La costa de Cádiz es un lugar mágico en España que todavía cuenta con pequeños rincones casi secretos donde el tiempo y el mundo parecen detenerse para poder respirar la naturaleza en su estado más salvaje. Uno de esos paraísos son las Calas de Roche, siete pequeñas playas vírgenes entre acantilados, al norte de Conil, donde uno puede llegar a olvidarse de todo.
- Contexto natural de las siete Calas de Roche
- Las 7 Calas de Roche, un camino hacia el paraíso
- Recomendaciones para la visita: todo lo que tienes que llevar contigo
- Cómo llegar
Contexto natural de las siete Calas de Roche
Estas siete pequeñas playas salvajes se ubican entre elevados acantilados que las convierten en un refugio único cuando el viento de Levante azota estas costas y hace imposible permanecer en la playa.
En total son 1.800 metros de acantilados jalonados por pequeños accesos a un mar mucho más calmado que en otros puntos del litoral gaditano, sobre todo porque se crean pequeños refugios que se esconden del viento.
De las siete calas sólo cuatro tienen acceso habilitado desde arriba aunque es posible pasar de una a otra sobre todo cuando baja la marea y se liberan pasos por la costa. Cuando sube la marea, algunas de las playas se esconden bajo el agua y no se pueden utilizar.

En el borde del acantilado hay una red de senderos que van uniendo las distintas calas, salpicados de matorrales e hinojos, que permiten disfrutar de unas vistas increíbles de la playa y el mar. Es un paseo que merece mucho la pena.
Las 7 Calas de Roche, un camino hacia el paraíso
Estos siete tesoros están considerados las mejores calas de toda Andalucía. Se pueden recorrer cuando la marea está baja. Además, no suelen estar muy concurridas porque el aparcamiento en tierra es pequeño y el acceso es bastante complicado. Sin embargo, son un refugio perfecto para los días ventosos de Cádiz en los que estar en otras zonas de baño resulta imposible, sobre todo en Cala del Pato, que es la más protegida.
La primera cala que nos encontramos desde Conil es la del Faro, con una zona de baño pequeñita y un acceso complicado. A pesar de eso, suele estar concurrida porque es la más cercana a la población. La siguiente es la del Tío Juan Medina, que está cerca de uno de los cuatro aparcamientos que hay en la carretera. Está bastante protegida y es más fácil de llegar a ella, pero tienes que tener en cuenta que es una playa naturista.

Lo mismo ocurre con la siguiente, Cala del Pato, una de las más populares ya que está cerca del aparcamiento. Su acceso, aunque complicado, es mediante escaleras excavadas. Es una de las más protegidas del viento y su nombre se debe, precisamente, a una roca en forma de pato que se abre a la izquierda del arenal.
Por el mismo acceso de esta cala podemos llega a la de Enebro, que es pequeñita pero ya no tan utilizada por los nudistas, al igual que la siguiente zona de baño, la de El Frailecillo, que es una zona completamente virgen, más fácil de llegar y más cerca de algunos hoteles que hay junto a la urbanización de Roche. Por eso también es la más complicada para poder aparcar.
Llegando casi a esta urbanización está El Áspero, con menos encanto que las otras calas mucho más pequeñas y rosas pero con el acceso más sencillo puesto que es un camino de tierra que acaba en una pasarela de madera. Aunque no hay grandes acantilados, sí hay algunas rocas que nos muestran un poco cómo son las otras calas.
La última es Cala Encendida, en plena urbanización, con un atardecer rojizo increíble que atrae a muchos visitantes. Es la única que tiene servicios de restauración cerca, pero encontrar un sitio para dejar el coche, sobre todo en verano, puede resultar misión imposible.

Recomendaciones para la visita: todo lo que tienes que llevar contigo
Hay que tener en cuenta que en las calas, salvo en las últimas, no hay ni cobertura, por lo que tienes que meter en tu mochila todo lo que puedas necesitar: agua, comida, toallas… de todo. En la mayoría, ni siquiera hay cobertura de móvil por lo que si algo se te olvida, tendrás que desandar el camino tú mismo.
Es mejor llevar zapato cómodo en los accesos porque algunos son complicados y con chanclas podrías resbalar.
No podemos olvidar la protección solar, porque los rayos son fuertes en las calas.
Cómo llegar
Se puede llegar a las calas desde Conil a pie o en coche. Hay que tener en cuenta que el sendero hasta esta maravilla nos puede llevar una hora desde la Fontanilla de Conil y luego acceder a la zona de baño que queramos, pero las vistas son increíbles si queremos animarnos a ir a pie.
En coche, tenemos que coger la carretera del Puerto, la CA 4202, en dirección a la urbanización de Roche. A partir del Faro hay cuatro aparcamientos habilitados junto a los accesos a las distintas calas, que ya tienen que hacerse caminando.
