Girona, la escapada perfecta desde Barcelona
La ciudad de Girona se ha hecho mundialmente famosa gracias a Juego de Tronos. Varios capítulos de la sexta temporada de esa mítica serie han aprovechado diferentes localizaciones de esta bonita ciudad. Pero, mucho antes de la llegada del serial de televisión, Girona ya era muy conocida por la belleza y armonía de su urbanismo y por sus destacados monumentos. También por la escenografía que regalan a la ciudad los ríos que la atraviesan: el Ter y, sobre todo, el Oñar (Onyar). Y entre los más gastrónomos, Girona es conocida por ser la sede de uno de los mejores restaurantes del mundo (si no el mejor): El Celler de Can Roca.
Qué ver en Girona
Girona es una ciudad perfecta para el paseo. Por su reducido tamaño y por la tranquilidad que se respira en la mayor parte de su casco urbano. Y, sobre todo, por la autenticidad que desprenden sus calles y plazas. Muchas de sus casas, mansiones y centros religiosos preservan su fisonomía medieval de una forma admirable. Estos son algunos de los lugares más recomendables para visitar en Girona:
Baños árabes
De estilo románico, fueron utilizados como baños públicos entre el siglo XI y el siglo XV, siguiendo el modelo de este tipo de instalaciones tanto en el mundo romano como musulmán y judío.
Puentes de Girona
Probablemente, el más escenográfico es el de Les Peixateries Velles (o de Eiffel), que fue realizado por la empresa del célebre ingeniero francés.


Les Peixateries Velles
Casas del Oñar
Pintadas de colores y ribereñas a ese río son, junto con la Catedral y la torre de la basílica de Sant Feliu, la imagen más representativa de la ciudad. Fueron levantadas a lo largo del siglo XX.
Iglesia de Sant Feliu
Destacado templo entre el Románico y el Gótico, que llama la atención por su espigada torre-campanario. También tiene una interesante portada barroca (siglo XVIII).
El Call
Es el barrio judío y se trata de un auténtico laberinto de callejones y plazuelas que preservan su esencia medieval. Está considerada como una de las juderías mejor conservadas del mundo.
Murallas
En la Edad Media se ampliaron las murallas existentes levantadas por los romanos. Hoy el paseo de ronda por su perímetro es una de las experiencias más gratificantes de la ciudad de Girona.
Sant Pere de Galligants
Se trata de un antiguo monasterio benedictino (siglo XII), que preserva la belleza de su iglesia y su claustro. Con la cercana capilla de San Nicolau conforman uno de los conjuntos románicos más espectaculares de Cataluña.
La Catedral de Girona
Pero si hay un monumento que destaque sobre todos en Girona, esa es la Catedral. Antes de entrar en el templo llama poderosamente la atención su enorme escalinata. Escenario, por cierto, de una de las secuencias más conocidas de la serie Juego de Tronos.
La Catedral se construyó entre los siglo XI y XVIII, aunque buena parte de su fisonomía corresponde al siglo XIV. En ese momento se hizo cargo de la reforma del templo el arquitecto Guillermo Bofill, que dotó al templo con una única nave de una imponente altura.
Tan impresionante como la iglesia es el claustro, realizado en el siglo XII. Llama la atención, sobre todo, por su planta irregular y por la riqueza de sus capiteles. En ellos (una rareza en el Románico) aparecen escenas de los propios maestros artesanos durante los trabajos de construcción de este centro religioso.
También muy significativa es la Torre de Carlomagno, que fue el campanario del templo románico. De estilo lombardo, con la reforma gótica pasó a convertirse en uno de los contrafuertes que sustentan la nave de la Catedral gerundense.


Catedral de Girona
Qué más puedes hacer en Girona
Más allá de la ciudad histórica (Força Vella), también merece la pena el paseo por la Rambla de la Libertad, que discurre paralela al curso del río Oñar. Aquí es donde se concentran buena parte de los comercios de la ciudad, además de bares y restaurantes. También está la Casa Norat, de 1912, construida en un atractivo estilo modernista. Su autor fue Roca i Pinet.
En esta zona se encuentra la heladería Rocambolesc (Santa Clara, 50), el dulce proyecto de Jordi Roca para recuperar el “carro de los helados”. Eso sí, la creatividad en sabores de este paraíso dulce va mucho más allá de la fresa, la nata, el chocolate o la vainilla y parece no tener límites.
Además, merecen una visita:
- Museo de Historia de los Judíos: en él se realiza una retrospectiva de la presencia de la comunidad judía en Cataluña y, sobre todo, en Girona. Entre las piezas más destacadas está la colección de lápidas medievales que proceden del cementerio judío de Montjuïc.
- Casa Masó: es la única visitable de las llamadas Casas del Oñar y el lugar donde nació el arquitecto Rafael Masó i Valentí. Es uno de los mejores ejemplos del Novecentismo catalán.
- La noche de Girona: pese a la tranquilidad que se respira en la ciudad, lo cierto es que las noches de Girona, sobre todo durante el buen tiempo, son de lo más entretenidas. La mayor parte de los locales de ocio nocturno se concentran en las plazas de la Independencia y de Sant Feliu.


Noche en Girona
El Celler de Can Roca
No se puede hablar de Girona sin hacerlo también de su restaurante más emblemático: El Celler de Can Roca. El pequeño local regentado por los padres de los tres hermanos Roca nada tenía que ver con lo que hoy es El Celler, sin duda uno de los mejores restaurantes del mundo.
Joan se encarga de una cocina creativa que sublima el producto local, pero que investiga en sabores y técnicas culinarias llegadas de todo el planeta. Por su parte, Josep es el encargado de los maridajes con los vinos y licores que engrosan la que, sin duda, es una de las bodegas más envidiadas del mundo.
En cuanto a Jordi, el menor de los hermanos, lleva décadas sorprendiendo con una repostería que, por sí sola, ya merecería una visita a este auténtico templo de la alta gastronomía.
Información de interés
Cómo llegar
- En tren: Renfe ofrece varias frecuencias diarias en AVE desde la estación de Sants. La duración media del trayecto es de 38 minutos.
- En bus: desde la estación de Sants salen los buses de las empresas Sagalés y Alsa, que conectan Barcelona y Girona en un trayecto de entre una hora y cuarto y hora y media, con varias frecuencias diarias.
- En vehículo propio: poco más de 100 kilómetros son los que separan Barcelona de Girona por la autopista AP-7 (E-7) o la N-II.
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