Visitar una ciudad tan grande y frenética como Madrid es una experiencia inolvidable, pero también agotadora. Por eso, muchos de sus visitantes eligen aprovechar parte de sus días en la capital de España para realizar una escapada a alguno de los múltiples destinos que, a menos de una hora y media en coche de la urbe, aseguran una experiencia encantadora, placentera y relajante. Desde conocer ciudades y monumentos históricos a realizar ski acuático, comer cochinillo asado o irse de casa rural a una aldea medieval. ¡Toma nota!

  1. Monasterio de El Escorial
  2. La Granja de San Ildefonso
  3. Segovia
  4. Toledo
  5. Pantano de San Juan
  6. Sierra de Guadarrama
  7. Patones de arriba
  8. Aranjuez
  9. Chinchón
  10. Buitrago de Lozoya
  11. Manzanares el Real
  12. Cercedilla
  13. Rascafría

Monasterio de El Escorial, una tumba de reyes al pie de las montañas

Comenzamos con un lugar imprescindible: 62 kilómetros al noroeste de Madrid, al pie de la sierra de Guadarrama, se levanta un monumental edificio visible desde varios kilómetros a la redonda. Es el Monasterio de El Escorial, construido entre 1563 y 1584 por orden de Felipe II, panteón de reyes y centro de poder del vasto Imperio español en el que “no se ponía el sol”. Considerado como la octava maravilla del mundo en el siglo XVI y hoy Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en su Panteón de Reyes están enterrados casi todos los monarcas españoles posteriores a Carlos I. Tampoco podemos dejar de ver el Patio de Reyes, la Basílica, la Biblioteca, el Panteón de Infantes, los Palacios, las Salas capitulares y el Jardín de los Frailes. Además de este monumento, el bello pueblecito de San Lorenzo de El Escorial es ideal para pasear, y en el cercano bosque de La Herreruela encontramos la Silla de Felipe II, desde donde se dice que el rey vigilaba las obras del monasterio.

Monasterio de El Escorial
Monasterio de El Escorial

 

 

La Granja de San Ildefonso, el ‘Versalles’ segoviano

A ochenta kilómetros al noroeste de Madrid, ya en la provincia de Segovia, el Real Sitio de la Granja de San Ildefonso sobrevive como un símbolo del esplendor pasado de la monarquía borbónica en el siglo XVIII. Felipe V, primer rey Borbón, mandó construir aquí este palacio de recreo de estilo rococó y sus espectaculares jardines, con estatuas y fuentes que han llevado a muchos a denominar La Granja como el “Versalles español”. En nuestro recorrido no puede faltar una visita a la Real Fábrica de Cristales de la Granja, en activo con técnicas artesanales desde el siglo XVIII, y un buen almuerzo a base de la especialidad: los judiones de La Granja.

La Granja de San Ildefonso
La Granja de San Ildefonso

Segovia, mucho más que un acueducto romano

A solo 95 kilómetros al noroeste de la capital, tenemos la oportunidad de conocer una ciudad cuyo  casco antiguo de traza medieval es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1985. Segovia, que mantiene ese espíritu de plaza castellana tradicional, es una joya histórico-artística donde no podemos perdernos su espectacular acueducto romano del siglo II d. C., uno de los mejor conservados en el mundo, ni su espectacular Alcázar de origen medieval, cuya forma se asemeja a la proa de un barco. También es obligatorio visitar su catedral gótica, en la Plaza Mayor, callejear por la antigua judería, descubrir la preciosa plaza medieval de San Martín y, por supuesto, comer cochinillo en Mesón Cándido, un histórico restaurante de 1905 a la sombra del acueducto.

Acueducto de Segovia
Acueducto de Segovia

 

 

Toledo, la ciudad de las tres culturas

La ciudad de las tres culturas nos espera a tan solo una hora en coche al suroeste de Madrid. Así conocida por ser espacio de convivencia de cristianos, judíos y musulmanes durante siglos, la que fue sede de la corte de Carlos I y antigua capital visigoda rezuma historia en cada rincón. Toledo, asentada junto al río Tajo, es una ciudad de traza medieval donde es obligatorio visitar la Plaza de Zocodover, tradicional plaza del mercado, la Plaza del Ayuntamiento, donde se alza el Palacio Arzobispal, y su famosa Catedral gótica, levantada sobre una mezquita donde antes, a su vez, hubo un templo visigodo. También destacan templos de otros cultos como la interesante Mezquita del Cristo de la Luz, del siglo X, pero reconvertida en iglesia en el siglo XII, o las sinagogas del Tránsito y Santa María la Blanca, esta última con aspecto de mezquita. Por supuesto, tampoco podemos dejar de ver El entierro del Conde de Orgaz, la obra maestra de El Greco que se encuentra en la iglesia de Santo Tomé, ni perdernos el bello claustro del Monasterio de San Juan de los Reyes, del siglo XV. La manera perfecta de terminar nuestra escapada consiste en subir a los miradores del río Tajo para contemplar la ciudad milenaria al atardecer.

