáculo de fuentes y música barroca que devuelve al palacio su antiguo esplendor.
Versalles
Catacumbas de París
Por último, queremos recomendarte una “excursión” algo peculiar, y es que se hace ¡bajo tierra! Este laberinto subterráneo de más de 300 kilómetros de túneles (el tramo abierto al público es de 1,5 km) fue excavado originalmente para extraer piedra caliza, pero en el siglo XVIII se transformó en un enorme osario para resolver la saturación de los cementerios. La temperatura en el interior ronda los 14 °C durante todo el año, así que lleva una chaqueta ligera incluso en verano; y calzado cómodo, porque el suelo es irregular y la humedad constante. Es una experiencia única y algo inquietante, perfecta para quienes buscan un París menos convencional.
¿Te atreverías a adentrare en estas catacumbas?
La verdad es que París no cabe en una lista: viajar a la capital francesa es entender ese je ne sais quois que la caracteriza y dejarte llevar por su espíritu. Porque, al final, París es una forma de estar en el mundo que se va colando en tu día a día. Así que más que “qué ver en París”, pregúntate cómo quieres vivirla.