Las mejores excursiones en barco por Mallorca
Te soplamos las mejores excursiones en barco por Mallorca para que disfrutes de la isla balear desde el agua: calas secretas, atardeceres inolvidables y travesías que combinan aventura y calma mediterránea
Mallorca tiene un magnetismo que solo termina de revelarse cuando la observas desde el mar. Ese toque clásico, de verano eterno y elegancia despreocupada, aparece en cuanto te subes a una embarcación y ves cómo la costa se va dibujando entre acantilados, pinos y calas secretas. No hace falta vivir como un millonario del Mediterráneo para disfrutar una excursión en barco por Mallorca: basta con elegir bien las rutas y dejarse llevar por la brisa marina.
Quienes mejor conocen los tesoros ocultos de la isla no son solo los surfistas o los buceadores, sino los patrones locales que pasan cada día navegando entre playas escondidas y aguas turquesas. Esa es la clave: saber dónde ir y cuándo. Y Mallorca, con su inmensa variedad de paisajes marítimos, es un paraíso para quienes buscan una mezcla de relax, aventura y ese punto de lujo clásico que nunca pasa de moda.
Mejor época para disfrutar de una excursión en barco por Mallorca
Aunque un paseo en barco en Mallorca es posible durante prácticamente todo el año, hay meses en los que el mar regala su mejor versión. De mayo a octubre, el Mediterráneo ofrece días largos y luminosos, temperaturas perfectas y aguas tan claras que es fácil ver el fondo incluso a varios metros de profundidad. Si buscas una época algo más tranquila, mayo, junio y septiembre son ideales para disfrutar de excursiones en barco en Mallorca sin aglomeraciones. Durante esos meses, el mar suele estar calmado y las calas lucen especialmente serenas.
Yates en aguas mallorquinas
Un llaüt eléctrico para conectar con la Mallorca más auténtica
Aquí no todo es yates y barcos de fiesta. Hay una manera mucho más local de descubrir la isla: a bordo de un llaüt, la embarcación tradicional balear. Hoy se puede vivir la experiencia en versión sostenible gracias a modelos 100% eléctricos que combinan tradición, silencio y un navegar pausado que invita a saborear el paisaje.
Los huéspedes de la cadena hotelera Barceló Hotel Group, por ejemplo, pueden reservar un tour privado de seis horas para navegar entre calas de Mallorca, fondear en aguas esmeralda, practicar snorkel, paddle surf o simplemente dejarse mecer por el Mediterráneo. Con un patrón local al timón y sin ruido de motor, es fácil sentir que viajas en el tiempo: Mallorca tal y como era antes de que llegara el boom turístico.
Viajeros disfrutando de un tour en llaüt
Un atardecer inolvidable en la bahía de Palma
Hay planes que son sencillos y, aun así, inolvidables. Un atardecer desde el mar es uno de ellos. Desde la bahía de Palma parten cada tarde pequeñas embarcaciones y catamaranes que navegan lentamente mientras el cielo se tiñe de rosas, naranjas y violetas. Es el momento perfecto para brindar con un vino mallorquín o un spritz y ver cómo se iluminan la Seu, el paseo marítimo y el castillo de Bellver.
Dependiendo del tour en barco que elijas, incluso es posible cenar a bordo con productos locales: pescado fresco, aceite de oliva km 0 y frutas de temporada. Una experiencia redonda tras un día descubriendo la capital. Si quieres ir abriendo boca, puedes consultar en el siguiente enlace varias de las excursiones en barco en Mallorca más top.
Atardecer sobre Palma
La costa este: postales marinas y calas de agua cristalina
Si prefieres empezar tu ruta por la costa este, Cala d’Or es un punto de salida perfecto. Sus canales naturales y su estilo mediterráneo blanco y minimalista marcan el inicio de una zona repleta de calas como Cala Millor, Porto Cristo o Porto Colom. Las embarcaciones con suelo acristalado permiten ver bancos de peces, praderas de posidonia y fondos de arena que parecen iluminados desde dentro.
En esta zona abundan las pequeñas ensenadas donde solo caben unas pocas barcas, uno de los mejores escenarios para nadar en aguas tranquilas. Imprescindible llevar el equipo de snorkel: los peces, los paisajes submarinos y la transparencia del agua convierten el baño en un pequeño ritual vacacional.
