La historia de la ciudad de París gira en torno al río Sena. Según diversos historiadores, se considera que el lugar en el que se asienta la capital francesa fue fundado cerca del 250 a.C. por una tribu celta de pescadores conocida como los Pairisios (Parisii en latín). Se instalaron cerca del Sena. Y en el siglo I a.C. este mismo pueblo fortificó la isla de la Cité, que es el centro histórico de ‘La ciudad de la luz’.
Con una longitud de 776 kilómetros, el tramo por el que pasa el Sena en París es de 13 kilómetros y divide a la ciudad en dos: la parte que se sitúa a la orilla derecha y la que está en la izquierda. Treinta y siete puentes cruzan ambas orillas y en la ribera de estas se ubican los principales monumentos parisinos: la Torre Eiffel, Notre Damme, los Invalidos o el museo del Louvre, entre otros.
Pasear por sus orillas e históricos muelles a cualquier hora del día, pero sobre todo al amanecer y al atardecer, es una de las grandes experiencias de una visita a París.
- Historia del Sena: el eje histórico de París
- Recorrido por el Sena: qué monumentos puedes ver
- Paseos a pie por las orillas del río Sena
- Puentes famosos sobre el Sena
- Actividades recomendadas: desde darse un chapuzón hasta navegar en los bateaus monches
Historia del Sena: el eje histórico de París
Con más de 10.000 años de historia, el río Sena es historia viva de Francia y de París. La capital francesa nació y se ha desarrollado en torno a sus riberas. Estibadores, soldados, comerciantes, marineros, lavanderas o transeúntes han convivido en torno a las orillas de este gran río.
El actual curso del río es fruto de miles de años de inundaciones, ramificaciones o canales. Tanto es así que el escudo de armas de París muestra un barco con las velas desplegadas y su lema en latín era Fluctuat nec mergitur (sacudida por las olas, pero no se hunde en su traducción al castellano).
Durante la época romana, la actual París se llamaba Lutecia y es en ese periodo cuando parece que se construyó el primer puente para cruzar el Sena. Por otro lado, el Pilar de los Barqueros es uno de los restos arqueológicos más antiguos encontrados en París. Fue una base de una estatua ofrecida al emperador Tiberio por un gremio de barqueros en el siglo I d.C.
Siglos después, concretamente de 1313 datan los primeros muelles: Conti y Grands-Agustins. Estos muelles se construían para canalizar el río y como herramienta para contener las inundaciones. Ya en esta época el comercio marítimo en al cauce fluvial estaba muy desarrollado.

Fue el en siglo XVIII, con Napoleón, cuando se realizó un proyecto de construcción de canales (Canal de l’Ourcq, Canal Saint-Martin y Canal Saint-Denis) para descongestionar el tránsito marítimo desviando el tráfico de embarcaciones del centro de París. Gracias a estos canales también comenzó a llegar agua potable a la urbe.
Con el paso del tiempo, se sucedieron más puentes, diques, esclusas y fábricas. A mediados del siglo XIX había lavaderos en el río hasta la llegada del agua corriente a las casas ya en el siglo XX. Con el proyecto transformador del Barón Haussman bajo el mandato de Napoleón III a mediados del siglo XIX, el Sena, a su paso por París, también se transformó.
En los años 60 del siglo XX destaca la construcción de carreteras colindantes a sus orillas, como la Voie Georges-Pompidou, de 13 kilómetros de asfalto por la orilla derecha del río. Desde los años 90 y, sobre todo, en los últimos años, hay un debate en torno a la peatonalización de estas carreteras y ya se han ejecutado algunos tramos, como la prohibición en 2013 de circulación de vehículos en la autovía de la margen izquierda.
La última gran intervención de la Administración pública en el río Sena ha sido con motivo de los Juegos Olímpicos de París 2024. Un proyecto de limpieza de sus aguas que ha supuesto una inversión de más de 1.400 millones de euros.
