En el laberinto de calles empedradas del casco antiguo de Marbella, la Plaza de los Naranjos, fundada en el siglo XV tras la conquista cristiana, ha sido durante siglos el epicentro social, político y comercial de la ciudad. Hoy, sus edificios históricos, como el Ayuntamiento renacentista y la Casa del Corregidor, conviven con animadas terrazas y pequeños comercios que le otorgan un carácter alegre y placentero durante todo el año. Todo ello, envuelto en el aroma fresco de los naranjos que, según la estación, regalan una estampa de azahares en flor o frutos dorados. Más allá de ser un punto de encuentro, la Plaza de los Naranjos es el reflejo de la esencia marbellí: una fusión de historia, belleza y el arte sureño de disfrutar la vida sin prisas.
- Historia de la Plaza: de enclave renacentista a símbolo marbellí
- Cómo llegar y qué podrás ver en la Plaza de los Naranjos: un paseo por el alma de Marbella
- Visitas y actividades en los alrededores: tesoros ocultos a un tiro de piedra de la plaza
- Restaurantes y bares: sabores que cuentan historias bajo los naranjos
Historia de la Plaza: de enclave renacentista a símbolo marbellí
La Plaza de los Naranjos fue concebida en 1485, tras la conquista de Marbella por los Reyes Católicos. Buscando reorganizar el entramado urbano y establecer un centro neurálgico para la vida civil y administrativa, se diseñó este espacio siguiendo los cánones renacentistas de la época. Su creación implicó la demolición de antiguas estructuras musulmanas, dando paso a una plaza rectangular, rodeada de edificios de relevancia y destinada a ser el corazón palpitante de la ciudad.
A lo largo de los siglos, la plaza ha sido testigo de innumerables acontecimientos y transformaciones. En su perímetro se erigieron construcciones significativas como la Casa Consistorial, edificada en 1572, que ha servido como sede del Ayuntamiento y refleja la arquitectura civil renacentista con detalles mudéjares. Junto a ella, la Casa del Corregidor, datada en el siglo XVI, destaca por su fachada de piedra y balcones de hierro forjado, fusionando estilos góticos y renacentistas. Completa el conjunto la Ermita de Santiago, el templo religioso más antiguo de Marbella, cuya sencilla estructura contrasta con la riqueza histórica que alberga.
El nombre actual de la plaza proviene de los naranjos que fueron plantados en su centro en el siglo XVIII, aportando sombra y un carácter distintivo al lugar. Desde entonces, la Plaza de los Naranjos ha evolucionado, adaptándose a los tiempos sin perder su esencia, consolidándose como punto de encuentro y celebración para marbellíes y visitantes.
Cómo llegar y qué podrás ver en la Plaza de los Naranjos: un paseo por el alma de Marbella
Situada en el corazón del casco antiguo de Marbella, la Plaza de los Naranjos es el epicentro histórico y social de la ciudad. Llegar hasta ella es un viaje en el tiempo, recorriendo callejuelas empedradas flanqueadas por fachadas encaladas y balcones de hierro forjado adornados con buganvillas. Dado que el acceso en coche es limitado, lo más recomendable es estacionar en alguno de los aparcamientos cercanos, como el Parking Mercado o el Parking Avenida del Mar, y continuar el trayecto a pie, permitiendo así apreciar los pequeños detalles que dan carácter a este rincón marbellí.
Al adentrarte en la plaza, el aroma de los naranjos te envuelve, especialmente en primavera, cuando el azahar perfuma el aire con su fragancia embriagadora. Su trazado rectangular, típico del urbanismo renacentista, se organiza alrededor de una fuente de piedra del siglo XVII-XVIII, cuyo rumor de agua añade un toque de serenidad al ambiente animado de las terrazas que la rodean. Es un lugar donde el pasado convive con el presente: el murmullo de conversaciones en los cafés al aire libre se mezcla con el sonido de las campanas de la cercana Iglesia de la Encarnación.
