Todo el mundo sabe que Menorca es una isla llena de rincones sorprendentes y Lithica no iba a ser menos. Se trata de la antigua cantera de S’Hostal en la que, excavando en la piedra, se ha construido un jardín medieval, vergeles, laberintos y espacios para arte. Un ejemplo de cómo la naturaleza puede convertir un espacio manipulado por el hombre en algo muy hermoso.
- La historia de un lugar increíble y su valor patrimonial
- Qué podrás ver en este mundo de piedra y qué hacer durante la visita
- El circuito botánico: un jardín para perderse
- Cómo llegar hasta Lithica y consejos para disfrutar de la visita
La historia de un lugar increíble y su valor patrimonial
Estas famosas canteras están situadas muy cerca del núcleo urbano de Ciutadella, una de las ciudades más importantes de Menorca. De hecho, de estas tierras se extrajeron toneladas de piedra de marés, una piedra calcárea muy utilizada en la isla para la construcción de las casas tradicionales.
En la instalación todavía se puede observar una zona de extracción manual que fue la que se explotaba durante los siglos XIX y principios del XX. Luego llegó la maquinaria pesada y la tierra se removió mucho más rápido hasta la primavera de 1994, que es cuando Les Pedreres de s’Hostal decidió echar el cierre.
Una década antes, en 1983, una ley nacional ya impuso que estas zonas expoliadas tenían que ser recuperadas de algún modo, rellenando los enormes agujeros en la tierra y tratando de reforestar con algún tipo de plantaciones verdes.

En la mayoría de las canteras esta recuperación se hizo con escombros y sin ningún sentido, pero la asociación Líthica llegó en el momento justo para convertir un lugar feo y horadado en un museo de piedra mágico y hasta verde.
De esta forma, las canteras de s’Hostal fueron tomando formas diversas, se diseñaron espacios creativos y el arte convirtió los agujeros en laberintos y jardines que le han merecido premios y el reconocimiento, en 2017, de Bien de Interés Etnológico.
Qué podrás ver en este mundo de piedra y qué hacer durante la visita
La magia de la Pedrera de s’Hostal nace, precisamente, de la facilidad de tallar y moldear el marés, lo que ha permitido crear figuras de piedra realmente maravillosas.
En nuestra visita a Lithica podemos disfrutar de estas formaciones rocosas, con paredes de piedras esculpidas de formas geométricas.
Pero no es la única atracción, también cuenta con jardines especiales con plantas locales y zonas donde la vegetación mediterránea ha transformado completamente excavaciones vacías en la tierra por pequeños vergeles.
Tampoco podemos perdernos las vistas que hay desde algunos de los puntos de la vieja cantera sobre la costa y el Mar Mediterráneo.
El circuito botánico: un jardín para perderse
Este espacio natural es uno de los principales atractivos de Lithica. Es un jardín circular diseñado para mostrar cómo son los distintos ecosistemas propios de la naturaleza menorquina en el que las plantas juegan con las rocas para crear espacios de paz.
De esta forma, podemos disfrutar del aire limpio que se respira entre plantas aromáticas, arbustos y flores mientras el recorrido circular recuerda a una unión perfecta entre el hombre y la naturaleza.
El lugar cuenta también con una finalidad educativa sobre la importancia de mantener los ecosistemas autóctonos.
Cómo llegar hasta Lithica y consejos para disfrutar de la visita
La entrada a las antiguas canteras se realiza por Ronda Sur, que está ubicada a unos 15 minutos del centro de Ciutadella. Es fácil llegar en coche desde la ciudad porque está perfectamente indicado y si optamos por el autobús lo mejor es coger la línea 60 y bajar en la rotonda frente al Carrer dels Sabeter.
Una vez adquirida la entrada, ya podemos seguir los distintos itinerarios para llegar a los jardines o a los laberintos o a las distintas obras de arte expuestas.
Hay que tener en cuenta que Lithica es un espacio donde hubo muchas excavaciones diferentes y pese a su recuperación hay que tener cuidado por donde se pisa, sobre todo si vamos con niños.
Obviamente está prohibido subirse a los muros, especialmente en los laberintos, ni salirse de los caminos señalizados para mantener la seguridad de los visitantes y conservar el espacio.
También hay que respetar los jardines y las plantas y no tocar nada para que el ecosistema pueda seguir manteniéndose en todo su esplendor.
