Qué ver en Sri Lanka, una isla paradisiaca al sur de la India por descubrir
A Sri Lanka la llaman la “lágrima de la India”. Esta pequeña isla de 65.610 kilómetros cuadrados (algo así como el doble de Cataluña) y más de 20 millones de habitantes, se sitúa a 35 kilómetros del sur de la India y desde el aire tiene forma de lágrima.
La antigua Ceilán -fue colonia británica hasta 1948, pero adquirió su nombre actual en 1972- es hoy una república presidencialista democrática con un pasado reciente marcado por una guerra civil que se extendió entre 1983 y 2009. En 2022 también fue portada de periódicos de todo el mundo cuando el malestar social, derivado de la crisis económica producto de la pandemia y de la gestión del gobierno, llevó a ciudadanos a asaltar el palacio presidencial y dio pie a la dimisión del presidente y primer ministro.
Hoy, sin embargo, es uno de los grandes destinos para viajeros de todo el mundo que buscan paraísos terrenales alejados de la rutina. Viajar a Sri Lanka ofrece parajes naturales de una apabullante belleza por sus montañas, playas paradisíacas o plantaciones de té; una fauna donde los reyes son los elefantes y el leopardo; y una riqueza cultural que, gracias a las religiones y al devenir de la historia, ofrece puntos únicos para visitar como los restos de la antigua ciudad de Sigiriya (Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1982).
Como todos los destinos lejanos en los que hay que invertir unas cuantas horas de avión, merece la pena una visita de, al menos, una o dos semanas. Además, es un país económico. Eso sí, debido a su clima tropical y al azote de los monzones, hay que estudiar bien la fecha en la que viajar a esta perla del Océano Índico.
El triángulo cultural de Sri Lanka
Sigiriya
En total, Sri Lanka cuenta con ocho espacios incluidos en la prestigiosa lista de Patrimonio Mundial por la Unesco, siendo los restos de la antigua ciudad de Segiriya los más visitados e icónicos por la espectacular ubicación de un antiguo complejo palaciego construído en el siglo V en la cima de la roca de “Roca del león”, a 200 metros del suelo.
Esta formación rocosa, de origen volcánico, se ubica en mitad de un enorme bosque. La visita a este complejo, construido bajo las órdenes del rey Kasyapa (477-495), forma parte del conocido como triángulo cultural de Sri Lanka: vestigios arqueológicos situados en el centro de la isla, una región montañosa donde impera un color verde intenso. Polonnaruwa, Anuradhapura, Dambulla -también patrimonio mundial- completan este recorrido.
Tras la muerte de Kasyapa, en esta ciudad residieron monjes budistas hasta el siglo XIV. Después fue abandonada y permaneció en el olvido hasta que Jonathan Forbes, un miembro del ejército británico, la redescubrió en 1831.
Se tarda aproximadamente una hora en alcanzar la cima de la Roca (unos 1.200 escalones). Es recomendable hacerlo al amanecer para evitar posibles picaduras de abejas gigantes que pueden aparecer a mitad del trayecto y para observar el bello amanecer desde lo alto de esta enigmática roca.
Mientras se asciende, abajo quedan los jardines reales (uno de los más antiguos de Asia) y estanques, el turista pasa por unas garras enormes de piedra que formaban parte de un gran león (Puerta del León) y puede observar frescos de mujeres dibujados en la hace cientos de años en sus paredes.
Para hacer la mejor foto de esta famosa roca, hay que acercarse a otra roca, la de Pidurangala, que está a un kilómetro de distancia, y subir hasta la cima.
Polonnaruwa
La antigua ciudad de Polonnaruwa es otro de los lugares declarados Patrimonio Mundial de la Unesco en 1982. Fue sede de los reyes cingaleses desde el siglo XI hasta el siglo XIII. Durante el Reino de Cingala (543 a.C.-1815) se sucedieron diversos reinos; entre ellos, el de Polonnaruwa.
Tras la destrucción de Anuradhapura en el año 993, se convirtió en la segunda capital de Sri Lanka con la invasión de la dinastía Chola; a esta época pertenecen monumentos brahmánicos, es decir, de la casta sacerdotal bráhmana perteneciente al hinduismo. Luego, los reyes cingaleses recuperaron la ciudad y fue durante el reinado de Parakramabahu el Grande (1153-1186) cuando se creó una ciudad-jardín.
