En el caso de esta aldea, ubicada en el corazón de la isla de Madeira, el camino es lo más importante. Llegar hasta el interior de un cráter erosionado, en el fondo de un valle rodeado de altas montañas, es un espectáculo en sí mismo y una excursión que sólo por eso ya merece la pena. Luego llegamos a un pequeño pueblo que durante mucho tiempo vivió aislado del mundo gracias a este refugio natural y que se erige como el mejor escenario de un paisaje natural único.
- Historia y contexto de Curral das Freiras: el refugio de las monjas
- Qué podrás ver: la iglesia, una naturaleza salvaje y mucha paz
- Los miradores, un espectáculo en las alturas
- Senderismo y rutas en la zona: recorridos por el valle y algún ascenso
- Dónde comer en Curral das Freiras, la castaña como alimento principal
Historia y contexto de Curral das Freiras: el refugio de las monjas
La situación geográfica de este pueblo, situado a 600 metros sobre el nivel del mar pero rodeado de montañas de más de 1.000 metros de altura, ha marcado su historia. Hasta el fondo de este valle, situado en un cráter que muchos consideran un anfiteatro natural esculpido por la erosión, no era fácil llegar por lo que se consideró el mejor lugar para refugiarse de piratas y conquistadores.
De hecho, fueron las monjas de Santa Clara las que cuando atacaron su convento en Funchal decidieron huir al corazón de la isla para seguir con una vida de oración y trabajo en la agricultura.
Curral era perfecto para la huerta porque tiene un clima más húmedo y fresco que otras partes de Madeira y el aislamiento consiguió que la comunidad viviera en paz durante siglos.
No fue hasta el siglo XX cuando se construyó la primera carretera que unía Curral das Freiras con el resto de la isla, abriendo la aldea al turismo y la modernidad.
Qué podrás ver: la iglesia, una naturaleza salvaje y mucha paz
Del pasado religioso como refugio de las monjas queda la Iglesia de Nossa Senhora do Livramento como el mejor vestigio de esta historia. Aunque este pequeño templo fue construido en el siglo XIX cuenta con cierto encanto, sobre todo por su ubicación y la calma que se respira en los alrededores.
Pero el verdadero polo de atracción en Curral das Freiras es la naturaleza y su increíble paisaje. Sólo para llegar al pueblo, uno se da cuenta de que atraviesa unas fuerzas salvajes que son precisamente el mayor atractivo: los miradores con vistas increíbles y las rutas de senderismos que conectan el pueblo con el resto de la civilización.
Los miradores, un espectáculo en las alturas
Si queremos disfrutar de una de las mejores vistas del valle tenemos que llegar hasta el Mirador do Eira do Serrado, uno de los más famosos de la zona. Se puede acceder caminando desde el Hotel Eira do Serrado, por una corta senda, y ofrece una panorámica impresionante.
Otro de los altares más populares es el Miradouro do Paredão, al que se llega por la carretera hacia Pico do Areeiro. En este punto tenemos una doble vista: Curral das Freiras o Funchal, la capital de Madeira. Te puedes ir deteniendo en los puntos habilitados para ello en el camino.
Ya en Câmara de Lobos se encuentra Boca dos Namorados, a unos 1.100 metros de altura, con una imagen increíble sobre el valle. Tiene un aparcamiento para disfrutar tranquilamente de las alturas y también senderos que le conectan con otros puntos de la montaña.
El enclave más alto para disfrutar de la vista es, sin duda, Pico do Areeiro a más de 1.800 metros de alto, pero sólo podremos ver desde allí Curral das Freiras en días despejados. La carretera no es apta para los que tienen miedo a las alturas.

Senderismo y rutas en la zona: recorridos por el valle y algún ascenso
Una de las rutas más famosas, pero también la más dura, es la que une Curral das Freiras con Funchal recorriendo los antiguos caminos de montaña. Eso sí, son muchos kilómetros por un terreno salvaje que necesita de una preparación física aunque las vistas son increíbles.
También podemos optar por senderos más asequibles como el de Caminho das Voltas, en una ruta de unas tres horas ( 5,6 kilómetros ida y vuelta) que tiene una subida llena de curvas pero muy bonita.
Hay varios caminos que conectan el pueblo con Eira do Serrado: una ruta de unas dos horas partiendo desde el mirador hasta el valle, en descenso, o un trekking mucho más largo, de unas 10 horas, con una subida muy pronunciada hasta el Pico Grande.
También complicada resulta la ruta que recorre la Levada do Curral e Castelejo, unos diez kilómetros de paisajes variados que recorre otras antiguas aldeas de la zona.
Dónde comer en Curral das Freiras, la castaña como alimento principal
En Curral das Freiras se celebra incluso una fiesta de la castaña que se ha convertido en un ingrediente principal para sus dulces y platos más típicos.
Entre los sitios donde podemos probar algunas de estas preparaciones está Sabores do Curral, uno de los mejores locales del pueblo, que cuenta con una oferta de cocina portuguesa basada en los productos propios de esta tierra como la castaña.
Otro de los locales más famosos es el restaurante del Hotel Eira do Serrado, muy cerca del mirador, y que también cuenta con unas vistas espectaculares. Ofrece una carta con platos típicos de la zona y suele estar muy concurrido.
