Budapest es una auténtica ciudad de fantasía, con calles, parques y monumentos que parecen rescatados de esos cuentos de infancia que despiertan la imaginación de todos, pequeños y grandes. Una ciudad muy cómoda para ir con niños, sobre todo la zona de Pest donde casi todo es plano y donde resulta muy fácil orientarse gracias al Danubio y el bulevar Andrássy. Ya solo pasar de un lado a otro de la ciudad, cruzando el enorme río Danubio, es algo que gusta a casi todos los niños.
Además, Budapest ofrece un buen puñado de parques públicos y de actividades especialmente enfocadas al público infantil. Por ejemplo, los talleres y visitas especiales que ofrecen varios de los principales museos de la ciudad.
Y no hay que perder de vista el carácter balneario de Budapest, con varios centros termales (vínculo a URL correspondiente?), algunos con enormes piscinas interiores y al aire libre, ideales para disfrutar en familia.

Una elección de planes adaptados para niños en Budapest
Aquí tenéis unas cuantas buenas ideas para que vuestra visita con niños a Budapest se convierta en una experiencia educativa y muy divertida, disfrutando al máximo de toda la oferta lúdica de esta bonita ciudad.
Minipolisz (Király utca. 8-10 1. e)
Este centro está concebido como una pequeña ciudad a escala, donde los más pequeños (entre 3 y 12 años) pueden conocer y practicar los oficios más habituales en nuestra sociedad: desde dependientes a policías, médicos, periodistas, bomberos o, incluso estrellas del rock. Un espacio que pueden compartir con otros niños e, incluso, con su propia familia.
Palace of Wonders (Centro Comercial Buda EG)
Este centro está enfocado para niños a partir de los 10 años y lo que pretende es acercarlos al mundo de las ciencias y la tecnología a través de experimentos, montajes audiovisuales, pantallas interactivas y otros elementos. En total, más de 5.000 metros cuadrados para tres exposiciones temáticas que van cambiando con el tiempo, con el fin de que cada visita sea distinta a la anterior y suponga nuevos aprendizajes.
Museum of Illusions (Bajcsy-Zsilinszky út 3)
Este museo supone un constante juego entre las obras expuestas y quienes las observan. Aquí nada es lo que parece, cada cuadro, vídeo, fotografía u holograma encierra trampas ópticas que ponen a prueba la pericia visual de los espectadores. Así, la visita se convierte en todo un reto divertido, colorista y muy creativo.
Light Art Museum Budapest (Hold utca 13)
En el mercado central, este museo es todo un homenaje a la luz, entendida ésta como una forma más de creación artística. Así, aquí se pueden ver desde luminosos publicitarios históricos hasta obras recientes a base de luces láser y composiciones led y luz negra. Los niños se lo pasarán en grande con tantos juegos de colores y formas.
Museum of Sweets and Selfies (Paulay Ede ut. 43)
Este, probablemente, sea el museo más instagrameado del mundo. De hecho, ese es el objetivo de sus creadores: que el propio museo sea el protagonista de los selfies que se publican en esa red social. Para ello han creado una gran fantasía a base de llamativos colores, cn fondos arcoíris, helados y otro tipo de postres y golosinas.
Recomendaciones y consejos
Budapest es un lugar bastante cómodo para el paseo, incluyendo muchas zonas peatonales y espacios verdes. No obstante, esta es una ciudad y eso implica que hay bastante tráfico rodado en las arterias principales. Conviene tenerlo en cuenta y velar en todo momento por la seguridad de los más pequeños.
Para los desplazamientos más largos, hay una completa red de transportes públicos (bus, tranvía y metro). Y el tren de cercanías permite llegar en un tiempo y precio bastante razonable a muchas localidades cercanas. Sin duda, dejar aparcado el coche particular es la mejor opción para moverse en familia. Porque, además, hay bastantes taxis y los precios son razonables.
Por otro lado, el clima en Budapest es de tipo continental. Es decir, muy frío (gélido, más bien) en invierno y cálido en verano y con bastante humedad en cualquier época del año. Ninguna de estas variables os debería impedir disfrutar de la ciudad, sea cual sea el momento elegido para visitarla. Tan solo debéis ir preparados frente a las inclemencias y muy bien abrigados, si lo decidís venir en pleno invierno.
En Budapest es casi obligado darse un baño en alguno de sus bonitos centros termales. Si vas con niños es preferible elegir los de dimensiones más reducidas, como por ejemplo el Palatinus o Paskál, evitando las grandes y masivas piscinas: es la mejor manera de velar por su seguridad y poder controlarlos en todo momento.

Respecto a la comida, la cocina húngara puede resultar muy contundente para los más pequeños. Si eso supone un problema, Budapest tiene la ventaja de ser una ciudad muy turística, donde es fácil encontrar todo tipo de restaurantes de cocina internacional (por ejemplo, muchos italianos y pizzerías), y también algunos fast food de calidad.