Con una superficie de 122 hectáreas -de norte a sur son cinco kilómetros de recorrido-, se ubica en el centro-norte de la isla, en un espacio que ocupa el inmenso lago artificial Pakrama Samudra. Si empezamos la ruta por el país asiático desde Sigiriya, se puede acceder por carretera (55 kilómetros). Y si queremos llegar desde Colombo -capital comercial de Sri Lanka y donde suelen aterrizar los vuelos internacionales-, hay un tren cuyo trayecto es de unas siete horas de duración.
Para visitar todas las ruinas y edificios se puede hacer en coche, furgoneta, en bici o en tuk-tuk. También a pie, aunque el espacio es muy amplio. Y, ¿qué es lo que no hay que dejar de ver en Polonnaruwa? El templo de Gal Vihara, con cuatro grandes esculturas de Buda en diferentes posiciones talladas en granito; el Palacio Real del rey Parakramabahu I, del siglo XII d.C; o la estupa -monumento arquitectónico budista característico de Sri Lanka- Rankot Vihara que, con 54 metros de altura, es la cuarta más grande de la isla.
Anuradhapura
Anuradhapura se sitúa a unos 200 kilómetros al norte de la ciudad de Colombo, en el centro norte de la isla. Constituye el vértice norte del triángulo cultural, antigua capital política y religiosa de Sri Lanka durante 13 siglos, desde el siglo IV a.C hasta el año 993, cuando fue destruída y abandonada tras la invasión de la dinastía Chola. La ciudad santa de Anuradhapura es Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1982.
Su origen tiene que ver con un árbol, el llamado “árbol de la iluminación” que fue traído desde Bodh Gaya, en la India, en el siglo III a.C. Se dice que este árbol, custodiado desde entonces, nació a partir de un esqueje del árbol de Bodhi, bajo el que Buda alcanzó el Nirvana.
Está antigua ciudad sagrada para el budismo cubre un área de 40 kilómetros cuadrados en los que hay palacios, monumentos, monasterios o dagobas (estupas) -una de ellas, Thuparama Dagoba, fue construída en el siglo III antes de Cristo-. Se considera uno de los mayores yacimientos arqueológicos del mundo.
Dambulla
Dambulla se sitúa a unos 150 kilómetros al noreste de Colombo, en el distrito de Matale. También es uno de los puntos del triángulo cultural de Sri Lanka.
En unas colinas de granito, está el Templo de Oro de Dambulla, Patrimonio Mundial por la Unesco desde 1991. Es un monasterio con cinco santuarios excavados en la roca -el más antiguo tiene su origen en el siglo I a.C.- que abarcan una superficie de 2.100 metros cuadrados y en los que hay 157 estatuas de buda de diferentes tamaños, así como pinturas con imaginario budista.
Colombo, la capital comercial
Quien visite Sri Lanka probablemente aterrice en Colombo, la capital comercial y sede del Gobierno. La que es la ciudad más grande y poblada del país (unos 800.000 habitantes) se ubica en el oeste de la isla, en un enclave en forma de puerto natural que desde tiempos milenarios ha sido un punto estratégico para las rutas marinas. Fue designada capital de Ceilán durante el periodo del Imperio Británico y así se mantuvo desde su independencia, en 1948, hasta 1978.
Un skyline de modernos rascacielos se mezcla con edificios coloniales de la época británica: así es Colombo, un contraste entre lo viejo y lo nuevo, una ciudad en efervescencia en la que templos budistas, iglesias mezquitas coexisten con grandes edificios gubernamentales, museos o variopintos mercados.
No hay que dejar de visitar la mezquita Jami Ul Alfar, el extenso paseo marítimo de Galle Face Green, el templo budista de Gangaramaya, el mercado de Pettah, el Museo Nacional o el monumento conmemorativo de la Independencia.
Hacia las Tierras Altas y las plantaciones de té
Kandy
A poco más de 100 kilómetros de Colombo, rodeada de montañas y a orillas de un lago, se encuentra Kandy, puerta de entrada a las Tierras Altas, capital cultural de Sri Lanka y centro espiritual y de peregrinaje para los budistas puesto que aquí está el Templo de la Reliquia del Diente Sagrado (Dalada Maligawa) que es donde se guarda como un tesoro uno de los dientes de Buda.
La Ciudad Sagrada de Kandy fue declarada Patrimonio Mundial de la Unesco en 1988 gracias a templos como este y a otros centenares de edificios históricos construidos a partir del siglo XV y que forman parte de la antigua ciudad medieval.
