Conocida como la «Ciudad Roja» por el color ocre-rojizo de sus murallas y edificaciones, Marrakech es un destino mágico que combina laberintos de callejones, palacios suntuosos, jardines que invitan al reposo y mercados bulliciosos llenos de aromas y sabores.

La principal ciudad marroquí es un crisol de culturas que ha sabido conservar su esencia al mismo tiempo que acoge al viajero moderno.

Marrakech fue fundada hacia el año 1070 por la dinastía almorávide como capital en la región del Atlas. A lo largo de los siglos, pasó por el dominio almorávide, almohade, saadí y alauí, cada uno dejando huella arquitectónica y cultural. La famosa Mezquita Koutoubia, iniciada por los almohades tras la conquista de Marrakech, es uno de los hitos más importantes. La medina de Marrakech fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Los monumentos y lugares imprescindibles de Marrakech

Marrakech es una de las ciudades más monumentales de Marruecos y un destino imprescindible para los amantes de la historia, la cultura y la arquitectura islámica. En sus calles podrás descubrir mezquitas centenarias, palacios decorados con exquisitos mosaicos, jardines que invitan al descanso y zocos donde el tiempo parece haberse detenido.

Descubre por qué Marrakech ofrece un sinfín de lugares en los que se refleja su rica herencia cultural. A continuación, te mostramos los principales monumentos y puntos de interés que no puedes perderte en tu visita.

  1. Plaza Jemaa el-Fna
  2. Mezquita Koutoubia
  3. Zoco de Marrakech
  4. Medersa Ben Youssef
  5. Cúpula Almorávide
  6. Museo de Marrakech y otros museos
  7. Le Jardin Secret
  8. Jardines de Menara
  9. Jardín Majorelle
  10. Palmeral de Marrakech
  11. Palacio de la Bahía
  12. Tumbas Saadíes
  13. Consejos finales para tu visita

Plaza Jemaa el-Fna

Es el corazón de la ciudad y el punto de encuentro por excelencia tanto para locales como para viajeros. Durante el día, la plaza se llena de puestos, encantadores de serpientes y narradores de cuentos. Pero es al atardecer cuando Jemaa el-Fna cobra vida: los aromas de las parrillas invaden el aire, los músicos gnaoua animan con sus ritmos y decenas de puestos de comida convierten el lugar en un enorme restaurante al aire libre.

Puestos en la Plaza Jemaa Fna

Sube a sus terrazas panorámicas, en las que se puede disfrutar de una de las vistas más icónicas de Marrakech, con el minarete de la Koutoubia al fondo y un ambiente único en el mundo.

Mezquita Koutoubia

La Mezquita Koutoubia es el monumento más emblemático de Marrakech. Construida en el siglo XII por los almohades, esta mezquita destaca por su impresionante minarete de más de 70 metros de altura, visible desde casi cualquier punto de la ciudad. Este sirvió de modelo para la Giralda de Sevilla y la Torre Hassan de Rabat. Su nombre proviene del zoco de los libreros (kutubiyyin) que se instaló junto a ella.

Pájaros en la Mezquita de Koutoubia

Aunque el acceso al interior está restringido a los no musulmanes, los jardines que la rodean son un espacio tranquilo desde donde admirar su arquitectura de piedra arenisca y su perfecta simetría, un ejemplo magistral del arte almohade.

Zoco de Marrakech

Visitar el zoco es adentrarse en el alma viva de la medina de Marrakech. Este laberinto de callejones cubiertos está lleno de talleres artesanales, tiendas de especias, alfombras, lámparas de metal y artículos de cuero. Cada zona del zoco está especializada en un oficio, lo que permite descubrir de cerca el trabajo de los artesanos marroquíes. Es un lugar ideal para practicar el arte del regateo y llevarse recuerdos auténticos, desde cerámica bereber hasta aceites esenciales.

Zoco de Marrakech

Medersa Ben Youssef

Situada en el corazón de la medina, la Medersa Ben Youssef fue una de las escuelas coránicas más importantes del norte de África. Fundada en el siglo XIV y reconstruida por los saadíes en el XVI, llegó a albergar a más de 800 estudiantes.

Su arquitectura combina yeserías, madera de cedro y azulejos de zellige que cubren cada rincón del patio central. El reflejo del agua, los arcos tallados y los detalles geométricos hacen de ella una joya del arte islámico.

Medersa Ben Youssef interior

Hoy es uno de los monumentos más visitados de Marrakech y una parada imprescindible para comprender la importancia cultural y educativa que tuvo la ciudad en el pasado.