Por último, las inundaciones se han sucedido a lo largo de la historia milenaria del Sena. Los parisinos se fijan en la estatua de Zouave en el Pont de l’Alma como marcador no oficial del nivel del agua. Cuando el agua sube mucho, se mojan sus pies. La última gran inundación fue en 1910, cuando el agua se desbordó a través de túneles, desagües y alcantarillado.
Recorrido por el Sena: qué monumentos puedes ver
En 1991, la UNESCO incluyó en su lista de Patrimonio de la Humanidad a las riberas del Sena por su grandeza al albergar algunos de los edificios y monumentos con mayor peso histórico y más emblemáticos de ‘La ciudad de la luz’.
A continuación, destacamos y describimos brevemente los más relevantes:
Torre Eiffel y jardines del Trocadero
La gran torre de hierro de París, concebida por Gustave Eiffel y exhibida al mundo durante la Exposición Universal de 1889, se encuentra en la ribera izquierda del Sena, en el extremo de los Campos de Marte. La Torre Eiffel es el gran icono de París que visitan millones de turistas al año.

Enfrente se sitúan los jardines del Trocadero, así como el palacio de Chaillot y la popular ‘terraza del Trocadero’ o Plaza de los Derechos Humanos desde la que se puede admirar una de las vistas más impresionantes de la Torre Eiffel.
Grand Palais y Petit Palais
En la ribera derecha desde Trocadero y en dirección hacia la Plaza de la Concordia se ubican el Grand Palais y el Petit Palais, dos edificios también muy representativos de París. Ambos están muy cerca de uno de los puentes más famosos de la capital francesa, el de Alejandro III.
El Gran Palais y el Petit Palis se construyeron para la Exposición Universal de 1900 y su dirección corrió a cargo de Charles-Louis Girault. Impactan desde lo lejos por la singularidad de sus fachadas, y la combinación de metal, cristal y piedra en el caso del Grand Palais. El Petit Palais alberga el Museo de Bellas Artes de la Ciudad de París.
Los Inválidos
Volviendo a la ribera izquierda del Sena y tras cruzar por el impresionante puente de Alejandro III, a unos metros de distancia podemos admirar la vista del imponente edificio de Los Inválidos. Fundado por Luis XIV en 1670, el Palacio Nacional de los Inválidos es una visita obligatoria para cualquier viajero. Alberga la tumba de Napoleón Bonaparte, que está rodeada de colecciones que narran la memoria de batallas, uniformes y armas de distintas épocas.

Plaza de la Concordia y jardines de las Tullerías
Avanzando desde el espacio en el que se encuentran el puente de Alejandro III, el Grand Palais y el Petit Palais por la ribera derecha del río Sena, el viajero llega a la Plaza de la Concordia. Situada al comienzo de la avenida de los Campos Elíseos, esta es una de las plazas más emblemáticas de París con sus características fuentes o el obelisco procedente del Templo de Luxor (Egipto) y colocado en la plaza en 1837. Aquí se vivieron hechos trascendentales de la historia de Francia, como cuando durante la Revolución Francesa ejecutaron a Luis XVI y a María Antonieta.
Colindando y siguiendo hacia el museo del Louvre, nos encontramos con los jardines de las Tullerías. Sus zonas ajardinadas y estanques invitan a los transeúntes a sentarse en las sillas metálicas a relajarse un poco y a tomar el sol parisino rodeados de esculturas de Rodin o Giacometti, entre otros grandes artistas.
Museo del Louvre
Al final del jardín de las Tullerías se ubica otra de las joyas de la corona de París: el museo del Louvre. Además de clavar la vista en la pirámide invertida diseñada por Norman Foster, el enorme edificio del gran museo parisino por excelencia abruma antes de entrar y quedar cautivado por la ingente cantidad de obras de arte y piezas históricas que atesora -35.000 piezas exhibidas y un fondo de colección de más de medio millón de obras-. El edificio fue construido tras la Revolución francesa de 1789.
Museo D’Orsay
Volviendo de nuevo a la ribera izquierda del río Sena y no muy lejos del museo del Louvre, nos podemos acercar a otro de los museos parisinos más visitados: el museo D’Orsay. Dedicado a las artes plásticas del siglo XIX, alberga la mayor colección de obras del movimiento impresionista del mundo. Manet, Renoir, Gauguin, Cezanne, Van Gogh, Touluse-Lautrec y un largo etcétera de grandes pintores son los autores de la colección exhibida en un edificio que se construyó como estación ferroviaria para la Exposición Universal de 1900.
