Primer mérito de Can Calopa: producir vino en el término municipal de Barcelona. Que es como decir, en la propia ciudad. Segundo gran mérito: hacerlo de una forma respetuosa con el medio ambiente y mediante procesos manuales. Tercer mérito: que muchas de las personas que trabajan aquí y gracias a este proyecto, encuentran una vía de solución de sus problemas para la integración social 

Y a todo ello habría que sumar el carácter pedagógico y de sensibilización hacia los valores del mundo rural y de la agricultura sostenible. Por todo eso, y por la belleza del entorno en que se sitúa esta cooperativa agrícola y social, la visita a Can Calopa está más que justificada durante unas vacaciones en Barcelona.    

  1. Contexto conoce la masía centenaria de Can Calopa
  2. Visitas y experiencias
  3. Horarios, reservas e información para la visita
  4. Turismo enológico en Barcelona
  5. Dónde alojarse en Barcelona

Contexto, conoce la masía centenaria de Can Calopa 

La actual bodega y parte de las instalaciones de Can Calopa ocupan lo que fue una masía que hunde sus orígenes en el siglo XVI. Una finca agrícola tan cerca de la ciudad (está a unos 20 minutos en coche del barrio de Gràcia) que, en cierta manera, es una parte más de Barcelona.  

De hecho, tanto la masía de Can Calopa como parte de sus viñedos se sitúan en pleno en Parque Natural de Collserola , una de las zonas verdes más queridas por los barceloneses y también frecuentada por muchos de los que visitan la capital catalana.  

La masía que pertenecía por expropiación al Ayuntamiento de Barcelona se cedió en 2010 a la cooperativa vinícola y agraria L’Olivera. Ésta desarrollaba desde 1974 en Vallbona de les Monges (Lleida) un proyecto social y productivo en una finca de similares características a ésta.  

Desde entonces lo que se ha desarrollado aquí es un proyecto de integración en el ecosistema del parque, al tiempo que humano, pues parte de sus trabajadores son personas con algún tipo de dificultad. Un proyecto a escala humana en el que trabajo manual, tanto en el cultivo como en la recolección y el posterior manipulado de los productos que aquí se elaboran, es una seña de identidad. 

Visitas y experiencias 

En la visita estándar a Can Calopa,  primero se conoce el pequeño viñedo que rodea la propia masía y resto de construcciones de este complejo. Es la mejor manera de comprender la singularidad de este proyecto desde el punto de vista agrícola, sobre todo en comparación con el la complejidad del trazado urbano que se divisa tan cerca del propio viñedo. 

A continuación se entra en la bodega, como tal, situada en el interior de la masía, mientras la persona que dirige la visita explica en qué consiste el proyecto social y agrícola iniciado de L’Olivera. 

Para terminar la visita hay una cata de los vinos y de los aceites que también produce la casa. Esta parte final, por lo general y siempre que el tiempo lo permita, tiene lugar en la terraza-mirador, desde donde se divisa una espectacular vista de la ciudad y del Tibidabo. En caso contrario se utiliza la mesa instalada para este fin en la antigua cocina de la masía. 

Pero hay otras opciones para conocer Can Calopa. Por ejemplo está la actividad Desayuna Collserola. Esta permite disfrutar también de la visita a la finca y a las instalaciones agrícolas, para finalizar en la mesa de la cocina degustando un auténtico desayuno payés a base de los productos elaborados por quienes se considera que son los últimos artesanos de Collserola. 

También se puede participar en la actividad L’Olivera: un proyecto, dos paisajes, que se adentra en los entresijos, razones y éxitos de una iniciativa que va más allá de la producción de vinos y aceites de calidad. Una experiencia inmersiva que, cómo no, termina con un suculento almuerzo alrededor de la mesa de la cocina, disfrutando de los mejores productos de la casa. 

Turismo enológico en Barcelona 

Sin duda, Can Calopa es el principal exponente del turismo enológico en Barcelona. Una sorprendente visita que, sin duda, colmará las expectativas de los amantes del vino y de los paisajes agrícolas y que se puede completar con otras experiencias, igualmente gratificantes, incluso sin salir de la ciudad. 

Por ejemplo, los diferentes barrios de la ciudad, pero fundamentalmente Born, Raval, Gràcia ( La Barceloneta, el entorno de La Boquería  y el Barrio Gótico, están repletos de vinotecas y tabernas en las que degustar los mejores vinos producidos en el país y resto del mundo. Entre ellas, Villa Vinateca, Bodega Mendoza, Vinalium o L’Anima del Vi. 

Pero la experiencia enológica barcelonesa por definición pasa por visitar la comarca del Penedès  (o Panadés), visitando algunas de sus bodegas y degustando la que, sin duda, es la bebida más conocida de Barcelona y Cataluña: el cava.