Con apenas 50 habitantes, Bulnes está en el corazón del Parque Nacional de los Picos de Europa, en el concejo de Cabrales. Aquí, entre sus casas de piedra, la naturaleza es la gran protagonista. Punto de partida para muchos montañeros que se atreven a explorar el célebre Pico Urriellu o Naranjo de Bulnes, este pueblo, situado a 145 kilómetros de Oviedo y 128 de Gijón, te permitirá descubrir un paisaje cautivador, un queso único y una forma de vida que ya está muriendo. También encontrarás un bonito cementerio y un delicioso puente de madera, y podrás escuchar los sonidos del agua y del canto de los pájaros. Además, te preguntarás cómo la gente de este bonito pueblo ha podido sortear, especialmente en invierno, el aislamiento y las duras condiciones de vida del entorno.
- El último pueblo sin coches de Asturias
- Qué ver en Bulnes
- Cómo subir a Bulnes
- Rutas de senderismo en Bulnes
- Visitas en los alrededores
- Dónde comer y especialidades de la zona
En Bulnes parece que los relojes se han parado. Aunque la gran mayoría de sus escasos habitantes están volcados en el turismo, han conseguido conservar hasta hoy el carácter original de una recoleta aldea de casitas tradicionales de piedra. En el entorno de Bulnes se respira calma y se oye hasta el silencio, por lo que una escapada a esta deliciosa localidad de Asturias es altamente recomendable.
El último pueblo sin coches de Asturias
Dicen que Bulnes es el último pueblo sin coches de Asturias, pero también hay que matizar que es el último municipio sin acceso por carretera. Situado en las inmediaciones de la ruta del Cares, se ha convertido en un destino turístico en los últimos años, sobre todo desde que se construyó el funicular. Está rodeado de altas montañas y su territorio se divide en dos zonas: Bulnes de Arriba, también conocido como El Castillo, y Bulnes de Abajo o La villa.
Qué ver en Bulnes
La mayor parte de los turistas que llegan a Bulnes permanecen en Bulnes de Abajo, porque es en esta parte donde se encuentran los restaurantes, las tiendas y algún pequeño alojamiento. También es la zona más nueva y animada de la aldea.
Además de su riqueza natural, Bulnes tiene también atractivos monumentales, como sus viviendas tradicionales y la capilla de Nuestra Señora de las Nieves, que fue restaurada en 2014.

Esta capilla, que estuvo en ruinas durante muchas décadas, está aneja al pequeño cementerio de la localidad, con sus lápidas de piedra, como el propio templo.
Esta parte de abajo de Bulnes (la Villa) está cruzada por los dos regatos que conforman los ríos Texu (o Tejo) y Cares, bastante limitados en caudal en esta fase primigenia. El puente de piedra de Bulnes también capta el interés de sus visitantes porque es en esta zona donde se encuentran la mayor parte los bares y restaurantes de la localidad. Hablamos de ellos más adelante, pero son un magnifico lugar para probar la cocina típica de la zona y conversar con los escasos vecinos de esta minúscula aldea.
La parte más antigua del pueblo se halla en Bulnes de Arriba, barrio también conocido como El Castillo, por la construcción defensiva que aquí se encontraba. La zona se caracteriza por sus edificaciones tradicionales de piedra caliza con tejados rojos. Al estar más elevada que el resto de la aldea, ofrece vistas impresionantes. Las mejores, desde el mirador de Lallende, donde se puede divisar la mayor parte del Canal del Teju, la Peña Maín y el Collado Pandebano.
Respecto al castillo, sus orígenes se remontan al siglo XIII y, más que una fortaleza al uso, se trataba de una torre de vigilancia, de las muchas repartidas no solo por Asturias sino por el resto del país durante la convulsa época medieval.
Para ir de Bulnes de Arriba a Bulnes de Abajo, hay que caminar por un sendero asfaltado y con bastante pendiente, de unos 700 metros, que se puede cubrir en unos 15 minutos de caminata.
Cómo subir a Bulnes
Para llegar al pueblo de Bulnes, hay que pasar antes por Poncebos. Y desde aquí se puede optar por recorrer a pie los 4 kilómetros que le separan de Bulnes o tomar el funicular, que desde su construcción en 2001 ha facilitado mucho la vida a los locales. Si te gusta caminar y tienes tiempo, es muy recomendable hacer el trayecto andando, aunque en el trayecto de Poncebos a Bulnes hay bastantes subidas. La ruta está bien señalizada y el paisaje, junto al Canal del río Tejo, es espectacular. Hay quien opta por hacer el trayecto de ida a Bulnes en funicular y regresar caminando, porque la bajada es más llevadera.

