El Mediterráneo suele regalar momentos mágicos cuando el sol se va a dormir. Pero los atardeceres en Mallorca alcanzan otra dimensión gracias a su perfil geográfico, en el que la montaña, los acantilados y los islotes que la rodean crean sombras y reflejos indescriptibles. Estos son los ocho lugares más mágicos donde presenciar el espectáculo de la naturaleza.
- Port de Sóller, el ocaso más marinero
- Mirador de Sa Foradada, el sol desde un agujero
- Faro de Formentor, a 200 metros sobre el nivel del mar
- Faro de Cap Gros, cerca de la Bahía de Sóller
- Playa de Es Trenc, el mejor baño del sol en el Mediterráneo
- Sa Calobra, la lucha del sol y el mar desde Tramuntana
- La Trapa, con vistas a la isla de Sa Dragonera
- Mirador Isole Malgrats, las rocas que juegan con el sol en su adiós
Port de Sóller, el ocaso más marinero
El puerto es un lugar balsámico para ver el atardecer. Los pescadores ya han dejado sus barcas, que se mueven al son del Mediterráneo, y la postal es perfecta para ver cómo el cielo, de repente, pasa del dorado a un color fuego para terminar en un rosado casi paradisíaco ya que el sol se esconde detrás de la Sierra de la Tramuntana.

Lo mejor es llegar, como mínimo, una media hora antes de la hora del ocaso para no perderse esta variedad de tonalidades y tener la cámara muy preparada.
Mirador de Sa Foradada, el sol desde un agujero
El atardecer desde este mirador es muy especial por el perfil rocoso con agujeros, la famosa foradada, que está al borde del mar. A ratos es como ver pasar los rayos por una aguja.
Lo único de este ocaso son los reflejos que se crean sobre el mar al ir cayendo el sol por la roca, dibujando imágenes espectaculares y dignas de ser fotografiadas.

Desde el Mirador se pueden contemplar los acantilados de Tramuntana, pero también los olivares y las huertas. Si queremos también podemos bajar hasta la playa y despedir el día junto al mar.
Faro de Formentor, a 200 metros sobre el nivel del mar
Es una de las vistas más famosas de Mallorca, desde un punto elevado de 210 metros sobre el nivel del mar, lo que da una perspectiva panorámica del Mediterráneto, los acantilados y toda la costa.
Por eso, este mítico faro es muy popular para ver teñirse el cielo de tonos naranjas, dorados, rosas y hasta morados, según el día.

Lo mejor es llegar hasta una hora antes porque suele llenarse hacia el final del día y hay que coger una buena posición que nos permita no perder de vista la luz.
Faro de Cap Gros, cerca de la Bahía de Sóller
La vista panorámica que tenemos desde este faro nos permite disfrutar todavía más de las pinceladas de luz y reflejos en la puesta del sol. Por eso, este faro es uno de los lugares más concurridos cuando se acerca el ocaso.
Siendo conscientes de ello, tendremos que llegar pronto, escoger un buen sitio y dejarnos llevar por el paso lento y constante del sol frente la silueta de la Bahía de Sóller.
Playa de Es Trenc, el mejor baño del sol en el Mediterráneo
Es una playa larga y orientada al suroeste por lo que permite ver un espectáculo único: el último baño del día del sol en el Mediterráneo o, lo que es lo mismo, esconderse directamente en el agua.
Además, cuenta con un entorno natural protegido que le da al momento un punto casi salvaje o mesiánico.
Es el mejor punto de la isla si queremos disfrutar de un atardecer romántico o reparador para el alma porque el ambiente es muy tranquilo. Y eso que hay varios chiringuitos donde podemos sentarnos a tomar algo mientras seguimos viendo la marcha del dios sol.
Sa Calobra, la lucha del sol y el mar desde Tramuntana
Sa Calobra, en plena Sierra de Tramuntana, es uno de los lugares más famosos de Mallorca por sus paisajes llenos de acantilados sobre las aguas cristalinas del Mediterráneo. Estas dos realidades hacen que el atardecer sea hermoso con el sol escondiéndose entre las montañas y creando un juego de reflejos de luces de colores sobre el mar.

Es un lugar perfecto para sentirse en paz con la naturaleza y con uno mismo al finalizar la jornada.
La Trapa, con vistas a la isla de Sa Dragonera
Esta finca llena de terrazas agrícolas y miradores es uno de los lugares más increíbles para despedir al sol con vistas a la mítica isla de Sa Dragonera, de la que dicen que tiene forma de un dragón dormido sobre el mar.
Es un entorno natural protegido, donde incluso podemos ver las ruinas de un antiguo monasterio, y con unas vistas panorámicas de los acantilados.
En La Trapa también se ve cómo va desapareciendo el sol en mar abierto y cómo el Mediterráneo devora hasta su último rayo.
Mirador Isole Malgrats, las rocas que juegan con el sol en su adiós
Ubicado en Santa Ponça, al suroeste de la isla, este mirador ofrece una de las mejores vistas del Mediterráneo frente a la reserva marina de las Malgrats. Los dos islotes rocosos se convierten en protagonistas de la puesta del sol creando un contraste único de reflejos en los últimos momentos del día.
Además es muy accesible y, aunque conocido, no suele estar muy masificado durante el verano por lo que puede ser una buena opción en esos meses.
