Escondido entre los frondosos bosques de las laderas de los montes Ródope y acariciado por las aguas del río Chepelare, el Monasterio de Bachkovo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se alza como un guardián milenario de la espiritualidad y el arte de Bulgaria. Situado a tan solo 30 kilómetros de Plovdiv y considerado el segundo monasterio más importante del país tras el de Rila, Bachkovo no solo cautiva por su valor histórico y religioso, sino también por su serenidad y el entorno natural que lo rodea, que lo han convertido en un lugar de peregrinación y un refugio espiritual para visitantes de todo el mundo.
- Historia y situación del Monasterio: un faro de la espiritualidad e identidad búlgara durante mil años
- Arquitectura: Bachkovo, una joya monástica ortodoxa con una mezcla de estilos
- Qué podrás ver en tu visita: una inmersión en la fe ortodoxa búlgara
- Visitas en los alrededores: descubriendo los Montes Ródope
Historia y situación del Monasterio: un faro de la espiritualidad e identidad búlgara durante mil años
El Monasterio de Bachkovo fue fundado en el año 1083 por Grigorii Bakuriani, un comandante militar bizantino de origen georgiano, bajo el auspicio del Imperio Bizantino. En sus orígenes, el monasterio seguía las tradiciones monásticas georgianas, un detalle que lo hace único dentro del panorama religioso de Bulgaria. Los primeros monjes que lo habitaron pertenecían a la comunidad ortodoxa oriental, pero con el paso del tiempo, el monasterio absorbió influencias búlgaras y bizantinas que enriquecieron su identidad.

A lo largo de su historia, el monasterio se convirtió en un bastión cultural y espiritual durante épocas de gran adversidad. Durante los siglos de dominio otomano, Bachkovo fue un centro vital para la preservación de la identidad búlgara. En sus muros no solo se rezaba y se cantaban himnos, sino que también se enseñaba la lengua y la cultura búlgara, manteniéndose como un faro de esperanza y resistencia para el pueblo. A pesar de los saqueos, incendios y las transformaciones sufridas, el monasterio ha sido restaurado en repetidas ocasiones, respetando siempre su esencia original.
Uno de los tesoros más preciados del monasterio es el icono milagroso de la Virgen María Eleusa, una obra de arte religiosa del siglo XIV que se considera sagrada en Bulgaria. Según la tradición, este icono tiene propiedades milagrosas, ofreciendo curación y protección a quienes rezan ante ella. Por ello, durante siglos ha atraído a miles de peregrinos que buscan consuelo espiritual o agradecen los favores recibidos. Este icono ocupa un lugar destacado en la iglesia principal del monasterio y es el centro de varias celebraciones religiosas, especialmente durante las fiestas ortodoxas.
Arquitectura: Bachkovo, una joya monástica ortodoxa con una mezcla de estilos
El Monasterio de Bachkovo es un ejemplo impresionante de la arquitectura monástica ortodoxa, con elementos que reflejan diferentes periodos históricos y estilos artísticos. El complejo está organizado en torno a dos patios interiores rodeados por altos muros de piedra, que le otorgan un aire de fortaleza y aislamiento espiritual.
El corazón del monasterio es la iglesia de la Dormición de la Virgen, construida en 1604. En su interior se encuentran frescos extraordinarios, incluyendo los del nártex pintados en 1643, que representan escenas bíblicas, santos y retratos de los donantes que financiaron la iglesia. La decoración principal fue realizada en 1850 por el pintor Joan Mosch, con un estilo que mezcla tradición bizantina y el Renacimiento Nacional Búlgaro. Esta iglesia alberga el venerado icono de la Virgen María Eleusa, traído desde Georgia en el siglo XIV y considerado milagroso por sus propiedades curativas. Peregrinos de todo el mundo visitan el monasterio para orar frente a esta reliquia.