Toledo de noche
Vista de Toledo iluminada

Pantano de San Juan, la playa de Madrid

Pese a lo que diga la canción, en Madrid sí hay playa: a solo 75 kilómetros al oeste de la capital, el enorme Pantano de San Juan, de 650 hectáreas de superficie, ofrece una refrescante alternativa a los madrileños que no pueden irse de vacaciones a la costa en verano. Rodeado de bellos pinares ideales para realizar rutas de senderismo, el embalse es el único de la Comunidad de Madrid que permite el baño y los deportes acuáticos a motor. Por ello, tiene un Puerto deportivo donde podemos realizar diversas actividades como piragüismo, windsurf, esquí acuático, pádel surf, o simplemente contratar un relajante paseo en barco por el pantano. Sus restaurantes, chiringuitos y calas de arena blanca nos harán sentir como si estuviéramos en el mar.

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Pantano de San Juan

Sierra de Guadarrama

Para quienes prefieran la montaña, la mejor opción es organizar una escapada a Navacerrada o Cercedilla, dos bellos pueblecitos al noroeste de Madrid que son inmejorables puntos de partida para realizar senderismo por la Sierra de Guadarrama y acometer excursiones clásicas como las de Siete Picos, la Maliciosa, Peñalara o la Bola del Mundo. En invierno, Navacerrada se llena de esquiadores que aprovechan cada metro cuadrado de nieve en las pistas del Puerto de Navacerrada y Valdesquí. Pero la zona es atractiva durante todo el año: en verano la temperatura media se mantiene fresca, y ambos pueblos se caracterizan por una intensa vida cultural con conciertos, obras de teatro, exposiciones y cines de verano al aire libre. Además, los amantes del buen comer apreciarán sus restaurantes y mesones tradicionales en los que la estrella es, sin duda, el chuletón de carne de ternera de la Sierra de Guadarrama.

Pico de Peñalara
Pico de Peñalara

Patones de arriba

Pocos sitios con más encanto para una escapada a una casa rural que Patones, un pueblecito a 60 kilómetros al norte de Madrid, ideal para escapar del ajetreado asfalto de la capital, cuya población se reparte entre Patones de Abajo y Patones de Arriba. Desde la parte baja, más tranquila y reciente, se asciende a la peculiar Patones de Arriba, una aldea situada en lo alto de una colina que es referente de la llamada arquitectura negra de casas rurales construidas con pizarra, una roca muy común en la región. Sus sinuosas callejuelas están llenas de rincones encantadores, tabernas, tiendas ecológicas y de artesanía, y talleres de diversos trabajos manuales llevados por urbanitas bohemios que un día decidieron dejar la ciudad para siempre. En los alrededores encontramos otros lugares interesantes como la presa del siglo XIX en desuso del Pontón de la Oliva o la Cueva del Reguerillo.

Patones de Arriba
Patones de Arriba

Aranjuez

Situada en el límite Sur de la comunidad autónoma, Aranjuez es una auténtica ciudad-palacio. Aquí todo gira en torno al Palacio Real, que comenzó a levantarse en tiempos de los Reyes Católicos (siglo XV). No obstante, en la construcción que hoy puede admirarse lo que prevalecen son los estilos Barroco y Neoclásico.

Aranjuez no tendría sentido sin el río Tajo, que cruza la ciudad, riega sus regios jardines y una rica vega que, en tiempos, fue la principal suministradora de frutas y hortalizas de la Corte y también de la ciudad de Madrid.

Palacio Real de Aranjuez

Palacio aparte, en Aranjuez merecen visita la llamada Casa del Labrador, en el espectacular Jardín del Príncipe; la Casa del Gobernador (obra neoclásica de Juan de Villanueva); la iglesia de San Antonio de Padua y la histórica estación de tren, que sigue prestando servicio a la segunda línea férrea que se construyó en el país (mediados del siglo XIX).