El turista no debe dejar de visitar el Real Jardín Botánico, el más grande de toda Sri Lanka con una amplia variedad de plantas, y si coincide que está de visita en agosto podrá disfrutar de la Escala Perahera, la fiesta anual en la que se celebra la procesión de la reliquia del diente de Buda y que su origen data del siglo IV -cuando el diente fue traído a la isla-.
Nuwara Eliya
Probablemente el viajero coja el tren para viajar por las Tierras Altas desde Kandy hasta la ciudad de Ella. Se trata de una ruta muy popular de unas siete horas de duración que atrae al turismo internacional por el paisaje que se divisa desde la ventana: bosques, montañas verdes ondulantes, plantaciones de té, cascadas, pueblos locales… Debido a la alta demanda, conviene comprar el billete con antelación.
Una parada intermedia de este trayecto es en Nuwara Eliya (estación Nanu Oya), a unas tres horas y media desde Kandy. A casi 1.900 metros de altitud sobre el nivel del mar, esta ciudad no destaca por su riqueza cultural o histórica, sino principalmente por su valor natural. Visitar plantaciones de té; divisar el Pidurutalagala, que con 2.527 metros es la montaña más alta de esta isla asiática; acercarse a las cataratas Devon y St. Claior; visitar el espectacular Parque Nacional Horton Plains o disfrutar del lago Gregory, son algunas de las actividades que podemos realizar.
Sin embargo, sí es interesante conocer la población por los edificios de la época colonial británica, cuando Sri Lanka se llamaba Ceilán.
Ella
La población de Ella se ubica en las Altas Tierras de Sri Lanka, en el centro sur de la isla, una de las zonas más turísticas del país por sus paisajes y por su rica biodiversidad. Es la última parada de la famosa ruta en tren cuyo origen es la ciudad de Kandy.
Si nos quedamos una o dos noches en Ella, podemos aprovechar a hacer senderismo -hay muchas rutas, como la de Little Adam’s Peak o la roca Ella- para observar el bello paisaje o el popular Puente de los Nueve Arcos, obra maestra de la arquitectura colonial y una de las fotos del viaje por Sri Lanka.
Plantaciones de Té
Sri Lanka es el cuarto productor de té del mundo, después de China, la India y Kenia, y uno de los principales exportadores. Todo comenzó en 1870, cuando el escocés James Taylor plantó la primera semilla traída desde China en una zona cercana a la población de Kandy. Tres años después, llegó a Londres el primer cargamento de té desde la entonces llamaba Ceilán.
Desde aquel momento, todo fue in crescendo. La humedad, las temperaturas frescas y las precipitaciones de las tierras altas centrales del país proporcionan un clima que favorece la producción de té de alta calidad. Muchas de las plantaciones se encuentran a gran altura, por encima de los 1.500 metros, lo que provoca que crezcan plantas de té de un saber muy intenso.
Es en las Tierras Altas donde se encuentran las plantaciones de té y Nuwara Eliya y sus alrededores es un buen lugar para visitar alguna de ellas porque es donde más abundan. Llegando desde Kandy hacia Nuwara Eliya hay campos de té como Glenloch Tea Factory, Blue Field Tea Factory o Damro Labookellie Tea Centre que se pueden visitar. Pero si nos detenemos en Nuwara Eliya, el turista puede hacer un recorrido por Pedro Tea Estate, una famosa finca ubicada a menos de cuatro kilómetros de la ciudad Nuwara Eliya, donde se cultiva té de Ceilán desde 1885.
Galle, joya del pasado colonial europeo
“Es el mejor ejemplo de ciudad fortificada construida por los europeos en el Asia Meridional y Sudoriental, en la que se puede apreciar la interacción de la arquitectura europea y las tradiciones arquitectónicas y artísticas del sur de Asia”, reza parte de la descripción de la Unesco, organismo que declaró como Patrimonio Mundial en 1988 la ciudad vieja y fortificación de esta ciudad costera de Sri Lanka.
Ubicada a 116 kilómetros de Colombo, en el sudeste de Sri Lanka, Galle fue fundada por los portugueses en el siglo XVI, quienes construyeron la primera fortificación -antes, desde tiempos remotos fue un puerto muy importante en Asia-. En el siglo XVII llegaron los holandeses, que tras derrotar a los portugueses convirtieron la fortaleza en un único bastión, amurallando la ciudad con diez baluartes que persisten a día de hoy.
Es una buena parada en un recorrido por Sri Lanka para viajar al pasado colonial europeo, visitar la ciudad amurallada, la torre del reloj o el faro, que se mezcla con mezquitas o templos budistas, entre otros edificios asiáticos.