Cúpula Almorávide

La Qubba Almorávide es uno de los monumentos más antiguos de Marrakech, datado en el siglo XI. Este pequeño edificio es el único vestigio arquitectónico que queda de la época almorávide, la dinastía fundadora de la ciudad. Aunque su exterior es sobrio, su interior sorprende por su decoración geométrica, inscripciones cúficas y una compleja red de arcos que muestran el alto nivel técnico de la época.

Su sencillez e historia la convierten en un lugar histórico esencial para quienes desean conocer los orígenes de la ciudad.

Museo de Marrakech y otros museos

Ubicado en el antiguo palacio Dar Menebhi, el Museo de Marrakech es un magnífico ejemplo de la arquitectura andalusí marroquí. En su interior se exponen colecciones de arte contemporáneo, cerámica, tejidos y objetos tradicionales, pero su verdadero atractivo radica en el propio edificio, con su gran patio central cubierto por una lámpara monumental.

Otros museos recomendables son el Dar Si Saïd, dedicado a las artes decorativas y a la artesanía del cuero y la madera, y el Museo de Arte Orientalista, que ofrece una mirada a la relación entre Marruecos y Europa en los siglos XIX y XX.

Le Jardin Secret

Este jardín histórico, recientemente restaurado, ofrece un oasis de calma dentro de la medina. El Jardín Secreto combina arquitectura islámica tradicional con un sofisticado sistema hidráulico heredado de la época saadí. Sus dos zonas principales —el jardín exótico y el jardín islámico— representan la armonía entre la naturaleza y la espiritualidad.

Jardines de Menara

A las afueras de la ciudad se encuentran los Jardines de Menara, uno de los lugares más tranquilos y bellos de Marrakech. Fueron construidos en el siglo XII por los almohades y se caracterizan por su gran estanque central, utilizado antiguamente para el riego de los olivos que lo rodean. Al fondo, se levanta el pabellón de Menara, cuya silueta se refleja en el agua con las montañas del Atlas de fondo, elaborando una de las imágenes más icónicas de la ciudad. Es un espacio ideal para pasear o disfrutar de un atardecer sereno lejos del ajetreo de la medina.

Estanque de los Jardines de Menara

Jardín Majorelle

El Jardín Majorelle es una de las visitas más populares de Marrakech. Fue diseñado por el artista francés Jacques Majorelle en la década de 1920 y más tarde restaurado por Yves Saint Laurent y Pierre Bergé. En este espacio, los tonos de azul intenso se combinan con cactus, bambúes, palmeras y estanques. En su interior se encuentra el Museo Bereber, que muestra la cultura y los objetos tradicionales de las comunidades amazigh del norte de África. Es un lugar perfecto para los amantes del arte, la botánica y la fotografía.

Un paseo por los Jardines de Majorelle

Palmeral de Marrakech

Con más de 100.000 palmeras repartidas en unas 13.000 hectáreas, el Palmeral de Marrakech es uno de los espacios naturales más extensos de la región. Fue plantado en el siglo XI por los almorávides y servía como fuente de sombra y alimento para la ciudad. Hoy es un lugar ideal para realizar excursiones en camello, paseos en quad o simplemente disfrutar del paisaje desértico a pocos kilómetros del centro.

Palacio de la Bahía

El Palacio de la Bahía es una obra maestra del siglo XIX construida por el visir Si Moussa y ampliada por su hijo Ba Ahmed. Su nombre, que significa “brillante” o “bella”, refleja la intención de crear el palacio más grandioso del país. Con más de 150 habitaciones, patios ajardinados y techos tallados, es un ejemplo perfecto del lujo oriental de la época. Pasear por sus salas cubiertas de mosaicos y mármol permite imaginar cómo era la vida de la aristocracia marroquí.

Interior del Palacio de la Bahía

Tumbas Saadíes

Descubiertas a comienzos del siglo XX, las Tumbas Saadíes son uno de los tesoros mejor conservados de Marrakech. Datadas del siglo XVI, fueron el lugar de descanso de la dinastía saadí, que gobernó durante una de las épocas más prósperas de la ciudad.

En su interior destaca la “Sala de las Doce Columnas”, cubierta con mármol italiano y tallados en madera de cedro. El complejo está rodeado por jardines donde reposan los miembros de la familia real y sus servidores. Es una visita imprescindible para apreciar el refinamiento artístico del periodo saadí.

Enterramientos exteriores Tumbas Saadies

Consejos finales para tu visita

  • Lleva agua, calzado cómodo y protector solar.
  • Acepta perderte por la medina: forma parte de la experiencia.
  • Respeta las costumbres locales y viste con discreción.
  • Negocia con calma en los zocos.
  • Disfruta del atardecer desde alguna terraza con vistas a la plaza Jemaa el-Fna.