Funicular de Bulnes
Este tren cremallera es casi un milagro de la ingeniería que permite, desde el año 2001, salvar el trayecto que va desde Poncebos hasta las inmediaciones de Bulnes y que hasta entonces se realizaba andando. En unos 8 minutos, el funicular salva un desnivel de unos 400 metros y hace el recorrido por un túnel rectilíneo de 2.227 metros que atraviesa la Peña Maín. Después sólo hay que caminar unos 5 minutos por un camino cómodo de tierra hasta llegar a las primeras edificaciones de Bulnes. En temporada alta, el funicular pasa cada 30 minutos, de 10 a 20 h. En temporada baja, sólo funciona de 10 a 12.30 h y de 14 a 18 h. El precio de ida y vuelta para un adulto es de 22 euros (17,5 euros un solo trayecto). El funicular tiene capacidad para 48 personas, de las que 28 pueden ir sentadas.
Rutas de senderismo en Bulnes
Desde Bulnes se pueden realizar extraordinarias rutas de senderismo. Las más conocidas son las que se dirigen desde Bulnes hasta Sotres (15 kilómetros), Fuente Dé (30 kilómetros), el refugio de Vega de Urriellu (24 kilómetros) y Pandebano (75 minutos). Esta última está marcada como GR-202 y es conocida como Ruta de la Reconquista.
Una de las más populares, por su facilidad, es la que conduce hasta el mirador de Bulnes, desde donde se puede contemplar el Picu Urriellu (Naranjo de Bulnes). Se puede hacer en apenas 10 minutos por un camino estrecho y algo resbaladizo.
Son muchos los que persiguen alcanzar, a través de empinados caminos, el Picu Urriellu, más conocido como Naranjo de Bulnes (2.519 metros), la más renombrada cima de los Picos de Europa y lugar de peregrinación de los montañeros españoles. Su nombre procede del color anaranjado que adoptan las paredes del macizo cuando recibe los rayos del sol.
Visitas en los alrededores
Lo que más llama la atención en los alrededores de Bulnes es la gran montaña que la guarda, el ya mencionado Naranjo de Bulnes (o Pico Urriellu), meca para tantos escaladores. Su entorno, junto con el resto de cumbres y valles del Parque Nacional de los Picos de Europa son los más frecuentados por senderistas y amantes de la naturaleza en Asturias.
Más abajo, el gran punto de atracción de la zona es la montaña de Covadonga, con su santuario mariano, que es uno de los principales centros religiosos del país. La Santina, la imagen de la Virgen que allí se venera, da la bienvenida miles de peregrinos, muchos de los cuales continúan camino hacia los Lagos de Covadonga. En verano y los periodos de mayor afluencia de visitantes del resto del año esta subida solo se puede realizar en un autobús público.
Desde el punto de vista administrativo, Bulnes pertenece al concello de Cabrales. Municipio plagado de pueblos con tanto encanto como Arenas, Sotres, Pandiellu, Camarmeña, Tielve, Sotres y Poncebos. De esta última localidad parte el que, sin duda, el sendero más frecuentado (y deseado) de toda Asturias: la ya mencionada ruta del Cares, que se abre paso por el estrecho cañón trazado por ese río a lo largo de millones de años, entre impresionantes muros de roca granítica.
Dónde comer y especialidades de la zona
En Bulnes hay algunos bares y restaurantes en los que degustar la contundente cocina tradicional del Principado. Por ejemplo, en el bar Mirador Lallende, con impresionantes vistas al entorno natural de la zona. Aquí se pueden degustar unas ricas croquetas, patatas al Cabrales, cachopines de ternera y de pollo, su tabla de quesos locales y la omnipresente fabada asturiana, entre otros platos.
La fabada es también el plato más popular del restaurante La Casa del Puente, en cuya carta destacan otras preparaciones como los tortos de maíz, que sirven con picadillo de cerdo y queso de Cabrales con mermelada casera. Muy típico de la zona (y de este restaurante) es el chorizo a la sidra, así como el guiso de cabrito de los Picos.
Por su parte, en el bar y restaurante Bulnes sirven variedad de tortos de maíz con picadillo, queso de Cabrales, morcilla y huevo, junto a otras recetas tradicionales de la zona. Entre ellas están el pote asturiano, la fabada, los escalopines al Cabrales, una particular versión del cachopo (que hacen al horno) y el contundente plato de la abuela: con tortos, huevos, chorizo y patatas.
