Barcelona en grupo: cinco planes sin desperdicio
A Barcelona la han piropeado literatos de toda clase y época. Si Lorca confesaba su sentimiento hacia Las Ramblas como “aquella calle de la tierra que yo desearía que no se acabara nunca”; mientras tanto García Márquez la apodaba, con todas las letras, “puerta de Europa”. Vargas Llosa la vio en su juventud como “la ciudad más divertida del mundo”; y Juan Goytisolo como “la ciudad acogedora por excelencia”. Desde su visión de clases, George Orwell entrevió en Barcelona “una ciudad en la que la clase trabajadora llevaba las riendas”; y el estadounidense James Michener no se quedó corto al compararla con la experiencia de “beber un vino tinto respetable y acabar con una botella de champaña”.
Haya o no haya lectores empedernidos en el grupo, todos y cada uno de los miembros que lo forman deberían entregarse al furor de estas citas literarias, cuyo margen de error sobre las virtudes de Barcelona promete ser bajo. Pero si aún hay escepticismos flotando en el aire, aquí podréis encontrar una serie de planes para contrastar el sabor sinigual de la Ciudad Condal, ya sea por mar, tierra o aire.
Un baño en la piscina secreta del Ensanche
Que la playa es un plan estupendo para pasar el día con amigos no hace falta que lo diga nadie, y mucho menos que lo recomiende como plan estrella. Ahora bien, ¿qué tal una tarde de baño en la playa interior de Barcelona? En los Jardines de les Aigües, espacio verde público ubicado en el interior de una de las manzanas del ensanche barcelonés, se encuentra escondida una piscinita abierta al público durante los meses de verano. Sin embargo, el elemento a destacar es la Torre de la cual toman el nombre estos jardines, erigida en el mismo interior de la piscina como un testigo mudo de la historia de su construcción.
Antiguamente un torreón destinado al abastecimiento de agua para los nacientes barrios del siglo XIX, en la actualidad preside un modesto espacio recreativo —bancos, áreas de juego infantil, una pista polideportiva y otra de petanca—, cuyo acceso no supera los 1,55 euros por persona. ¡Por cierto! Un día de baño con amigos o familiares en esta piscina puede convertirse fácilmente en un día de picnic gracias a la sombra que dan algunos árboles del jardín.
Karts en grupo: competición a cubierto
Sin embargo, si el día se presenta lluvioso lo mejor será buscar un plan a cubierto. Si estáis de viaje conjunto, y os habéis levantado con ánimo competitivo, en el cercano municipio de San Vicente dels Horts —dentro del área metropolitana de Barcelona— encontraréis la posibilidad de realizar carreras de karting legendarias.
A tan sólo una hora en autobús, se encuentra Karting Indoor Barcelona, un centro de ocio con la “mejor pista cubierta de Europa”. Con un trazado de 500 metros de curvas sinuosas, y una selección de vehículos a elegir en función de la edad del conductor, su circuito puede ser una oportunidad ideal para disparar la adrenalina de la familia (o los amigos).
Música, cerveza y bicicleta sin levantarte del asiento
Continuamos con planes sobre ruedas. En el centro de Barcelona viene sucediéndose desde hace tiempo un fenómeno importado de otras latitudes, concretamente desde los Países Bajos. Se trata del Beer Bike, una manera diferente de circular en bicicleta por la ciudad mientras se toman unas cañas con familia y amigos. Lo hace posible un mastodonte móvil compuesto de ruedas y pedales, sillones y barra de bar, cuyo conductor vela por la seguridad de los ocupantes. A propósito, es capaz de albergar hasta 18 personas y permite, durante un mínimo de una hora, recorrer playas y parques, ríos y calles, mientras se bebe cerveza fría o sangría, y se escucha música de sus altavoces.


Amigas disfrutando de Barcelona.
Bares con tapa gratis: un secreto bien guardado
El siguiente plan trae consigo una noticia buena y otra mala. La mala es que, en Barcelona, para mayor sorpresa de extranjeros que de nacionales, la tapa gratis con la bebida no es norma sino excepción. La buena es que en este plan encontraréis esas benditas excepciones que Barcelona esconde, y que os pueden arreglar una comida en compañía sin incurrir en grandes gastos.
Las dos primeras opciones—Cal Chusco y Moll de Rebaix— las encontramos en el barrio marinero de La Barceloneta, ubicado entre el Puerto Olímpico, la Ronda Litoral y el mar. El primer bar es un clásico de la comida casera en la zona, con su llamada “bomba” —una croqueta de patata y carne picada con dos salsas picantes— acompañando habitualmente a la caña. El segundo destaca por la generosidad de sus tapas, desde pescaíto frito o migas, hasta pimientos del padrón.
Y de barrio popular a barrio popular llegamos al Restaurante Sésamo, ubicado en las lindes de El Raval. Aunque su vocación es vegetariana, ésta no riñe con la suculencia y el sabor de sus tapas. Su deliciosa tosta de higos con queso brie puede funcionar como un bálsamo momentáneo para los carnívoros del grupo.
Por último, el Gatamala nos aleja del mar y nos introduce en las animadas callejuelas del distrito de Gracia. Un diminuto establecimiento con un público gigantesco, en el que las patatas bravas preparadas al horno y servidas con salsa casera explican el porqué de esta paradoja. ¡Y aviso a navegantes! A tan sólo unos pocos minutos andando se encuentra el Park Güell y su salamandra.


Amigos disfrutando de las vistas de Barcelona.
Picnic en los Bunkers del Carmel, el mejor mirador de Barcelona
De igual manera, a tan sólo unos pocos minutos del Park Güell, se encuentra el mejor mirador de toda Barcelona: los Bunkers del Carmel. Utilizados durante la Guerra Civil Española como base para las baterías antiaéreas del bando republicano, hoy su prodigiosa situación, a 260 metros sobre el nivel del mar, es apreciada por multitud de visitantes como zona de picnic y refrigerios.
Concretamente se encuentra en la cima del Turó de la Rovira, en el barrio del Carmel, siendo fácilmente accesible gracias a las líneas de autobús —V17, la más directa— que lo conectan con el centro. A un lado y al otro del monte aparecen símbolos reconocibles de la ciudad: el mar y la Torre Glòries, la Sagrada Familia y la Catedral del Mar, o las cuadrangulares manzanas del Ensanche, entre muchos otros.
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