Cuando hablamos de pueblos para visitar cerca de Chiclana conviene decir que la costa gaditana está plagada de lugares de una belleza y personalidad que va más allá de lo obvio. Aquí la historia es algo vivo y tangible, con huellas evidentes de todas las civilizaciones y culturas que por aquí han pasado a lo largo de milenios.

Por eso bien merece sacudirse la pereza que podría provocar alojarse en la atractiva y placentera localidad de Chiclana, para explorar los pueblos y ciudades que hay a su alrededor.

Aquí te proponemos algunos de los más conocidos y recomendables. Pero hay muchos más. Desde luego, cada uno de ellos justifica por sí solo una excursión de día o, incluso, unas vacaciones futuras.

  1. Cádiz ciudad, la más antigua de Occidente
  2. Vejer de la Frontera, vigía del horizonte
  3. Conil, un pueblo blanco “de libro”
  4. Medina Sidonia, un completo catálogo de historia y arte
  5. Tarifa, entre dos continentes
  6. Naturaleza en los alrededores, la riqueza del mar

Cádiz ciudad, la más antigua de Occidente

Es cierto que Cádiz no es un pueblo sino una ciudad de más de 100.000 habitantes. Además, es la capital de la provincia y tiene una historia que se remonta a más de 3.000 años, por lo que muchos la consideran como la ciudad más antigua de Occidente. Lo atestiguan los restos fenicios encontrados en un subsuelo que no cesa de ofrecer sorpresas en cuanto se excava en él unos pocos centímetros. 

De lo hallado hasta ahora, bien merecen una visita tanto el yacimiento Gadir (bajo el Teatro del Títere-La Tía Norica) como los restos del puerto fenicio encontrados en el tablao La cueva del pájaro azul. Además de los sarcófagos y otras muchas joyas arqueológicas del Museo de Cádiz. También la parte visible del Teatro Romano.

Ya que estamos, el paseo por el centro, prácticamente peatonalizado, es una delicia. Desde Las Puertas de Tierra y la plaza de San Juan de Dios, la del Ayuntamiento, hasta el barrio de La Viña, salen al paso los principales hitos monumentales de la ciudad. 

Pueblos para visitar cerca de Chiclana
Vista aérea de la antigua catedral de Cádiz al atardecer, Andalucía, España

Entre ellos, la Catedral, los arcos que formaban parte de la muralla histórica (como el del Pópulo), el Mercado de Abastos con su rincón gastronómico, la Torre Tavira y su cámara oscura, el Gran Teatro Falla, el monumento a la Constitución de Cádiz y el Oratorio de San Felipe Neri, donde se promulgó esa ley de leyes.

Por supuesto, a Cádiz también se viene a disfrutar de sus playas. Algunas kilométricas, como la de la Victoria y su prolongación, Cortadura. Y otras con tanta personalidad, sabor y escenografía como La Caleta, presidida por el antiguo balneario y sus dos fortificaciones (San Sebastián y Santa Catalina). Sin olvidar la agradable y menos populosa playa de Santa María.

Conviene no irse de Cádiz sin probar su magnífica gastronomía en forma de tapas o comidas formales, “de sentado”. Desde luego la concentración de bares, terrazas y restaurantes en esta ciudad es realmente inabarcable. 

Vejer de la Frontera, vigía del horizonte

Al pasear por las cornisas que conforman el perfil urbano de Vejer de la Frontera se entiende a la perfección por qué la eligieron como emplazamiento sus primeros pobladores íberos, mucho antes de que llegaran aquí los cartagineses. Porque Vejer se asienta en un promontorio desde el que se domina, por un lado, una amplia llanura y la Sierra de Grazalema al fondo, y por el otro, el Océano Atlántico y el no tan lejano continente africano. 

Por aquí han pasado otras civilizaciones (romana, musulmana y cristiana) hasta configurar la fisonomía del que está considerado como uno de los pueblos más bonitos de España. Desde luego, entre los pueblos blancos de Cádiz es el más cuidado y llamativo. 

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Eso, a pesar de las esforzadas cuestas que jalonan todo su casco urbano. En éste destacan lugares como el castillo, la muralla y sus torres, levantados por el ducado de Medina Sidonia en el siglo XV; la iglesia del Divino Salvador, que ocupa parte de la antigua mezquita; el convento de las Monjas Concepcionistas,; la monumental y siempre viva Plaza de España y la Casa del Mayorazgo.

Por último, conviene visitar los molinos de viento. Aparte de por su valor patrimonial y etnográficos, son lugares desde donde se disfruta de magníficas panorámicas a toda la zona.

Conil, un pueblo blanco “de libro”

A poco más de 20 kilómetros de Chiclana, Conil es uno de los más característicos pueblos blancos de Cádiz. En este caso, costero y muy marinero. Junto a los vecinos Barbate y Zahara conforma el triángulo de pueblos almadraberos del atún. Tradicional arte de pesca que consigue sacar el máximo partido a las cualidades de ese magnífico pescado.

