La costa de Girona es un lugar mágico donde se pueden encontrar rincones increíbles no siempre saturados, como ocurre en el resto del Mediterráneo. Estos son diez de los lugares más increíbles de esta provincia para darse un buen baño inolvidable bien entre grandes rocas o en extensos arenales dorados, pero siempre con unas aguas bravas y azules. 

  1. Cala de Sa Boadella
  2. Cala Pola
  3. Cala Estreta
  4. Cala Rustella
  5. Cala Aiguablava
  6. Playa Illa Roja
  7. Playa Es Castell
  8. Cala Aigua Xelida
  9. Cala de Sa Tuna
  10. Playa de Sa Conca
  11. Cala del Senyor Ramon
  12. Playa de Garbet
  13. Playa de la Fosca
  14. Cala Crit y Font Morisca
  15. Cala S’Alguer
  16. Playa de Santa Cristina

Cala de Sa Boadella 

Esta cala mezcla el lado más natural por ser la única cala virgen de Lloret de Mar con la comodidad de ciertos servicios como unas duchas y un chiringuito donde comer o beber lo que queramos. 

Se accede a través de un pinar y los Jardines de Santa Clotilde y sus aguas cristalinas y el dorado de su arena han hecho que sea reconocida con una bandera azul que indica la calidad del baño en una zona todavía no muy conocida.  

Uno de los aspectos únicos de esta cala es su fondo marino, lleno de cuevas y grutas naturales que lo convierten en un paraíso para los amantes del snorkel y los deportes acuáticos. 

Cala Pola 

Esta cala está situada en Tossa de Mar, en dirección a Sant Feliu de Guíxols. Cuenta con un camping muy cerca donde se puede dejar el coche antes de descender unos 400 metros hasta el mar.  

La increíble vegetación que rodea la playa, con pinares y bosques de alcornoques, hace que el azul del mar sea de un tono turquesa, muy intenso por momentos. La arena, en este caso, es dorada pero gruesa. 

Curiosamente, esta playa a la que sólo se puede acceder a pie es parada de los barcos turísticos que hacen excursiones hasta otras calas o alguna cueva marítima. 

Los fondos marinos de esta zona son muy ricos por lo que se puede hacer snorkel mientras se disfruta del baño. También es un buen lugar para los amantes del senderismo puesto que hay dos rutas que parten desde esta cala hacia otras zonas de baño, una con más dificultad que la otra.  

Aunque la playa en sí no cuenta con servicios propios, la cercanía del camping hace que disponga de duchas y un bar para poder comprar bebidas y comida. 

Cala Estreta 

Se trata de uno de los lugares más recónditos de la costa gerundense. Ubicada a unos ocho kilómetros de Palamós, tenemos que realizar una caminata de 25 minutos para llegar a este paraíso natural, que conserva todo su valor paisajístico y marino. La suerte es que la senda es bastante plana y no atraviesa ninguna pared de roca. 

La salida es desde la playa de Es Castell, donde podemos dejar el coche en el aparcamiento, y vamos cruzando más calitas que nos darán una idea de lo que vamos a encontrarnos al final del camino: un lugar virgen rodeado de pinos y acantilados que se abre hasta un gran arrecife. 

Curiosamente, en mitad de este paraíso existe una antigua caseta de pescadores que ha sido rehabilitada por el Ayuntamiento de Palamós y que puede alquilarse para pasar el día allí. Es una cala donde se puede practicar nudismo y ofrece servicio de socorrista sólo los fines de semana en julio y agosto, cuando suele estar más concurrida. 

Cala Rustella 

Es una playa virgen, poco concurrida, pegada a uno de los pueblos más turísticos de la costa de Girona, Roses, lo que hace de este baño un lugar aún más especial. 

Situado a unos ocho kilómetros, se accede a esta cala de piedras y arena gruesa por un camino de tierra que se abre antes de llegar a Cala Montjoi, lleno de pinos mediterráneos. 

Cala Rustella forma una especie de bahía donde es habitual que los barcos de recreo fondeen durante el verano, aunque la playa no cuenta con ningún servicio por lo que hay que ir preparados con todo lo que podamos necesitar. 

Aunque es muy estrechita, apenas 10 metros de playa, cuenta con 110 metros de largo y en ambos picos de la bahía, el Bergantí y el Blanc, se conforman dos lugares únicos para la práctica del buceo. 

Cala Aiguablava 

Esta no es una cala secreta, ni mucho menos, pero sí uno de los lugares más bonitos de la costa de Girona. Cala Aiguablava está ubicada en Begur y se puede acceder a pie, en coche y, durante el verano, también en transporte público desde el pueblo. 

Cuenta con todos los servicios que podamos necesitar (duchas, socorrista y hasta chiringuitos) y también una pasarela adaptada para personas con movilidad reducida. 

Pero su entorno, la arena dorada y, sobre todo, el color turquesa de sus aguas lo convierten en un paraíso único de la Costa Brava a veces demasiado concurrido. 

