Benidorm no es solo un destino; es un decorado recurrente en la memoria de muchas infancias. Desde hace décadas, generaciones de niños han jugado en su arena, probado sus primeros helados frente al mar y dormido agotados tras días de aventuras. Hoy, la ciudad sigue cumpliendo ese papel entrañable: el de escenario donde se forjan los recuerdos del verano. Parques temáticos entre montañas, barcos de fondo de cristal, calas escondidas y castillos de arena al atardecer convierten cada jornada en una historia compartida. Y en Benidorm, cada familia puede escribir la suya.
- Tour y excursiones: de barcos con fondo de cristal al mirador del Balcón del Mediterráneo
- Parques temáticos: aventuras en la Antigua Roma, la selva o el fondo del mar
- Mejores playas para familias: arena suave, aguas tranquilas y juegos al sol
- Actividades acuáticas: del kayak al submarinismo infantil
- Senderismo y naturaleza: la Serra Gelada a ritmo infantil
Tour y excursiones: de barcos con fondo de cristal al mirador del Balcón del Mediterráneo
Las excursiones familiares en Benidorm comienzan, casi inevitablemente, con la silueta de la Isla de Benidorm, ese islote que vigila la bahía desde la distancia. A bordo de embarcaciones con fondo de cristal, los niños pueden observar los peces nadando bajo sus pies, como si el barco flotara sobre un acuario natural. El trayecto, que parte del puerto, no supera los veinte minutos y ofrece vistas únicas del skyline y del fondo marino protegido de este parque natural. En la isla no hay más que naturaleza y aves marinas, pero ese es precisamente su encanto: la sensación de descubrir un lugar que parece fuera del tiempo.

Otra excursión imprescindible es al casco antiguo, donde la historia se presenta en formato reducido. Desde el Parque de Elche, con sus palmeras y sus palomas domesticadas, se asciende al Balcón del Mediterráneo, una antigua fortificación convertida en mirador desde la que los niños pueden imaginar piratas y fortalezas. En el camino, los callejones están llenos de heladerías, tiendas de recuerdos y músicos callejeros que completan el espectáculo.
Parques temáticos: aventuras en la Antigua Roma, la selva o el fondo del mar
Si hay algo que convierte a Benidorm en un lugar distinto para viajar con niños es su densidad de parques temáticos. En apenas unos kilómetros se concentran algunos de los más variados de España.
Terra Mítica es, quizá, el más sorprendente. Sus zonas temáticas reproducen con fidelidad escenográfica civilizaciones como Egipto, Grecia o Roma, y sus espectáculos, como las batallas navales o las carreras de cuadrigas, están pensados para fascinar tanto a pequeños como a mayores. Lo mejor es que muchas atracciones tienen versiones adaptadas para los más jóvenes, con montañas rusas infantiles, juegos de agua y zonas sombreadas para descansar entre aventura y aventura.

A pocos metros, Mundomar ofrece una experiencia más íntima: delfines, leones marinos, flamencos y aves exóticas en un parque que combina exhibiciones educativas con recorridos por hábitats recreados. Aquí los niños no solo observan, sino que aprenden, tocan, se acercan. Algunos espectáculos, como el de delfines, están entre los más aclamados del Mediterráneo español.
Justo al lado se encuentra Aqualandia, el parque acuático más veterano de España, con toboganes de todos los tamaños, piscinas de olas y zonas infantiles con atracciones diseñadas para que los más pequeños jueguen sin peligro. Para los que prefieren una experiencia zoológica más completa, Terra Natura es un parque de animales que reproduce hábitats de Asia, América y Europa, y permite interactuar con especies como ciervos, suricatas o serpientes. Aquí la fauna se observa sin jaulas, en espacios abiertos que imitan la geografía natural de cada animal.
Mejores playas para familias: arena suave, aguas tranquilas y juegos al sol
La playa, ese clásico eterno de las vacaciones familiares, encuentra en Benidorm un escenario privilegiado. La Playa de Poniente es la favorita de muchas familias por su ambiente más tranquilo y local. Su paseo marítimo, rediseñado por Carlos Ferrater con líneas ondulantes que imitan el vaivén de las olas, tiene zonas de sombra, columpios y cafeterías donde reponer fuerzas tras una mañana de castillos de arena.

La Playa de Levante, más animada y concurrida, cuenta con múltiples actividades infantiles, alquiler de patinetes acuáticos, zonas delimitadas para el baño y hasta una biblioplaya. Aunque más ruidosa, su energía la convierte en un espacio vibrante para niños activos.
Y luego está la joya escondida: la Cala del Mal Pas, un rincón secreto entre Levante y Poniente, ideal para enseñar a los más pequeños a bucear con gafas y tubo. Aquí, el agua es tan clara que los peces parecen formar parte del decorado, y el oleaje tan suave que los padres pueden relajarse con cierta tranquilidad.
Actividades acuáticas: del kayak al submarinismo infantil
El Mediterráneo de Benidorm no es solo para mirar: también se puede explorar. Muchas empresas ofrecen alquiler de kayaks y tablas de paddle surf, con rutas guiadas por la costa, especialmente al atardecer. Algunas excursiones están diseñadas específicamente para familias, con paradas para nadar y explicaciones sobre la fauna marina.
En la Playa del Mal Pas, junto al puerto, se organizan bautismos de buceo para niños a partir de 8 años, siempre acompañados de instructores titulados. Es una experiencia transformadora para los más curiosos, que regresan del mar con historias de peces trompeta y praderas de posidonia.
Los amantes de la adrenalina pueden optar por parques hinchables flotantes, instalados durante el verano frente a la playa de Levante, donde los niños se lanzan, corren y resbalan sobre el agua. Y para quienes prefieren algo más tranquilo, los paseos en barco con visión submarina siguen siendo una opción segura y fascinante.
Senderismo y naturaleza: la Serra Gelada a ritmo infantil
El entorno natural de Benidorm esconde rutas de senderismo tan accesibles como sorprendentes. El Parque Natural de la Serra Gelada, que separa Benidorm de Altea, ofrece una de las excursiones familiares más recomendadas: el camino al Faro del Albir. Es una ruta asfaltada de apenas cinco kilómetros (ida y vuelta), sin pendientes pronunciadas y con varios miradores sobre acantilados que cortan la respiración.

La ruta hacia la Torre de les Caletes, por otro lado, es algo más exigente pero igualmente factible con niños mayores. Esta antigua torre de vigilancia, construida para prevenir incursiones piratas, ofrece no solo historia sino también panorámicas del mar que parecen salidas de una película.
En primavera y otoño, estos recorridos se tiñen de flores silvestres, y no es raro cruzarse con conejos o aves rapaces. El contraste entre el azul del mar y los pinos verdes que cubren las laderas da la sensación de haber escapado de la ciudad sin haber salido de ella.
