La historia del Jerez cristiano tiene su hito en el Convento de Santo Domingo, que se levantó sobre una antigua fortaleza musulmana. Esta joya artística medieval fue creciendo en los siglos prósperos, pero también sufrió desamortizaciones y ventas que hicieron que sus claustros fueran utilizados como una tienda de arte, como bodega y, en último término, como centro cultural municipal.
- Historia del convento y su importancia para Jerez
- Cómo visitarlo: el horario y el precio de la entrada
- Qué podrás ver en su interior: claustros, dormitorios y un oratorio
Historia del convento y su importancia para Jerez
Dicen los textos históricos que fue en 1264 cuando las tropas de Alfonso X conquistaron Jerez a los musulmanes tras muchas idas y venidas. Fue este rey el que entregó a los dominicos una fortaleza militar musulmana para asegurarse su presencia en la nueva tierra y que levantaran un monasterio.
Frente a la puerta de Sevilla, estos monjes resistieron las escaramuzas del reino nazarí de Granada y fueron ampliando esta joya arquitectónica medieval con varios claustros y dependencias gracias a las tierras que le había concedido la corona. La riqueza de los dominicos en esos siglos se notó en la estructura del complejo monacal, pero también en la riqueza de lo que guardaron en su interior.
Hasta 1835, el monasterio siguió funcionando y enriqueciéndose artísticamente, pero con las distintas desamortizaciones sólo la iglesia siguió teniendo una función religiosa.
El resto de dependencias y los claustros pasaron de mano en mano, y de uso en uso, según el pago del mejor postor. Fueron propiedad de los González, una familia de bodegueros que creó una galería donde vendían obras de arte y muebles. Luego de los Díez, quienes directamente adaptaron parte de las salas para hacer una bodega, y hasta Rumasa fue dueño de estos claustros hasta que en 1983 el Ayuntamiento de Jerez se hizo con ellos.
Desde su rehabilitación, en 2012, el Consistorio los utiliza para distintos eventos culturales del municipio.
Cómo visitarlo: el horario y el precio de la entrada
Desde que el Ayuntamiento de Jerez se quedó con los Claustros de Santo Domingo, tras la expropiación de Rumasa en 1983, se ha tratado de que fueran un lugar que todo el mundo pudiera visitar. Durante muchos años estuvieron cerrados por las obras de restauración, pero desde 2012 se pueden recorrer de forma gratuita.
Ahora mismo, son un centro cultural ubicado junto a la iglesia del convento, en la Alameda Cristina, que sólo cierra los lunes.
De martes a viernes, el horario de visita es por la mañana de 10.30 a 13.30 y por la tarde de 18.00 a 21.00 horas. El sábado y el domingo sólo están abiertos por la mañana en horario de 10.00 a 13.45 horas y la entrada es totalmente gratuita.
Qué podrás ver en su interior: claustros, dormitorios y un oratorio
Fue la desamortización de Mendizábal la que en 1835 separó los claustros y otras dependencias de la iglesia del convento para darles un uso civil que se ha mantenido hasta ahora. Entre las salas que quedan en pie y que podemos visitar está el Claustro Grande, de estilo gótico, que pudo ser construido entre 1460 y 1500. Fue en el siglo XVI cuando se realizaron las tracerías que cierran los vanos y que son muy llamativas.
En uno de sus rincones se encuentra el Oratorio de Diego de Ribadeneira, que fundó un patronato entre estos muros. Es curiosa la representación de la Santa Mujer Verónica en uno de sus arcos.
Mucho más tarde, en 1729, se levantó el Claustro Alto, que acogió hasta una biblioteca, una parte de la cual aún se conserva en el monasterio. En este lugar se pueden ver restos de la primera edificación de origen islámico que Alfonso X entregó a los dominicos. Llama la atención su bóveda y el sistema de construcción de vasijas boca abajo defectuosas para que pese mucho menos.
El recorrido nos lleva hasta el Dormitorio Bajo y el Dormitorio Alto. El primero fue realizado bajo el patrocinio de Portugal con anchas bóvedas de crucería. El segundo, el Alto, que era el de los meses de más frío, tuvo que ser restaurado completamente.
El único resto visible de la antigua fortaleza musulmana es la Portada Almohade y un trozo de muro almenado. Se trata de un arco de herradura enmarcado con un alfiz que ha hecho pensar a los historiadores que el edificio donado por Alfonso X no era uno cualquiera, sino un ribat, una especie de monasterio islámico con monjes soldados que eran muy apreciados en la época.
También se han descubierto varios confesionarios, un refectorio donde llegaron a convivir más de 300 frailes o una sala capitular. No podemos marcharnos sin cruzar la Puerta de Gracias, del siglo XVI, que era el acceso de los monjes a la iglesia. Son muy curiosos los restos de pintura que quedan en esta puerta, en los que se representa la Pasión de Cristo.
