El Bosque de Fanal es de esos lugares que parecen haberse creado como escenario de una película fantástica. Es uno de los pocos bosques salvajes de laurisilva que quedan en Europa ya que la mayoría de estas zonas en el continente fueron perdiéndose poco a poco. Su niebla, los árboles con más de 500 años y una biodiversidad única son los protagonistas de una atmósfera mágica que atrae a miles de visitantes cada día.
- Qué es y dónde se encuentra el Bosque de Fanal, un espacio único
- Paisaje de laurisilva y árboles milenarios, uno de los pocos ejemplos que quedan
- Cómo visitarlo y cómo llegar hasta el histórico bosque
- Cuándo visitar el Bosque de Fanal
- Rutas de senderismo por el bosque, los caminos de ensueño
- Visitas cercanas al Bosque de Fanal
Qué es y dónde se encuentra el Bosque de Fanal, un espacio único
El Bosque de Fanal se ubica en el Macizo de Paúl da Serra, al norte de la isla de Madeira. Se trata de una extensa meseta en el interior de Madeira, a unos 1,100 metros sobre el nivel del mar, que permitió salvar a uno de los pocos ejemplos de laurisilva que aún quedan en Europa.
Uno de los aspectos más bellos de este bosque son sus árboles centenarios, cuyas ramas y troncos han ido adoptando formas increíbles. Llenos de moho y camuflados entre la niebla, estos tilos anteriores al descubrimiento de la isla atraen la mirada de muchos curiosos que realizan rutas para encontrar a los más fantasmagóricos.
El bosque está situado a poca distancia del Pico Ruivo, que es el punto más alto de Madeira y desde donde las vistas son extraordinarias.
Por todas estas peculiaridades, este ecosistema está considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, que destaca la rareza de su conservación y su altísimo valor ecológico.

Paisaje de laurisilva y árboles milenarios, uno de los pocos ejemplos que quedan
Los bosques de laurisilva que quedan, como el de Fanal, se consideran los últimos vestigios de las grandes masas arbóreas que cubrían Europa hace millones de años. Ahora sólo sobreviven algunos ejemplos en Madeira y en las Islas Canarias, aunque el portugués es uno de los más conocidos.
Son bosques subtropicales que se desarrollan en climas húmedos con temperaturas moderadas. La mayoría de sus árboles son de hoja perenne, muy parecidos al laurel, que han sobrevivido durante siglos y siglos los cambios climáticos.
Entre los troncos retorcidos de estos ejemplares milenarios ha surgido todo un ecosistema muy variado donde se ven los musgos, helechos y muchas aves que encuentran en la calma de este bosque su hogar
La niebla y la forma de los árboles, que alcanzan entre los 500 y los 1.000 años, son las que crean espacios únicos que disparan la imaginación y los sentidos.
Cómo visitarlo y cómo llegar hasta el histórico bosque
Esta reserva natural está situada al noroeste de la isla de Madeira, a unos 45 kilómetros de la capital, Funchal, lo que significa que en menos de una hora podemos llegar hasta el hogar de las hadas.
Se trata de una zona montañosa con una ruta muy pintoresca a través de la carretera que une los pueblos más cercanos. Lo mejor es seguir las indicaciones hasta el aparcamiento, Fanal Parking, para dejar el coche y continuar andando hasta el corazón del bosque.
Básicamente hay dos opciones para sacarle el máximo provecho a esta reserva natural: bien recorrerla siguiendo uno de los senderos establecidos o dejarse llevar entre los árboles fantasmas y la niebla sin un rumbo fijo.
Cuándo visitar el Bosque de Fanal: el mejor momento del año
Lo mágico del Bosque de Fanal es que es mucho más divertido cuando está rodeado de niebla, por lo que lo mejor es visitarlo temprano, antes de que el sol deshaga la bruma y se despeje el horizonte.
Es cierto que sin niebla el paisaje también es increíble por lo que si nos cuadra visitarlo más tarde, no hay problema. Además, está situado a unos 1.100 metros de altitud y las nubes bajas suelen llenar de humo este bosque la mayoría del día.
En cuanto a la época del año, la primavera y el otoño suelen ser los mejores meses para recorrerlo sobre todo si vamos a hacer una ruta porque en invierno hace mucho más frío y está muy húmedo y en verano cambia totalmente la visión.

Eso sí, vayamos cuando vayamos, no podemos olvidar la chaqueta porque la niebla cala al final en los huesos y la sensación es de frío.
Rutas de senderismo por el bosque, los caminos de ensueño
Una de las rutas más conocidas es la Vereda do Fanal, completamente señalizada en sus casi 11 kilómetros en un solo sentido. La duración es de unas tres o cuatro horas, depende de lo que nos detengamos a observar o a hacer fotos.
Es una ruta de dificultad media que atraviesa el altiplano de Paul da Serra hasta el bosque, perfecta para los amantes de la naturaleza y los paisajes.
Otro de los caminos va por la Levada dos Cedros, en una senda de 7,2 kilómetros y que también se tarda unas cuatro horas en recorrer. En este caso parte cerca de Ribeira da Janela y sigue el canal de agua (levada) dentro del bosque. Las vistas son increíbles y también podemos ver algunas aves.
La más fácil es la Ruta Circular del Bosque de Fanal, que resulta muy flexible para los visitantes porque podemos cogerla y dejarla en varios puntos. Empieza en el área recreativa y nos permite disfrutar del bosque a nuestro ritmo y absorber la magia y la energía de los árboles y de la niebla.
Hay que tener en cuenta que el tiempo puede ser cambiante en el Bosque de Fanal, por lo que es recomendable llevar ropa adecuada, y que desde este año se paga por el uso de algunos servicios y zonas comunes de este espacio, así que hay que comprobarlo antes.
Visitas cercanas al Bosque de Fanal: unas piscinas saladas o cuevas volcánicas
Una de las visitas más especiales cerca del bosque son las Piscinas Naturales de Porto Moniz, un lugar construido por la naturaleza volcánica de la isla y que son perfectas para darse un baño. Se trata de zonas naturales creadas por la roca en la orilla y que se nutren del agua salada del mar, por lo que la experiencia es mágica, pero con todos los servicios y hasta un área infantil.
También podemos visitar la Cascada del Véu da Noiva, en la zona de Seixal, un torrente de agua que cae desde la ladera hasta el mar. Y no podemos perdernos São Vicente y sus cuevas que son el lugar perfecto para entender de dónde nace la fuerza de Madeira, concretamente, de su origen volcánico.
