Viajar no es sólo quedarse en la superficie del destino que visitamos, es mucho más. En Mallorca necesitas al menos cinco días para constatar que no solo dispone de un abanico de propuestas inmenso, sino que es una isla en la que te quedarías a vivir. ¿Puede haber mayor satisfacción que pasear por el casco antiguo de Palma admirando su patrimonio monumental y quedándote prendado, una vez más, de la grandeza de La Seu o el sutil encaje gótico de la Lonja? Tapear en el barrio de Santa Catalina y visitar su mercado, entrar en las casas señoriales con sus hermosos patios y conocer las colecciones de arte de sus numerosos museos. Y, después de enamorarnos de la capital, continuar recorriendo la costa para descubrir sus calas secretas de aguas turquesas o sus pueblos de montaña, con sus casas de piedra y su trazado sinuoso.
Si a todo lo anterior le añadimos una excursión en barco y una cena en algún restaurante especial, de los muchos que tiene, esta escapada de 5 días rozaría la perfección.
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