 

Playa Illa Roja 

Esta cala, ubicada en Begur igualmente, se llama así por una enorme roca que divide la zona de dos y es una de las playas nudistas más conocidas de la Costa Brava. 

La enorme roca rojiza contrasta con el azul de las aguas del Mediterráneo que, dependiendo de la marea, lo arrastran hasta el interior del mar o lo dejan en mitad de la arena. Esta situación tan cambiante hace que sea uno de los lugares más fotografiados por los instagramers que buscan una puesta de sol única y distinta a la vez en esta zona. 

Para llegar hay que bajar unas escaleras empinadas en la pared de la roca lo que dificulta el acceso y permite que siga siendo un lugar tranquilo para los bañistas.  

Es una zona de baño sin ningún tipo de servicio de unos 120 metros de largo con una arena más gruesa que muestra un carácter más salvaje y bellísimo. 

Playa Es Castell 

Esta playa es un extenso arenal virgen gracias a los propios vecinos de Palamós, que decidieron que siguiera conservando ese carácter casi salvaje que, ahora mismo, lo hace único en toda la Costa Brava. 

En los años 90 se organizó un referéndum para ver si se permitía la construcción junto a la playa y los habitantes de Palamós decidieron que siguiera rodeado de bosques de cañas y terrenos de cultivo.  

Su dorada arena fina se adentra en un mar poco profundo lo que convierte a Es Castell en una playa ideal para familias con niños. Además, en una de las rocas que salen hacia el mar se conservan las ruinas de un asentamiento íbero del siglo VI a.C. que son el paso obligado a otra cala vecina. 

Cala Aigua Xelida 

El nombre ya indica qué nos podemos encontrar en esta rocosa cala: una agua fría y azul intensa. Ubicada en Tamariu, dos curiosidades la hacen diferente: el famoso escritor catalá Josep Pla la visitó y la describió en uno de sus libros y cuenta con un chalé levantado sobre la roca en 1953 y cuyos materiales tuvieron que transportarse por el mar por la dificultad del acceso, que puede alquilarse con mucho tiempo de antelación para pasar unas vacaciones únicas. 

A la cala se puede llegar fácilmente caminando por dos rutas distintas: la del Avi Xicú, que cuenta con aparcamiento, y la de la Platja Gran. Esta formación rocosa está dividida en dos playas más pequeñas, la Gran y la Petita, que son un lugar increíble para darse un baño entre naturaleza casi salvaje. 

Cala de Sa Tuna 

Sa Tuna no es una cala secreta de Begur pero sí ese rincón típico de la Costa Brava que ha sabido mantener la autenticidad de sus playas y sus casitas de pescadores, algunas transformadas ahora en restaurantes donde disfrutar de una gastronomía marinera muy rica con unas vistas únicas.  

Hay una parte de la playa que cuenta con todos los servicios que podamos necesitar, como duchas y hasta alquiler de hamacas y sombrillas, y que es accesible para personas con movilidad reducida. 

Pero si queremos pasarnos a la zona más virgen tenemos que atravesar un camino no siempre fácil para llegar a S’Eixugador, una zona de piedras grises que guarda casi en secreto un baño con unas vistas increíbles. 

Playa de Sa Conca 

La playa de Sa Conca es una de las mejores zonas de baño de la Costa Brava que cuenta con un área de arena dorada y fina, ideal para los visitantes más cómodos o si viajas con niños, y otra parte, la llamada Cala dels Oriços, con un fondo más rocoso e ideal para practicar snorkel. 

Esta playa está situada junto a una urbanización en S’Agaró y es fácil desde el extenso arenal ver los chalés en el acantilado de uno de los laterales. Esta zona de baño, en forma de media luna, cuenta con todos los servicios que podamos necesitar: duchas, baños y alquiler de hamacas y sombrillas.  

Rodeada de verdes bosques de vegetación mediterránea, la Playa de Sa Conca cuenta con un aparcamiento más cercano para residentes y otro muy amplio que tiene que recorrer un fácil camino de acceso hasta la gran playa.  

Una de las fotografías más típicas de esta increíble playa es con el Islot de Sa Conca, una formación rocosa que es la que divide las dos zonas de baño. En la cala más rocosa y con el mar más profundo es fácil ver erizos y una vegetación submarina muy variada. 

 

Cala del Senyor Ramon 

Junto a la carretera que va de Sant Feliu de Guíxols a Tossa de Mar, esta pequeña cala pertenece al municipio de Santa Cristina d’Aro. En concreto, el acceso se sitúa en el kilómetro 32 de la GI-682. Si se viene en vehículo propio se puede dejar, previo pago de la tarifa correspondiente, en el aparcamiento que ha habilitado una propiedad privada y luego continuar a pie.

La cala apenas tiene 330 metros de longitud y forma de semicírculo. En cuanto a la superficie es de arena gruesa, más fina bajo el mar. A la hora del baño conviene tener en cuenta que el acceso es bastante pronunciado, alcanzándose una considerable profundidad a escasa distancia de la orilla. Por eso si se viene con niños o en el caso de personas con movilidad reducida conviene tener precaución.