Notre Damme y la Sainte-Chapelle
Entre orilla y orilla del Sena, está la isla de la Cité, verdadero corazón histórico de ‘La ciudad de la luz’. En ella se edificaron dos de los grandes monumentos parisinos: la catedral de Notre Dame y la Sainte-Chapelle.
En 1160 se inició la construcción de la catedral de Notre Dame por orden del obispo de París Maurice de Sully. En 1272 se dieron por finalizadas las obras de este templo gótico que ha visto pasar algunos de los hechos históricos más relevantes de la historia de Francia: durante la Revolución francesa fue transformada en el ‘Templo de la razón’; en 1804 fue coronado como emperador Napoleón Bonaparte; y en 1944 se celebró la liberación de París de los nazis con la presencia del general Charles de Gaulle, entre otros hechos históricos. El 15 de abril de 2019 el mundo enteró observó el incendió que devoró varias de sus torres; afortunadamente, y gracias a una gran labor de reconstrucción, volvió a abrir sus puertas al público en diciembre de 2024.

Otra de las grandes obras del gótico francés es la Sainte-Chapelle. Situada dentro del Palacio de Justicia -antigua residencia de los reyes de Francia-, fue construida en el siglo XIII por orden de Luis IX -posteriormente conocido como San Luis- para albergar una de las reliquias más famosas de la historia: la Corona de Espinas de Jesucristo, que desde 1806 está en la catedral de Notre-Dame. Junto a esta, el monarca también adquirió otras reliquias de la Pasión de Cristo, entre las que destaca un fragmento de la cruz de Jesús.
A cualquier viajero le puede dar el síndrome de Stendhal al apreciar el interior de su capilla superior: la belleza de sus vidrieras policromadas narran 1.113 escenas del Antiguo y Nuevo Testamento hasta la llegada de las reliquias a París en el siglo XIII.
Paseos a pie por las orillas del río Sena
Pasear por las orillas del río Sena es una experiencia única por disfrutar de la belleza de París y por descubrir algunos de sus principales monumentos y atractivos turísticos que narran parte de la historia de Francia.
Es a partir de abril, de la primavera, cuando la capital francesa recoge la intensidad de su genuina luz, por la llegada del buen tiempo y por la actividad que se palpa en sus calles y amplias avenidas.
El cauce del río Sena a su paso por París bordea dos islas conocidas, la de San Luis y la de la Cité. Ambas están casi colindantes la una de la otra. La más popular es la segunda, pero la isla de San Luis (también conocida como isla de los palacios) bien merece un paseo. Una vez crucemos por el puente de la Tournelle o el de Sully podemos deteneros para ver a lo lejos la silueta de Notre Dame. Luego, podemos pasear tranquilamente por las calles de este lujoso barrio, ver alguna galería de arte o tomarnos un helado en la heladería Berthillon.
La isla de la Cité es de visita obligatoria. Podemos empezar por la Torre del Reloj que lleva marcando la hora desde 1371, para luego visitar el Palacio de Justicia y la Sainte-Chapelle y, posteriormente, la catedral de Notre Dame. Merece la pena perderse un poco por sus calles y finalizar por el Pont Neuf en la estatua ecuestre de Enrique IV de Francia y pasear por los pequeños jardines que tiene enfrente.

Del muelle de la Mégisserie al muelle D’Orsay hay menos de cinco kilómetros de distancia. Si cruzamos el Pont Neuf ya nos topamos con una parte de las casetas de los bouquinistes o los libreros típicos de París -que también se agolpan en la orilla derecha del Sena-. Esta tradición de comercio ambulante,0 nacida en el siglo XVI, está reconocida como patrimoine culturel immatériel français y aún muestra sus tesoros: miles de obras literarias, antiguas y contemporáneas, pero también grabados, sellos, revistas especializadas, estampas de colección o colección. A nuestra derecha podemos observar el museo del Louvre, los jardines de las Tullerías, la Plaza de la Concordia, el Grand Palais, el Petit Palais y, una vez cruzamos el famoso puente de Alejandro III, admiramos de frente Los Inválidos. Y unos pocos metros paseando, pero ya en dirección de nuevo a la isla de la Cité, te encontrarás con el museo D’Orsay.