Chinchón

La pequeña localidad de Chinchón es una auténtica sorpresa en el paisaje casi estepario de la zona Sudeste de la Comunidad de Madrid. Lo es, ante todo, por la autenticidad, armonía y belleza de su Plaza Mayor porticada, una de las más peculiares del país. En ella, flanqueada por restaurantes especializados en cocina tradicional castellana, aún se celebran festejos taurinos.

Al estar en una colina kárstica, muchas de las casas de Chinchón tienen cuevas, utilizadas tradicionalmente como bodegas y despensas para la conservación de alimentos. Algunas de ellas se pueden visitar e, incluso, albergan mesones donde catar el vino local y también tomar un aperitivo, comer o cenar.

Plaza Mayor de Chinchón

El conjunto urbano está presidido por la silueta de su castillo, cuyos orígenes están en el siglo XV. Está muy reconstruido y se trata de una propiedad privada perteneciente a los condes de Chinchón.

Buitrago del Lozoya

Como un pueblo de cuento, entre las altas montañas de la Sierra Norte, Buitrago del Lozoya es una auténtica rareza. Y lo es porque conserva su fisonomía y trazado histórico, con sus calles empedradas enmarcadas por una muralla medieval. De hecho, es el único pueblo de la Comunidad de Madrid preservado por una construcción de este tipo.

La visita resulta muy agradable durante todo el año, pero si hay una época con especial encanto en Buitrago del Lozoya es el Adviento, es decir, el periodo previo a la Navidad. En ese momento, en días y horas concretos, el pueblo se convierte en escenario para un bonito belén viviente en el que participan buena parte de sus habitantes.

buitrago de lozoya

Manzanares el Real

La silueta del castillo de Manzanares el Real, enmarcada por los roquedos de La Pedriza y reflejada en las aguas del embalse de Santillana, es una de las imágenes más inesperadas de la Comunidad de Madrid. Una estampa medieval que tiene su parangón en la belleza del entorno del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, a cuyo pie se encuentra.

El castillo, que fue propiedad y residencia de la noble casa de los Mendoza, es un buen ejemplo de la arquitectura civil de las postrimerías del Gótico (siglo XV). Como curiosidad, fue la primera sede del Parlamento madrileño y fue aquí donde se firmó su estatuto de autonomía, en 1982.

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Cercedilla

Para muchos, Cercedilla es la puerta de entrada a ese magnífico espacio protegido que es el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. De hecho, desde esta localidad parten algunas de las rutas senderistas más populares hacia sus cumbres y parajes más representativos, como el conocido Camino Schmidt o el que discurre sobre la antigua calzada romana de la Fuenfría.

En cuanto al pueblo, como tal, tiene un gran vínculo con la Literatura española del siglo XX, algunos de cuyos representantes lo eligieron como residencia o lugar de escapada. Entre ellos, los poetas Luis Rosales, Gloria Fuertes y Vicente Aleixandre.

cercedilla

Respecto al patrimonio monumental, bien merecen una visita la iglesia parroquial de San Sebastián (siglos XV-XVIII), la ermita de Santa Ana (siglos XVII-XX), el antiguo lavadero o la estación ferroviaria, desde donde parte el tren de alta montaña que conecta Cercedilla con el Puerto de los Cotos. Esta línea de Cercanías está actualmente (2025) cerrada por renovación integral.

Rascafría

Situada en un valle verde entre altas montañas, Rascafría responde perfectamente a la imagen de lo que es un pueblo serrano madrileño: construcciones a base de gruesos bloques de granito, empinados tejados de teja roja o pizarra para evitar la acumulación de nieve y agua por doquier, un urbanismo sinuoso que se adapta a la orografía del valle…

Con todo, el principal atractivo Rascafría es el Real Monasterio de Santa María del Paular (siglos XIV-XVI), situado a las afueras del pueblo, en un bonito paraje natural. Este es, sin duda, uno de los más valiosos monumentos religiosos de la Comunidad de Madrid. Y se comprueba, por ejemplo, en la llamativa Capilla del Sagrario y el Tabernáculo, construidos en el siglo XVIII.

Para buena parte de la población de la Comunidad de Madrid, Rascafría es también uno de los más refrescantes lugares de esparcimiento veraniego, gracias a las piscinas naturales de Las Presillas, alimentadas por las aguas del río Lozoya.