Este es un lugar muy recomendable para quienes buscan una experiencia natural, rodeada como está por un entorno de gran belleza. Algo en lo que tienen mucho que ver los conocidos como Escollos de Canyet, un grupo de islotes que aportan una gran escenografía y que separan esta cala de la contigua Playa del Canyet.

Playa de Garbet

Es una de las playas más populares y conocidas de la zona de Llançà. Y se entiende por su belleza, autenticidad y formar parte de un entorno rocoso plagado de pinos y otras especies representativas de la flora mediterránea. También por la facilidad de acceso, dado que se puede ir en coche o moto, que se dejan junto a la misma playa. Eso sí, en temporada alta conviene venir pronto, para garantizar plaza.

Con una longitud de 600 metros y una anchura de 30, la Playa de Garbet se caracteriza por su superficie de cantos rodados de diferentes tamaños y porque el agua del mar es especialmente transparente aquí. Así, a pesar de la gran afluencia de bañistas en verano, resulta ideal para observar el fondo marino con unas simples gafas de buceo.

Después del baño se puede seguir disfrutando en el bar y restaurante situado junto a la playa que, entre otras curiosidades, dispone de un servicio delivery para las barcas que fondean frente a la playa. También dispone de duchas durante el verano.

Playa de la Fosca

Se encuentra junto a una zona residencial bastante tranquila al norte del municipio de Palamósprin. Su característica más llamatova es la fina arena que la cubre. La escasa profundidad del mar en esta zona, junto a su extensión (unos 320 metros de longitud y unos 42 de anchura), motivan que sea uno de los arenales favoritos de la zona para familias y personas con dificultades de movimiento. A ello hay que sumar la extensión de la contigua Playa de Sant Esteve de la Fosca, solo separada por una gran peña de color oscuro que, con las mareas, se convierte en un islote.

La playa cuenta con duchas, aparcamiento y accesos para personas con movilidad reducida. Además, junto al paseo marítimo que la flanquea hay varios restaurantes, bares, tiendas y bonitas casas de veraneo que se construyeron durante los años 50-60 del pasado siglo.

Cala del Crit y Font Morisca 

Se trata de dos calas contiguas pertenecientes al municipio de Mont-ras, en el Bajo Ampurdán. Ambas ocupan una longitud de costa de unos 200 metros y con apenas 25 metros de anchura. La superficie es rocosa con algunas zonas de grava y arena gruesa. El nombre de ambas viene de una leyenda que habla del secuestro de la hija de un granjero de la zona por parte de una expedición de corsarios. Al llevarla a la fuerza hacia los barcos, la muchacha dio un desesperado grito, que es el que da nombre a la primera de las calas. Según la tradición, antes de abandonar la costa los captores bebieron de una fuente que manaba de aquí mismo: de ahí también el nombre de Font Morisca.

La mejor manera de llegar a estas calas es en barco. Más que nada porque el acceso a pie, aunque posible, resulta largo y tortuoso. Para ello, hay que buscar la intersección con el cercano jardín botánico de Cap Roig.

Ambas calas están inmersas en un atractivo entorno natural: de hecho, la entrada a la Cala del Crit desde tierra se realiza a través de un hueco entre los grandes bloques pétreos que la rodean.

Cala S’Alguer 

Como una rareza no tan inhabitual en el litoral de la Costa Brava, Cala s’Alguer preserva las antiguas casetas donde se guardaban (y aún se siguen haciendo) los utensilios y barcas utilizados por los pescadores de la zona, algo que le da una gran autenticidad. Esto, combinado con un cuidado paisaje suma razones para que La Generalitat de Catalunya la haya declarado Bien Cultural de Interés Natural.

Cala s’Alguer está situada entre las playas de Castella y La Fosca, en el término municipal de Palamós. Más que una playa  (apenas 30 metros de longitud y unos 8 de anchura) es un embarcadero, un buen lugar al que venir en barca y echar el ancla para disfrutar del baño en sus limpísimas aguas, tapizadas de un fondo formado por rocas y cantos rodados.

Playa de Santa Cristina 

La atractiva Playa de Santa Cristina es un auténtico emblema turístico para Lloret de Mar. De hecho, su imagen aparece en muchos folletos de promoción de la localidad. Además, tiene una gran significación desde el punto de vista religioso, pues a la ermita aquí situada llega la procesión que, durante la fiesta mayor de la localidad, rinde culto a las reliquias de esa santa, la patrona de Lloret.

La playa está rodeada por un gran pinar y muy próxima a los acantilados sobre los que se sitúa el Jardín Botánico de Piña de Rosa. Por sus características y facilidad de acceso, se trata de un arenal ideal para familias, sobre todo durante los meses de verano. Muy a destacar la finura de la arena que cubre sus 450 metros de longitud y 40 metros de anchura. Además, las dos colinas costeras que la flanquean la protegen del viento y de las fuertes corrientes de agua.

Se puede venir en coche, dejándolo en el aparcamiento que está situado junto a la ermita de Santa Cristina y luego a pie por un cómodo y corto sendero de acceso.