Cala d'Or
Cuevas del Drach: el espectáculo dentro de la tierra
A pocos minutos del puerto de Porto Cristo se encuentran las majestuosas Cuevas del Drach, uno de los grandes reclamos naturales de Mallorca. Muchas rutas combinan la navegación con la visita a este mundo subterráneo lleno de estalactitas, lagos interiores y luces tenues que realzan el misterio del lugar. El broche final es un recorrido en barca por el Lago Martel mientras suena un concierto de música clásica en directo. Una de esas experiencias que se quedan grabadas mucho tiempo.
Antes o después, merece la pena pasar por alguna tienda local de perlas mallorquinas para ver cómo se fabrican y llevarse un recuerdo de artesanía tradicional.
Las Cuevas del Drach
Cala Figuera: la esencia mediterránea
Para quienes buscan paz total, Cala Figuera es un refugio natural impresionante. Sus dos brazos de mar abrazados por acantilados y casitas de pescadores crean una de las estampas más bonitas de la isla. Llegar en barco permite disfrutarla en su versión más exclusiva.
Aquí la recomendación es clara: navega despacio, observa cómo cambia el color del agua y fondea para pasar una mañana entera desconectado. Muchos viajeros complementan su día con un pequeño picnic a bordo (no olvides tu buen pan y una sobrasada de la tierra o un de oveja roja mallorquín). Una excursión en barco por Mallorca que se convierte fácilmente en uno de los mejores recuerdos del viaje.
Cala Figuera
La costa sur: playas infinitas y aguas estilo Caribe
Desde la bahía de Palma hasta Cabrera, la costa sur despliega una colección de arenales que parece no acabar nunca. Es Trenc, con su arena blanca y mar turquesa, es quizá el más famoso, pero también merece la pena detenerse en Cala Pi o Cala Blava. Los acantilados del Cap de Salines, además, ofrecen uno de los paisajes más fotogénicos del Mediterráneo.
Esta parte de la isla combina muy bien aventura y comodidad: puedes saltar al agua cada pocos minutos o simplemente relajarte en cubierta mientras avanzas hacia el siguiente fondeadero. Ideal para disfrutar de otra excursión en barco por Mallorca en clave relax.
La costa norte: belleza salvaje con alma de montaña
La Serra de Tramuntana se asoma al mar con un dramatismo que impresiona incluso a quienes ya conocen bien la isla. Acantilados verticales, pequeñas bahías como Cala San Vicente y rincones icónicos como Sa Calobra conforman un paisaje único, perfecto para quienes buscan una Mallora más salvaje.
Las aguas aquí suelen ser frescas y limpias, ideales para nadar, bucear o simplemente contemplar el contraste entre mar y montaña. En la bahía de Alcúdia, además, es fácil combinar la navegación con una visita a las ruinas romanas de Pollentia, una parada cultural perfecta para completar la jornada.
Aguas cristalinas en la costa norte de Mallorca
Isla Dragonera: desconexión absoluta
Desde Sant Elm salen pequeñas embarcaciones rumbo a Dragonera, una isla deshabitada que es Reserva Natural y uno de los tesoros mejor conservados del litoral mallorquín. Senderos, faros, lagartos autóctonos y calas remotas componen un paisaje que parece detenido en el tiempo. Aquí la navegación se mezcla con la aventura: un baño en aguas frías y limpias, una caminata para llegar al faro y vistas panorámicas que hacen que cada metro de la travesía merezca la pena.
Isla Dragonera
Un plan familiar: ver delfines al amanecer
Muchos viajeros coinciden en que uno de los momentos más mágicos del viaje es ver delfines nadando en libertad. Existen rutas responsables centradas en conservación marina que permiten observarlos sin interferir en su comportamiento. Suelen realizarse al amanecer, cuando el mar está más calmado y la luz es perfecta. Para familias es un plan redondo: educativo, emocionante y muy fácil de disfrutar.
Avistamiento de delfines desde un barco
Formentor: el final perfecto para una excursión en barco por Mallorca
Formentor es una postal en sí misma. La llegada en barco es espectacular: acantilados enormes, bosque mediterráneo y una playa de arena fina que parece suspendida entre montañas. Durante la mayor parte del año se mantiene tranquila, aunque en pleno verano conviene madrugar.
Nadar aquí, protegido por la forma semicircular de la bahía, es una de esas experiencias que resumen muy bien lo que es Mallorca: belleza natural, calma y ese toque exclusivo que hace que quieras volver.
La isla de Formentor