Elevada sobre el cerro Canfali, en el punto más alto del casco antiguo de Benidorm, la Iglesia de San Jaime y Santa Ana no solo es un templo: es la cuna espiritual de una ciudad que es mucho más que turismo de playa y desenfreno nocturno. Desde su fundación en el siglo XVIII, sus muros blancos y su cúpula azul han contemplado la transformación de un humilde pueblo pesquero en una de las capitales del turismo europeo. Pero aquí, donde las callejuelas estrechas se abren al Mediterráneo, aún se respira algo antiguo y auténtico: una mezcla de devoción, historia y leyenda marinera que se condensa entre los bancos de madera y las bóvedas silenciosas de esta iglesia que sigue latiendo al ritmo del pueblo benidormense.
- Historia de la parroquia: de un hallazgo milagroso a símbolo de la ciudad
- Arquitectura y detalles: una joya neoclásica frente al Mediterráneo
- Visita a la iglesia: una parada en tu paseo por el casco antiguo de Benidorm
- Otras iglesias en Benidorm: espiritualidad entre rascacielos
Historia de la parroquia: de un hallazgo milagroso a símbolo de la ciudad
La historia de la Iglesia de San Jaime y Santa Ana está estrechamente ligada a una leyenda marinera que ha pasado de generación en generación, formando parte inseparable de la identidad local. A mediados del siglo XVIII, en torno al año 1740, una pequeña embarcación sin tripulación fue avistada a la deriva frente a la costa de Benidorm. En su interior, los pescadores hallaron una imagen de la Virgen que llevarían a tierra firme, desconcertados y emocionados por lo que consideraban un milagro.
Como era habitual en la época, se decidió quemar la embarcación por temor a epidemias o infecciones. Sin embargo, según cuenta la tradición, la imagen de la Virgen permaneció intacta entre las llamas. Aquello fue interpretado como una señal divina, y el pueblo decidió erigirle un santuario: así nació la devoción a la Mare de Déu del Sofratge (Virgen del Sufragio), que hasta hoy es la patrona de Benidorm.
Este hecho impulsó la construcción de la Iglesia de San Jaime y Santa Ana, iniciada poco después en lo alto del cerro Canfali. Aunque la advocación principal del templo es a Santiago Apóstol (patrón de Benidorm desde 1740) y Santa Ana, madre de la Virgen María, el culto popular se ha centrado durante siglos en la imagen encontrada en el mar, lo que da al edificio un doble carácter: oficial y popular, institucional y legendario.
Las obras se desarrollaron entre 1740 y 1780, utilizando materiales locales y técnicas tradicionales. La torre campanario, por ejemplo, no fue construida hasta 1807, y la iglesia fue objeto de varias reformas importantes, especialmente en 1912 y en 1990. Esta última restauración fue clave para recuperar elementos arquitectónicos originales y adaptar el templo a las exigencias del turismo cultural sin perder su esencia.
La historia del templo, además, está íntimamente unida a los grandes eventos del calendario local: desde la Semana Santa hasta las Fiestas Mayores Patronales de noviembre, todo converge aquí. Cada año, miles de benidormenses acuden a esta iglesia para venerar a su patrona, revivir la leyenda fundacional y reafirmar un sentimiento de pertenencia que trasciende lo religioso.
Arquitectura y detalles: una joya neoclásica frente al Mediterráneo
La Iglesia de San Jaime y Santa Ana presenta una arquitectura sobria pero armónica, propia del estilo neoclásico valenciano. Su planta es de cruz latina, con una única nave longitudinal cubierta por bóveda de cañón con lunetos y capillas laterales comunicadas entre sí. El crucero está coronado por una cúpula sobre tambor octogonal, decorada con tejas de cerámica azul que brillan bajo el sol del Levante y se han convertido en un símbolo visual de Benidorm.
La fachada principal, orientada hacia la plaza Castelar, es sencilla, con un frontón curvo rematando una puerta adintelada. A la derecha, se alza el campanario cuadrado, dividido en dos cuerpos y rematado por un tejado a cuatro aguas. Las campanas siguen marcando el ritmo de las celebraciones y se oyen con nitidez desde el Balcón del Mediterráneo.

En el interior, la Capilla del Sagrario es especialmente destacable por sus molduras doradas y su ambiente recogido. Pero el punto más importante para los fieles y visitantes es, sin duda, la Capilla de la Mare de Déu del Sofratge. Aquí se encuentra la pequeña talla de madera policromada hallada en el mar, expuesta en una urna de cristal sobre un altar adornado con flores. La devoción que genera este rincón va más allá de lo estético: es un lazo íntimo con la historia y el alma marinera de Benidorm.
Entre los detalles artísticos más llamativos se encuentran los frescos que adornan la bóveda, las vidrieras con motivos cristianos y la imagen del Cristo del Perdón y la Buena Muerte, que preside una de las capillas laterales y es especialmente venerado durante la Semana Santa.
Visita a la iglesia: una parada en tu paseo por el casco antiguo de Benidorm
La visita a la Iglesia de San Jaime y Santa Ana comienza, naturalmente, con la subida al cerro Canfali. Desde la plaza Castelar se accede al templo, justo al lado del Balcón del Mediterráneo, uno de los miradores más espectaculares del litoral español. El contraste entre el blanco de las fachadas, el azul del mar y el murmullo de las olas bajo los acantilados ofrece un marco único para quien se acerca por primera vez.
Ya en el interior, conviene detenerse en las pequeñas capillas laterales, que guardan imágenes y altares con siglos de historia. La Capilla de la Comunión, decorada con elegancia barroca, es otro de los espacios que merecen especial atención, al igual que el retablo mayor, donde figura la imagen de San Jaime con su tradicional indumentaria de peregrino.
Una opción recomendable es combinar la visita al templo con un paseo por las callejuelas del casco antiguo, que conservan todavía algo de ese aire de pueblo marinero que caracterizó a Benidorm hasta mediados del siglo XX. Los domingos por la mañana, después de la misa, la plaza Castelar se llena de vecinos que aprovechan para charlar y tomar un aperitivo con vistas al mar.
Otras iglesias en Benidorm: espiritualidad entre rascacielos
Aunque la Iglesia de San Jaime y Santa Ana es el templo más antiguo y emblemático de Benidorm, no es el único que merece atención. La ciudad, diversa y abierta, cuenta con numerosos lugares de culto que responden a las necesidades de una población multicultural y cosmopolita.
Una de las más destacadas es la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, situada en el barrio de Foietes, un templo moderno pero muy activo en la vida religiosa local. También es relevante la Iglesia del Buen Pastor, vinculada a la comunidad protestante, y la Iglesia Escandinava Turística, que atiende a los numerosos residentes del norte de Europa, especialmente durante los meses de invierno.
Cada una de estas iglesias ofrece un ángulo diferente para comprender cómo Benidorm no solo acoge turistas, sino también una pluralidad de creencias y formas de vivir la fe. En conjunto, componen un mapa espiritual sorprendentemente rico en una ciudad a menudo asociada exclusivamente al ocio.