El muelle Branly es el más cercano a los Campos de Marte y la Torre Eiffel. Si venimos desde la orilla que da a Los Inválidos, pasamos por el famoso Pont de l´Alma -donde está la estatua de Zouave en la que se fijan los parisinos cuando hay inundaciones-. Como curiosidad, a la izquierda podemos ver la nueva Catedral ortodoxa rusa de la Santa Trinidad. Más adelante, ahí está, la icónica Torre Eiffel que mira de frente a los Campos de Marte por un lado y, por el otro, a Trocadero.
Puentes famosos sobre el Sena
A su paso por París, el río Sena pasa por debajo de 37 puentes. A continuación, detallamos los más destacados y turísticos:
Quizá, el puente más conocido por los turistas que visitan París es el Pont des Arts por los candados encadenados a lo largo de sus vallas. Candados que dejan para la posteridad parejas de enamorados sellando su amor y tirando la llave al río parisino. Este puente, construido con una estructura de hierro fundido a principios del siglo XIX para unir el Louvre (conocido en aquella época como el Palacio de las Artes) y el Instituto de Francia, también se dio a conocer por el escritor argentino Cortázar en su novela Rayuela a través del personaje de la Maga.
El puente de Alejandro III cruza el Sena conectando Los Inválidos con el Grand Palais y el Petit Palais. Fue construido para lucir de cara a la la Exposición Universal de 1900, pero el motivo real fue para celebrar la alianza militar entre Rusia y Francia impulsada por el zar Alejandro III quien no pudo llegar a ver el puente construido porque murió años antes de la inauguración -de hecho, la primera piedra la puso el zar Nicolás II en 1896-. Destaca el brillo dorado de sus cuatro esculturas con caballos alados, sus columnas de 17 metros de altura o sus bellas farolas.
Y el tercer puente más conocido que atraviesa el Sena es el Pont Neuf que, paradójicamente, es el más antiguo. Data de 1607 y se encuentra justo en el extremo o punta de la isla de la Cité. Cuenta con 12 arcos de medio punto, una serie de 381 máscaras esculpidas en sus paredes y conecta el museo del Louvre (orilla derecha) con la orilla izquierda atravesando la isla de la Cité -en este punto se ubica la estatua ecuestre de Enrique IV-.
Actividades recomendadas: desde darse un chapuzón hasta navegar en los bateaus monches
Desde 1923 estaba prohibido bañarse en las aguas del Sena debido a su suciedad e insalubridad. Pero con la llegada de los Juegos Olímpicos de París de 2024 y las pruebas olímpicas realizadas en el Sena, desde la Administración pública se ha hecho una inversión de más de 1.400 millones en un proyecto de limpieza de sus aguas y, desde julio de 2025, tanto ciudadanos parisinos como turistas pueden bañarse (hasta 1.000 al día) en tres zonas delimitadas: en Bras de Grenelle, cerca de la torre Eiffel; Bras-Marie, enfrente de la isla de San Luis, y en Bercy, cerca de la biblioteca François-Mitterrand.
Una postal clásica de París yhttps://parisjetaime.com/spa/evento/banarse-en-el-sena-e1573 del río Sena son los conocidos como bateaux mouches, barcos que recorren parte del gran río de París para admirar desde el agua algunos de sus principales monumentos. El término es una marca registrada por la Compagnie des Bateaux Mouches, el operador más conocido de barcos de París creado en 1949, pero al igual que a la gaseosa la llamamos Casera en España, en Francia se utiliza de forma coloquial para denominar a todos los tipos de barcos que ofrecen estos característicos viajes náuticos por el Sena. En estos barcos se puede hacer un recorrido turístico, pero también almorzar y tener una cena romántica.
