Destinos tranquilos para veranear en España

Al suroeste de Mallorca, Calvià combina un entorno natural privilegiado con una atmósfera serena, especialmente durante los meses de verano si evitas las zonas más turísticas. A diferencia de la vecina Magaluf, aquí mandan los ritmos lentos y las experiencias pausadas. Cala Fornells es un claro ejemplo: una pequeña cala resguardada, rodeada de vegetación mediterránea y con aguas cristalinas que invitan al baño silencioso. Muy cerca, el mirador de la torre de Cap Andritxol ofrece una panorámica increíble sin multitudes.

Además, el casco antiguo de Calvià, con sus callejuelas empedradas y su iglesia parroquial del siglo XIII, transmite esa esencia rural mallorquina aún intacta. Si viajas sin niños, para alojarte, el hotel Barceló Illetas Albatros - Adults Only ofrece un entorno exclusivo frente al mar, con piscina infinita y zona wellness, ideal para desconectar entre adultos.

Menorca es el refugio ideal para quienes huyen del turismo masivo. A diferencia de sus islas hermanas, aquí el turismo se ha regulado cuidadosamente para preservar el equilibrio natural y social. Calas como Turqueta o Escorxada requieren pequeñas caminatas que se convierten en parte del encanto: en verano, puedes encontrar rincones en los que solo se oye el crujido de las chancas en la arena o el roce del viento entre los pinos.

La isla entera respira serenidad. Desde los faros solitarios de Cavalleria o Favàritx hasta los paseos por el Camí de Cavalls al atardecer, Menorca invita al recogimiento. Las terrazas de Ciutadella o Binibeca conservan ese aire de conversación larga y sobremesa lenta. Para alojarte con vistas al puerto y ambiente relajado, el Barceló Hamilton Menorca - Adults Only en Es Castell, sobre el puerto de Mahón, es una opción excelente.

A pesar de estar a tan solo 13 km de Alicante, El Campello mantiene un perfil bajo que lo convierte en un oasis costero. Su paseo marítimo es amplio y poco concurrido, con chiringuitos que aún conservan trato familiar. La playa de Muchavista, de más de 3 km de largo, permite largos paseos con espacio de sobra para no sentirse invadido, incluso en agosto.

Uno de sus secretos mejor guardados es la cala del Llop Marí, una pequeña ensenada rocosa donde el esnórquel se convierte en una experiencia casi privada. El mercado de abastos y las pequeñas tascas del centro siguen funcionando al ritmo local, sin prisas ni artificios. Muy cerca, el hotel Occidental Pueblo Acantilado es un hotel perfecto para desconectar de la rutina, con un diseño inspirado en el estilo de un pueblo Mediterráneo y con todo lo necesario para unos días perfectos cerca del mar.

El municipio de Antigua, situado en el corazón de Fuerteventura, es uno de los enclaves menos turísticos de la isla, y precisamente por eso, uno de los más auténticos. Aquí no hay grandes centros comerciales ni paseos bulliciosos, solo caseríos tranquilos, playas casi vírgenes y una luz única que cambia durante el día. Playa Blanca y Pozo Negro son ejemplos de arenales salvajes donde es fácil estar solo incluso en temporada alta.

Sus paisajes semidesérticos, con molinos de viento y matorral bajo, invitan a conducir sin rumbo, parando donde el paisaje lo pida. El silencio es absoluto al caer la tarde. Para disfrutarlo con todas las comodidades, el Barceló Fuerteventura Mar, en la vecina Caleta de Fuste, ofrece tranquilidad frente al mar, con spa y restaurantes que priorizan el producto local.

Pese a ser una ciudad conocida, San Sebastián guarda espacios perfectos para disfrutar del verano en modo contemplativo. La playa de Ondarreta, mucho menos frecuentada que La Concha, es ideal para nadar en calma o simplemente leer con el rumor de las olas. Subir en funicular al Monte Igueldo y contemplar la ciudad desde las alturas sin apenas turistas a tu alrededor, es un plan que transmite paz.

También la zona de Gros, al este de la ciudad, es más local y menos transitada, perfecta para cenar en una terraza sin bullicio. Y si lo tuyo es caminar, el paseo entre Pasaia y San Sebastián es una ruta costera silenciosa y llena de belleza. El hotel Barceló Costa Vasca, junto al Palacio de Miramar, te sitúa en una zona serena y con jardines ideales para desconectar.

Vigo no solo es mar y ciudad: es también la puerta de entrada a algunos de los parajes urbanos más tranquilos de Galicia y el norte de España. Desde aquí puedes visitar las Islas Cíes en días menos concurridos, especialmente si reservas primera hora, y encontrarte prácticamente solo en sus senderos. Pero incluso en el propio Vigo hay rincones donde reina la calma: la playa de O Vao, al atardecer, es un espectáculo natural sin ruido.

El barrio de Bouzas, con sus casas marineras y tabernas escondidas, mantiene una vida propia alejada del turismo, donde todavía se juega al dominó en la calle y las sobremesas se alargan sin mirar el reloj. El hotel Occidental Vigo es una excelente base urbana desde donde moverte sin prisas por la ciudad y explorar su entorno natural.