En el corazón de Fuerteventura, a medio camino entre las cumbres suaves del interior y los llanos que se abren hacia la costa este, se encuentra Antigua, un municipio que conserva el pulso de la isla tradicional. Calles tranquilas, molinos de viento aún en pie y casas encaladas con patios interiores hablan de un pasado agrícola que fue motor económico del territorio hace dos siglos. Hoy, Antigua se muestra al viajero como una puerta a la memoria majorera: un lugar donde la vida rural, el patrimonio histórico y la naturaleza volcánica conviven en armonía.

  1. Historia y contexto de la localidad
  2. Qué podrás ver en tu visita
  3. Visitas y actividades en los alrededores
  4. Dónde comer

Historia y contexto de la localidad: Antigua, el centro agrícola que se convirtió en guardián de la tradición majorera

Fundada en el siglo XVIII, Antigua se desarrolló en torno a la agricultura de secano y al pastoreo de cabras, que siguen marcando su identidad gastronómica y cultural. El paisaje de gavias —huertos hundidos en el terreno para retener la escasa humedad— y los molinos de viento definen todavía la fisonomía del municipio. El clima árido y los suelos volcánicos no frenaron a los majoreros, que idearon técnicas ingeniosas para aprovechar cada gota de agua y mantener viva la producción de cereales.

Durante la época colonial, Antigua se convirtió en un núcleo de paso entre Betancuria —la antigua capital— y el litoral, consolidando su importancia estratégica en la red de caminos de la isla. La iglesia parroquial, los molinos y las casas señoriales de piedra reflejan ese momento en que la villa fue referencia administrativa y agrícola. Con el auge turístico del siglo XX, su papel cambió: mientras la costa se llenaba de hoteles, Antigua supo mantener su carácter rural, hasta el punto de convertirse en uno de los mejores lugares para conocer el Fuerteventura más auténtico.

Antigua

La identidad de Antigua está marcada también por su producción de queso majorero, que obtuvo denominación de origen en 1996. El pastoreo caprino y la tradición quesera explican la persistencia de un modo de vida vinculado a la tierra y al aprovechamiento sostenible de los recursos. El municipio, además, se ha esforzado por conservar su patrimonio con museos etnográficos y restauraciones que devuelven protagonismo a su legado histórico.

Qué podrás ver en tu visita: descubriendo la Fuerteventura más rural

Molinos: gigantes de viento en la llanura majorera

Los molinos de viento de Antigua son, quizá, el símbolo más reconocible de la localidad. Erigidos en el siglo XIX, permitían moler el grano de cereales como el trigo y, sobre todo, el millo (maíz), base de la elaboración del gofio. Sus torres cilíndricas, construidas en piedra y con techumbre de madera, aún giran con la brisa constante del interior majorero. Varios han sido restaurados y se pueden visitar, como el Molino de Antigua, que alberga un pequeño museo etnográfico con aperos de labranza y salas dedicadas al queso y al arte popular.

Más allá de su valor práctico, los molinos representan la lucha de los habitantes por domesticar un entorno duro y aprovechar sus recursos naturales. El contraste de estas estructuras blancas contra el paisaje volcánico rojizo ofrece una de las estampas más fotogénicas de Fuerteventura, especialmente al atardecer, cuando las aspas se recortan sobre el cielo limpio de la isla.

Iglesia Señora de la Antigua: corazón espiritual y arquitectónico de Antigua

En el centro del pueblo se alza la Iglesia de Nuestra Señora de la Antigua, construida en el siglo XVIII sobre un templo anterior. Su sobria fachada blanca, el campanario cuadrado y el interior de techumbre de madera mudéjar la convierten en una joya arquitectónica del patrimonio insular. En su altar mayor destaca una talla de la Virgen, objeto de devoción y protagonista de las fiestas patronales que se celebran cada septiembre.

La iglesia no es solo un lugar de culto, sino también un espacio que narra la historia de la comunidad. En torno a ella crecieron las casas de labranza y las calles empedradas que todavía conservan el aire tradicional. Pasear por este entorno es comprender la importancia de la religión en la organización social de los pueblos majoreros.

Iglesia de Nuestra Senora de Antigua

Otros rincones con carácter: mercadillos, ermitas perdidas en la llanura y la Casa del Cabildo

Además de molinos y templos, Antigua sorprende con pequeñas ermitas dispersas por su territorio, como la de San Isidro Labrador, vinculada al mundo agrícola, o la de San Francisco Javier. También destaca la Casa del Cabildo, edificio histórico que acogió las instituciones insulares en el pasado y que hoy se utiliza para actividades culturales. Su arquitectura sobria y su historia la convierten en otro punto de interés en el recorrido.

El propio trazado urbano invita a caminar sin prisa: casas encaladas con puertas y ventanas de madera pintadas de verde, plazas donde todavía se celebran mercadillos y patios donde florecen las buganvillas. El Mercado Agrícola de Antigua, por ejemplo, se celebra el primer domingo de cada mes, de 9:00 a 14:00 horas. Cada rincón parece conservar la memoria de una Fuerteventura anterior al turismo masivo.

Visitas y actividades en los alrededores: naturaleza volcánica, antiguas salinas y ferias de artesanía local

Uno de los atractivos de Antigua es su situación privilegiada en el centro de la isla, lo que permite explorar distintos entornos sin largos desplazamientos. Muy cerca se encuentra el Parque Rural de Betancuria, con barrancos abruptos y miradores como el de Morro Velosa, diseñado por César Manrique, desde donde se contemplan los tonos ocres y dorados del relieve majorero. Este parque, además, conserva flora endémica y restos arqueológicos de los antiguos pobladores aborígenes.

Antigua
Vista panorámica de las colinas volcánicas y el desierto desde Morro Velosa, Fuerteventura, Islas Canarias

Hacia el este, el visitante se topa con extensiones de llanura volcánica que recuerdan la fuerza geológica que dio forma a la isla. Las rutas de senderismo permiten recorrer este paisaje casi lunar, donde destacan formaciones como los hornos de cal o los restos de antiguos corrales. Los amantes de la naturaleza también pueden acercarse a las Salinas del Carmen, situadas en el municipio colindante, que explican el papel histórico de la sal en la economía majorera.

Además, Antigua organiza eventos culturales como la Feria Insular de Artesanía, que cada primavera reúne a artesanos de toda Canarias para mostrar oficios tradicionales: cestería, alfarería, bordados y tallas en madera. Este encuentro convierte al municipio en un escaparate vivo de la cultura insular y en una cita imprescindible para quienes quieran conocer la isla más auténtica.

Dónde comer: sabores majoreros en Antigua

La gastronomía de Antigua refleja la vida agrícola y ganadera que ha marcado su historia. En el centro del pueblo y en los caseríos cercanos se encuentran restaurantes y bares familiares donde el protagonista es el queso majorero —fresco, semicurado o curado con pimentón y gofio— y donde no faltan platos tradicionales como el cabrito en adobo, los potajes de berros y las papas arrugadas con mojo.

Entre los locales más recomendables figura el Bar Casino Sociedad Unión de Antigua, un bar tradicional y punto de encuentro local donde se sirven tapas caseras y platos de mercado en un ambiente auténtico; junto a él, otras tabernas y restaurantes familiares ofrecen la cocina de siempre, y varias queserías y pequeños establecimientos venden directamente productos artesanos. Además, algunas bodegas rurales organizan catas de vinos isleños para acompañar los quesos y los guisos locales.