Cotos de caza en Cáceres, entre montes, valles y dehesas
No es difícil encontrar cotos de caza en Cáceres. La realidad es que podría decirse que toda Extremadura es un gran coto de caza. ¿Exagerado? En absoluto: según datos oficiales de la propia comunidad autónoma, cerca de un 85% de su territorio está considerado como coto.
Es decir, que a excepción de ciudades, humedales y zonas de especial protección natural, se puede practicar la caza en cualquier lugar de la región. Y, desde luego, en lo que se refiere a los cotos de caza de Cáceres, se encuentran entre los más deseados por los practicantes de este deporte.
Lo están por varios motivos: por su enorme extensión, porque las temporadas de caza de cada especie suelen ser más extensas que en otros lugares del país (por climatología) y porque la variedad de paisajes favorece también una gran diversidad de esos animales: montaña, monte bajo, valles, dehesa, humedales, campos de cultivo…
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La caza en Extremadura, una actividad muy demandada
La actividad en los cotos de caza de Cáceres, igual que ocurre en el resto de Extremadura, es fundamental para la preservación del medioambiente rural. De hecho, la caza está íntimamente ligada a la economía de muchos pueblos de la región, contribuyendo, además, al control de las especies que habitan en sus campos y montes. Esto en el caso de los terrenos de titularidad pública o controlados por la Administración, porque lo cierto es que también hay numerosos cotos de caza en Cáceres pertenecientes a empresas y particulares. Así, muchas fincas rurales privadas, debidamente señalizadas y, en muchos casos, perimetradas, están dedicadas tanto a la caza menor como a la caza mayor o ambas.
Por tanto, los cotos de caza de Cáceres suponen una importante fuente de ingresos para la región. De hecho, se calcula que hay más de 200 empresas extremeñas especializadas en prestar servicios a los cazadores: desde compañías aseguradoras y de transportes, a hostelería, restauración, servicios veterinarios y, por supuesto, empresas especializadas en la organización de cacerías.
A la creciente hostilidad que demuestran determinados grupos sociales y políticos respecto a la caza, se suma el cambio en los usos agrícolas que ha tenido lugar en las últimas décadas. La llamada concentración parcelaria ha traído como consecuencia la existencia de enormes fincas agrícolas, que han acabado con muchos de los linderos, construcciones a base de piedra o de vegetales (setos), que suponían un refugio (y lugar de cría) para varias especies cinegéticas.
Cotos de caza en Extremadura
El requisito fundamental para adentrarse en los cotos de caza de Cáceres (como en los del resto de la región) con la intención de abatir especies es estar en posesión de la licencia correspondiente de la Federación Extremeña de Caza. Al menos, esto es lo obligado en el caso de los cotos sociales, es decir, aquellos gestionados por la propia Administración local.
Aunque la mayor parte de las licencias de caza en Extremadura se conceden a los propios cazadores extremeños, hay un porcentaje específico para los procedentes de otros lugares del país.
Los cotos de caza de Cáceres ocupan una extensión de más de 1.600.000 hectáreas. De ellas, prácticamente la mitad corresponden a cotos sociales. El resto, los cotos privados, se dividen en estas categorías: menor extensivo, menor más jabalí, menor intensivo, mayor abierto, mayor abierto más intensivo de menor, mayor cerrado y mayor cerrado más intensivo de menor.
De estos últimos, la mayor cantidad de superficie (más de 300.000 hectáreas) la ocupan cotos de caza mayor en abierto, lo que denota la importancia que esta modalidad tiene dentro del conjunto de la actividad cinegética, tanto en Cáceres como en el resto de Extremadura.
El conejo es la estrella en la caza menor de Cáceres
En cuanto a las especies menores de los cotos de caza de Cáceres, la estrella es el conejo. Y eso que este animal, tan emblemático de la Península, está sufriendo una
importante regresión, como consecuencia de la llamada enfermedad hemorrágica del conejo. Un grave problema que también afecta a los depredadores naturales de esta especie (como linces, búhos reales y otras rapaces).
En cualquier caso, los cazadores en Extremadura también pueden hacerse con ejemplares de, entre otras especies, las siguientes:
- Codornices: en ciertos cotos de la región se realizan sueltas específicas, dada la desaparición progresiva de esta especie en sus hábitats naturales.
- Ánades reales: la temporada de caza de estas aves tiene lugar durante el invierno, coincidiendo con las migraciones anuales.
- Palomas: tanto torcaces como bravías, la
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autorización para la caza de estas aves comienza a mediados de verano y se prolonga durante buena parte de la temporada invernal.
- Tórtolas: pertenecen a la familia de las palomas e, igual que ocurre en el resto de España, es una ave habitual durante la época estival.
- Zorzales: su hábitat favorito en Extremadura son los bosquecillos situados en zonas montañosas.
- Perdices rojas: son una de las estrellas de la caza menor en Extremadura. Su hábitat principal son las dehesas, sobre todo cerca de humedales.
- Liebres: como su “pariente”, el conejo, es una especie en regresión como consecuencia de las enfermedades y de las nuevas formas de explotación agrícola, que eliminan setos y linderos, sus principales refugios.
- Zorros: estos elegantes animales se pueden capturar entre mediados de octubre y finales de invierno en las modalidades de montería, batida, rececho, gancho y aguardo.
Especies cinegéticas de caza mayor
Extremadura se ha asociado desde hace mucho tiempo a la caza mayor. Estos son los grandes mamíferos que pueden cobrarse en las fincas de esta comunidad autónoma:
- Corzo: la caza de esta especie de cérvido se prolonga desde la primavera hasta mediados de verano.
- Jabalí: en función de la división oficial en zonas, esta especie se puede cazar en los cotos de Extremadura a lo largo de todo el año.
- Ciervo: se pueden cobrar piezas de esta magnífica especie desde mediados de agosto hasta finales de febrero.
- Gamo: como su “primo”, el ciervo, la temporada de caza de esta especie tiene lugar desde la mitad del mes de agosto hasta final de febrero.
- Muflón: en rececho se pueden cobrar animales de esta especie durante, prácticamente, todo el año.
- Cabra montés: se pueden cazar entre el 1 de septiembre y el 31 de marzo. En el mes de abril también se autoriza la caza, pero solo para ejemplares de macho.