Situada en el margen derecho del río Danubio y a unos 40 kilómetros al norte de Budapest, Visegrad es una pequeña localidad de Hungría que presume de tener un magnífico castillo medieval y las ruinas del palacio de verano del rey renacentista Matías Corvino. Con apenas 2.000 habitantes, es su impresionante fortaleza, edificada en lo alto de un monte, la que le ha dado renombre y una merecida fama. Fue construida por orden del rey Bela IV, al igual que la torre de Salomón y la torre del Agua, edificios agrupados en forma amurallada.
Después de la Edad Meda, la fortificación fue abandonada hasta que en 1934 se descubrió una cripta, motivo que impulsó la reconstrucción del viejo castillo de Visegrad. Esta fortaleza ha sido testigo de grandes hechos de la Historia. Sin ir mas lejos, aquí se reunieron en 1335 los reyes de los países de Europa Central y el jefe de la orden de los caballeros teutónicos para establecer una alianza militar contra la dinastía de los Habsburgo.
- Una historia vinculada al castillo de Visegrad
- Cómo llegar a Visegrad desde Budapest
- Qué podrás ver en la visita
Una historia vinculada al castillo de Visegrad
La historia de Visegrad está unida a la de su fortaleza medieval, desde cuyo emplazamiento, en lo alto, se divisa un bonito recodo del río Danubio. Esta misma perspectiva la disfrutaron también varios reyes húngaros y toda su corte. De hecho, el castillo de Visegrad rezuma historia por todos sus rincones. Esta fortaleza fue construida después de que los tártaros invadieran la ciudad en el siglo XIII. Fue idea de Béla IV, quien la financió con la dote de su esposa.
Más tarde, durante el reinado del rey Carlos Roberto de Anjou, en el siglo XIV, Visegrad se convirtió en la capital del país. El rey trasladó hasta aquí la Santa Corona, que era el principal símbolo del Reino de Hungría. En 1335, dio la bienvenida a los reyes Juan de Bohemia y Casimiro de Polonia en la célebre reunión real para establecer alianzas políticas y económicas con ellos. Por eso, los países de la zona (Polonia, República Checa, Eslovaquia y Hungría) se denominan «países de Visegrád».
El castillo también fue escenario de una historia de aventuras, ya que, en 1440, la doncella de la Isabel de Luxemburgo robó la Santa Corona para coronar al hijo recién nacido de la reina. Sacó furtivamente la corona y la cosió en una almohada de terciopelo rojo. Hoy día, se puede ver una copia de la corona en una exposición permanente dedicada a la Santa Corona.

Cómo llegar a Visegrad desde Budapest
Desde Budapest se puede llegar a Visegrad utilizando el tren, el autobús, el barco, el coche o contratando una excursión guiada. Los trenes salen cada hora de Budapest hacia Nagymaros-Visegrad y tarda aproximadamente una hora en llegar a su destino. También se puede tomar un tren de cercanías HEV hasta Szentendre y allí coger un autobús hasta Visegrad. Quien opte por el autobús tiene que dirigirse a la estación Ujpest-Városkapu y tomar la línea 880, que llega hasta Visegrad. Los autobuses son de la empresa Volánbusz y tardan 90 minutos en hacer el recorrido. De abril a septiembre, también es posible llegar a Visegrad en barco. Los barcos salen desde Vigadó ter en Budapest y llegan hasta el embarcadero de Visegrad. En caso de que se disponga de un vehículo privado, hay que tomar la autovía 11 en dirección a Esztergom. Sin embargo, una de las opciones más recomendables es la de contratar una excursión guiada en Budapest.
Qué podrás ver en la visita
El destino turístico más interesante de Visegrad es, sin duda, su castillo y las construcciones medievales que encierra. Una vez que se llega hasta aquí, es fácil comprender la razón de su edificación, ya que su situación estratégica permitía proteger la ruta comercial en el valle del Danubio. En esta fortaleza se pueden ver reproducciones de artefactos medievales y se puede entender cómo era la vida en la Edad Media. Muy cerca de la ciudadela, está la Torre de Salomón, con planta hexagonal y unos 30 metros de altura. Fue levantada en el siglo XIII y tiene la singularidad de que, durante los años 1462-1474 recluyó al mismísimo Vlad Tepes, más conocido como Drácula. Merece la pena también visitar el Palacio Real, construido por el rey Carlos Roberto I, que trasladó la corte a la ciudad de Visegrad, razón por la que aquí se conservaron las joyas de del Reino de Hungría hasta el siglo XVI.

En las proximidades de Visegrad, se halla el Monte Sibrik, que guarda los restos de un antiguo campamento romano, levantado en el año 320, durante el reinado de Constantino I.