Otra joya dentro del monasterio es la más pequeña pero igualmente significativa Iglesia de San Nicolás, situada en uno de los patios interiores. Construida probablemente en el siglo XII, esta iglesia conserva frescos más antiguos que muestran un estilo medieval bizantino temprano. El nártex, añadido posteriormente, fue decorado en 1840 por Zahari Zograf, uno de los pintores más destacados de Bulgaria, conocido por sus colores vibrantes y su capacidad de captar la expresividad humana.
Además, el refectorio del monasterio, con su mesa de mármol y frescos restaurados, es una ventana a la vida cotidiana de los monjes. Aquí se celebraban las comidas comunitarias, uniendo espiritualidad y vida práctica. Este espacio, junto con las iglesias, forma parte de un conjunto monumental que refleja siglos de resistencia cultural y religiosa.
En el patio principal, un jinjolero centenario, traído desde Georgia hace más de dos siglos, se alza como un símbolo de conexión entre la herencia georgiana y búlgara del monasterio.
Qué podrás ver en tu visita: una inmersión en la fe ortodoxa búlgara
Visitar el Monasterio de Bachkovo es adentrarse en un lugar donde la espiritualidad y la historia búlgara pesan en el ambiente. Desde el momento en que cruzas su entrada, te envuelve una atmósfera de paz y recogimiento que parece detener el tiempo.
El icono milagroso de la Virgen María Eleusa
El corazón espiritual del monasterio es el icono de la Virgen María Eleusa, una de las reliquias más veneradas de Bulgaria. Este icono, según la tradición, fue traído desde Georgia en el siglo XIV y se encuentra en un lugar destacado dentro de la iglesia de la Dormición de la Virgen. Se dice que tiene propiedades milagrosas, especialmente para sanar enfermedades y ofrecer protección. La devoción que inspira es evidente: peregrinos de todas partes dejan velas encendidas, ofrendas y oraciones a sus pies, creando un ambiente de fervor que trasciende las fronteras religiosas.
El icono está decorado con un marco de plata que resalta su importancia, y, según cuentan, nunca ha sido retirado del monasterio, siendo ya un símbolo inseparable del lugar.
El osario: un viaje a las raíces del monacato
A unos pocos cientos de metros del complejo principal se encuentra el osario, uno de los rincones más singulares y antiguos del monasterio. Este edificio, construido en el siglo XI, está decorado con frescos que han resistido el paso de los siglos y que representan escenas de santos y tradiciones funerarias. El osario alberga los restos de monjes y benefactores, ofreciendo un espacio solemne que conecta a los visitantes con las raíces más profundas del monacato ortodoxo. La caminata hasta el osario es breve pero inolvidable, rodeada de un paisaje que invita al recogimiento.
Los frescos de Zahari Zograf
El arte en el Monasterio de Bachkovo alcanza su máxima expresión en los frescos de Zahari Zograf, uno de los mayores exponentes del Renacimiento Nacional búlgaro. Sus pinturas adornan tanto el refectorio como la iglesia de San Nicolás y destacan por su colorido vibrante y su atención al detalle.
En estos frescos, Zograf plasmó escenas bíblicas con un enfoque renovador: los rostros de los santos parecen vivos, cargados de expresividad, y los paisajes de fondo reflejan una mezcla de tradición bizantina y técnicas más modernas de la época. Entre sus obras más destacadas se encuentran las imágenes de santos y donantes en el nártex de la iglesia principal, que ofrecen una visión única de la vida religiosa y cultural del siglo XIX en Bulgaria.
Visitas en los alrededores: descubriendo los Montes Ródope
El entorno natural que rodea al Monasterio de Bachkovo es tan cautivador como el propio complejo. Los Montes Ródope, con sus densos bosques y paisajes montañosos, ofrecen numerosas oportunidades para explorar.
Hacia la cascada de Bachkovo
A pocos minutos del monasterio, encontrarás senderos que conducen a cascadas escondidas y miradores naturales. Uno de los más populares es el camino hacia la cascada de Bachkovo, una pequeña pero pintoresca caída de agua que es perfecta para una excursión breve.

Asenova Krepost
A solo 10 kilómetros del monasterio se encuentra la fortaleza de Asén, un castillo medieval situado en la cima de un acantilado. Aunque en ruinas, su ubicación estratégica y la iglesia bien conservada que alberga lo convierten en una excursión fascinante para complementar tu visita al monasterio.