La Plaza de los Naranjos está rodeada de edificios históricos que narran la evolución de Marbella a lo largo de los siglos. En su lado oriental se encuentra la Casa Consistorial, un elegante edificio del siglo XVI con una fachada en la que destacan inscripciones en latín, relojes de sol y el escudo de los Reyes Católicos, quienes impulsaron la remodelación de la ciudad tras la Reconquista. Justo enfrente, la Casa del Corregidor fusiona elementos góticos, mudéjares y renacentistas en una construcción que fue sede del representante del rey en la época. Su fachada en piedra y sus balcones de hierro forjado conservan el aire señorial de antaño.
En un rincón discreto de la plaza, la Ermita de Santiago es el templo cristiano más antiguo de Marbella. De líneas sencillas y fachada blanca, su interior alberga una imagen de Santiago Apóstol, patrón de España. Esta pequeña iglesia ha sido testigo de innumerables eventos históricos y aún hoy sigue siendo un lugar de recogimiento y devoción en medio del bullicio de la plaza.

Visitas y actividades en los alrededores: tesoros ocultos a un tiro de piedra de la plaza
La Plaza de los Naranjos es solo el inicio de un viaje por el casco antiguo de Marbella, una zona que rebosa historia y encanto en cada esquina. Al perderse por sus callejuelas, el visitante descubre una arquitectura tradicional andaluza, con balcones floridos y patios escondidos que susurran relatos de antaño.
A pocos pasos de la plaza, se alzan las Murallas del Castillo, vestigios de la época musulmana que protegían la medina original. Estas estructuras, construidas en el siglo X, ofrecen una perspectiva única sobre la evolución histórica de la ciudad y brindan la oportunidad de imaginar la Marbella de tiempos pasados.
Otra joya cercana es el Museo del Grabado Español Contemporáneo, ubicado en el antiguo Hospital Bazán. Este espacio cultural alberga una colección impresionante de obras gráficas de artistas renombrados como Picasso, Miró y Dalí, ofreciendo una visión del arte español del siglo XX y XXI.
El paseo por el casco antiguo también revela pequeñas boutiques, talleres artesanales y galerías de arte que invitan a descubrir el talento local y a llevarse un recuerdo auténtico de Marbella. Cada rincón, cada plaza escondida, como la Plaza de Santo Cristo, añade una capa más a la rica tapestry cultural de la ciudad.
Restaurantes y bares: sabores que cuentan historias bajo los naranjos
Ya sea con un plato de gazpacho bien frío en verano o una copa de vino dulce de Málaga al atardecer, comer en la Plaza de los Naranjos es toda una experiencia. Aquí, entre fachadas centenarias y terrazas que se funden con la sombra de los naranjos, la cocina marbellí se despliega en una fusión de tradición y modernidad, ofreciendo platos que reflejan el alma mediterránea de la ciudad.
Uno de los restaurantes más emblemáticos es Los Naranjos, con más de medio siglo de historia en la plaza. Su carta, fiel a la esencia andaluza, propone especialidades como la fritura malagueña, una selección de pescado fresco crujiente y ligero, o el ajoblanco, una refrescante sopa fría a base de almendras y ajo, perfecta para los días cálidos. A pocos pasos, Casa del Corregidor, ubicado en un edificio histórico, ofrece una cuidada selección de tapas y platos de cuchara, donde destacan el rabo de toro estofado y las berenjenas con miel de caña, un bocado en el que se entrelazan los sabores dulces y salados de la gastronomía andaluza.
Para los amantes del pescado y el marisco, El Estrecho, una taberna cercana con más de 60 años de historia, es un referente en la zona. Aquí, los espetos de sardinas asadas sobre brasas de leña de olivo transportan directamente a la orilla del mar, mientras que la ensaladilla rusa y las gambas al pil-pil ofrecen una explosión de sabor local. Otra opción destacada es Mia Café Marbella, donde se puede disfrutar de una cocina más contemporánea sin perder de vista los ingredientes de la región, con opciones como el tartar de atún de almadraba o el solomillo ibérico con crema de boletus.