La fisonomía de Conil de la Frontera, con ese laberinto de calles y plazuelas flanqueados de casas encaladas, no engaña. Aquí estuvieron establecidos los musulmanes durante largos siglos. Aunque bien es cierto que la fundaron los fenicios casi dos milenios antes.

Conil de la Frontera atardecer

Aquí hay que visitar los restos de su sistema defensivo, como el baluarte, la Torre de Guzmán, la Puerta de la Villa y las torres vigía repartidas por el perfil costero. En los 14 kilómetros de éste hay playas tan atractivas como Fuente del Gallo, Castilnovo, Fontanilla y Los Bateles. 

Sin olvidar una de las playas más impresionantes y atractivas del país, El Palmar, aunque perteneciente al término municipal de Vejer. 

Medina Sidonia, un completo catálogo de historia y arte

Quienes se encargan de la promoción turística y patrimonial de Medina Sidonia hacen siempre hincapié en sus tres dimensiones: romana, musulmana y barroca. Cada una con sus propios y brillantes ejemplos patrimoniales. 

Desde luego, a Medina Sidonia, situada a unos 22 kilómetros de Chiclana hacia el interior de la provincia de Cádiz, hay que dedicarle bastante tiempo de visita, pues es mucho, bonito e importante todo lo que alberga.

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Por ejemplo, los restos de la calzada romana que se pueden admirar bajo una de las viviendas, los muchos fondos el Museo Arqueológico y las casonas y palacios de los siglos XVII y XVIII que jalonan sus calles más céntricas. También destaca su castillo (siglo XV) en lo más alto de la localidad, los restos y puertas de la muralla musulmana, así como la iglesia barroca de Santa María Coronada.

Medina Sidonia es también muy conocida por sus dulces, herederos de la tradición conventual y de la repostería árabe. Entre ellos destacan los alfajores, a los que se suman amarguillos, bizcotelas, almendrados, mantecados y roscos de vino, que se consumen más allá de la temporada navideña.

Tarifa, entre dos continentes

Uno de los principales atractivos de Tarifa es que se trata de un pueblo frontera entre dos continentes: África y Europa. Apenas son 14 kilómetros los que la separan del vecino Marruecos. Exactamente los que mide el Estrecho de Gibraltar en este punto, el más cercano entre ambos continentes. 

Fue precisamente en un islote situado frente a Tarifa donde desembarcaron las tropas del general bereber Tarik, en el año 711, para iniciar lo que sería la conquista total de la Península Ibérica y la fundación de al-Ándalus. Pero mucho antes habían pasado por aquí fenicios y romanos.

Estos últimos dejaron lo que hoy es uno de los yacimientos arqueológicos más completos y extensos del país: la ciudad de Baelo Claudia, en la espectacular (y por desgracia, ya masificada) playa de Bolonia. Se encuentra a unos 23 kilómetros del casco histórico de Tarifa.

En éste destacan monumentos como la Puerta de Jerez, parte de la antigua muralla medieval y el Castillo de Guzmán el Bueno (del sigo X). Pero lo que más llama la atención es el intrincado trazado de sus calles y las fachadas blancas de sus casas, decoradas con macetas de flores con llamativos colores. 

El viento, que tanto determina la vida en esta zona del país, es uno de los grandes atractivos de la localidad, convirtiéndola en una meca para practicantes de windsurf y kitesurf. Los hay a centenares en playas como la de Valdevaqueros, Punta Paloma y Los Lances. 

Naturaleza en los alrededores, la riqueza del mar

El principal elemento natural en los alrededores de Chiclana es, sin duda, el mar. El Océano Atlántico que baña las costas de esta localidad es una gran fuente de riqueza y determina tanto el clima como su orografía 

En este sentido, destaca el Parque Natural del Estrecho de Gibraltar, que tiene tanto una dimensión marina como terrestre. Los más de 60 kilómetros de perfil costero de este espacio protegido los cruzan numerosos senderos, en los que disfrutar de impresionantes panorámicas. 

En cuanto a la parte marítima hay varias empresas organizan excursiones para el avistamiento de los muchos cetáceos que habitan o pasan por este canal entre el Atlántico y el Mar Mediterráneo.

Más cercanos, en el propio término municipal de Chiclana, están los pinares de Carboneros, Los Franceses, El Hierro y La Espartosa. Extensos parques caracterizados por sus bosques de pinos piñoneros, que comparten espacio con enebros marítimos, retamas, lentiscos y alcornoques.

Por último, un lugar realmente impactante por su biodiversidad es el Paraje Natural Marisma de Sancti Petri y su unión con la conocida como Punta del Boquerón (en el término de San Fernando). Sobre todo por la avifauna, tanto permanente como migratoria, y la abundancia de algas halófilas.