Destinos 'detour': rumbo a lo inesperado

La clave está en que no se trata de renunciar a visitar ciudades icónicas como Cancún, Berlín o Barcelona, sino de enriquecer el viaje desviándose unas horas o un par de días hacia rincones que no siempre figuran en las guías más populares. Aquí te proponemos cinco destinos detour que merecen ser parte de tu próxima escapada, junto con opciones de alojamiento que te permitirá disfrutarlos con la máxima comodidad.

Cancún es el epicentro turístico del Caribe mexicano, pero a menos de una hora en ferry se encuentra Cozumel, una isla donde el ritmo baja varias marchas. Sus playas tranquilas y sus arrecifes convierten a la isla en uno de los mejores destinos del mundo para buceo y snorkel: el Arrecife Palancar, el Columbia o el Parque Marino Chankanaab son imprescindibles para descubrir tortugas marinas, rayas y peces multicolor.

En su capital, San Miguel de Cozumel, se respira vida local: un paseo por su malecón al atardecer, un ceviche fresco en algún restaurante familiar o una visita al mercado municipal te acercan a la auténtica esencia isleña. Para quienes buscan naturaleza salvaje, la Reserva Ecológica de Punta Sur ofrece playas vírgenes, cocodrilos y una laguna donde observar aves migratorias.

Dónde alojarse: el hotel Occidental Cozumel está rodeado de manglares y jardines tropicales, con acceso directo a la playa y un ambiente relajado. Ideal para combinar jornadas de buceo con el descanso que pide el Caribe.

A dos horas en tren desde Berlín, Dresde sorprende por su perfil monumental a orillas del Elba. La ciudad fue conocida como la “Florencia del Elba” por su riqueza cultural y, aunque quedó devastada en la Segunda Guerra Mundial, su reconstrucción ha devuelto la grandeza a edificios como la Frauenkirche, la Ópera Semper o el complejo del Zwinger, que alberga colecciones de arte de primer nivel.

Pero Dresde no es solo historia: el barrio de Neustadt muestra la cara más alternativa, con murales de arte urbano, patios escondidos como el Kunsthofpassage (donde una fachada reproduce música cuando llueve) y bares creativos que animan la noche. En verano, las orillas del Elba se llenan de estudiantes, conciertos al aire libre y ciclistas que recorren los viñedos de los alrededores.

Dónde alojarse: el hotel Occidental Dresden Newa combina modernidad y comodidad a un paso del casco histórico. Desde allí es fácil moverse tanto hacia la ciudad barroca como hacia el Neustadt más alternativo.

A poco más de 30 minutos en tren desde Barcelona, Girona es un viaje en el tiempo. Su casco antiguo está dominado por la catedral y rodeado por murallas que se pueden recorrer a pie para disfrutar de panorámicas únicas. Calles estrechas, baños árabes y plazas tranquilas como la del Vi crean una atmósfera medieval que parece sacada de un cuento.

Además, Girona se ha convertido en un destino gastronómico de referencia. Aquí se encuentra El Celler de Can Roca, varias veces elegido mejor restaurante del mundo, pero también tabernas locales, vermuterías y mercados como el del Lleó, donde probar embutidos, quesos y cocas tradicionales. Su barrio judío, el Call, es uno de los mejor conservados de Europa y, para los fans de Juego de Tronos, un paseo por sus calles es casi una visita a un set de rodaje.

Dónde alojarse: el hotel Barceló Rose Platja se encuentra en primera línea de playa y a tan solo 300 metros del centro de Roses, muy cerquita de Girona. Otra opción es alojarse en algún hotel de Barcelona y organizar una excursión desde la capital.  

A solo unos minutos de Alicante y Benidorm, La Nucía es un remanso de calma en la Costa Blanca. Rodeada de montañas y con vistas al Mediterráneo, combina senderos que atraviesan la Sierra Helada, miradores naturales y un casco urbano cuidado donde se respira un ambiente mucho más relajado que en los destinos de sol y playa masivos.

Su Ciudad Deportiva Camilo Cano es referente internacional y ha convertido a La Nucía en destino para deportistas de élite, pero la localidad también ofrece un lado cultural con festivales, ferias y una agenda que sorprende para un municipio de su tamaño. Cerca, los pueblos de Altea o Guadalest completan la escapada con encanto mediterráneo y panorámicas de postal.

Dónde alojarse: tanto el Barceló La Nucía Hills como el Barceló La Nucía Palms ofrecen estancias amplias con terrazas, piscinas y spa. Son el lugar perfecto para descansar tras un día de senderismo o de playa.

En pleno Pirineo oscense, Canfranc es un destino que mezcla misterio, historia y naturaleza. Su monumental Estación internacional de Tren, inaugurada en 1928 y recientemente restaurada, fue una de las más grandes del mundo y guarda relatos de espías, contrabando y huidas durante la Segunda Guerra Mundial. Hoy se puede visitar en visitas guiadas que muestran tanto su esplendor arquitectónico como sus secretos.

Pero Canfranc no es solo estación: es punto de partida hacia el Valle de los Arañones, rutas de alta montaña y estaciones de esquí como Astún o Candanchú. En verano, los senderistas encuentran cascadas, bosques y lagos de altura; en invierno, es un paraíso blanco. Y todo ello con el encanto de un pequeño pueblo pirenaico que ha sabido mantener su autenticidad.

Dónde alojarse: el Canfranc Estación, a Royal Hideaway Hotel, ocupa el propio edificio histórico de la estación y permite dormir en un lugar cargado de historia, convertido en un alojamiento singular en pleno Pirineo.