Los principales parques nacionales para ir de safari
Minneriya
Junto a Yala, Budala y Udawalawe, Minneriya es uno de los parques nacionales -declarado como tal en 1997- más importantes y visitados de Sri Lanka. En total, el país asiático tiene 26 parques nacionales que han sido declarados reservas naturales.
Se encuentra en el centro del triángulo cultural de Sri Lanka, ocupando un área protegida de 9.000 hectáreas donde hay tres cuencas de antiguos embalses. Estas características hacen de Minneriya un parque donde habitan los elefantes asiáticos más grandes del mundo. Puede que en un safari de un día se puedan llegar a ver más de una centena de elefantes.
El mejor momento del año para verlos es de mayo a octubre porque es cuando tiene lugar una famosa reunión o concentración de elefantes alimentándose, justo cuando las aguas del embalse de Minneriya retroceden durante la estación seca y aparece una exuberante vegetación. Cuando vuelven las lluvias, los elefantes se retiran a selvas cercanas.
Pero además de los elefantes, en Minneriya viven 35 especies autóctonas, como por ejemplo el leopardo, el oso perezoso de Sri Lanka, el ciervo ratón o el pangolín indio -en peligro de extinción-.
Yala national park
Con una superficie de 979 kilómetros cuadrados y 130.000 hectáreas de área protegida, el parque nacional de Yala, al sureste del país y cerca del mar, es quizá el más famoso de Sri Lanka por la posibilidad de ver con mayor facilidad elefantes y leopardos al ser uno de los parques con mayor densidad de estos extraordinarios animales. Otras muchas especies residen en este majestuoso parque: osos, cocodrilos, búfalos y diversas especies de aves.
Está dividido en cinco bloques, siendo dos de ellos los que están abiertos al público para respetar la paz y el equilibrio del ecosistema. Los safaris se pueden contratar en el propio parque, aunque es habitual ir con la reserva hecha.
Al ser un parque muy frecuentado puede ser que se acumulen los cuatro por cuatro para tratar de localizar a un leopardo, lo que puede restarle encanto a un momento tan único.
Pinnawala, el orfanato de elefantes
A unos 90 kilómetros desde la capital comercial, Colombo, en el pueblo de Pinnawala, se encuentra el orfanato de elefantes de Pinnawala.
Este orfanato lo creó en 1975 el Departamento de conservación de la vida silvestre de Sri Lanka para proteger a elefantes salvajes huérfanos de diferentes lugares del país. El turista que elija esta opción para ver a estos paquidermos en cautividad podrá observarlos mientras se bañan en el río May Oya, comen o hacen diferentes rutinas. Prácticas como subirse o bañarse con ellos han suscitado críticas de diferentes ONG y ciudadanos que ponen en duda el estado de conservación de estos bellos animales.
Las mejores playas de Sri Lanka
Además de una naturaleza salvaje llena de diversidad, Sri Lanka tiene playas paradisíacas y de diferentes tipos: de suave arena blanca; de arena dorada; con kilómetros de arena poco frecuentada por los turistas; y, otras, donde se prodiga la fiesta.
Eso sí, son dos las zonas de costa en función del clima: la costa del oeste y del sur, con buen tiempo de diciembre a marzo, y la costa noroeste, con sol de mayo a septiembre.
En el noreste, donde hay playas menos frecuentadas por el turismo internacional, destacan las de Trincomalee por su agua cristalina y donde, a veces, se pueden observar ballenas. O las de Nilaveli, por ejemplo, ideales para el que le guste el buceo por los arrecifes de coral de la zona, la fauna marina y por la isla de Pigeon, que está enfrente.
En la costa suroeste es donde se sitúan las playas de arena dorada, a no demasiada distancia de la ciudad de Colombo. Son las más frecuentadas por el turismo internacional. Las playas de Bentota, Moratalla Beach o Turtle Beach conforman lo que se denomina como Golden Mile. También destacan las playas de Weligama, por ser un paraíso para los surfistas, las de Mirissa y Talalla, o la playa de Hikkaduwa por su conocido santuario de coral y por ser una elección para muchos surfistas.
Dónde alojarse en Sri Lanka
Una buena opción para alojarse estratégicamente en Sri Lanka e ir desde allí hasta los diferentes puntos que visitar del país es en Dambulla, a unos 150 kilómetros al noreste de Colombo, en el distrito de Matale. También es uno de los puntos del triángulo cultural de Sri Lanka.
En esta zona, la cadena de hoteles Barceló cuenta con un hotel de cuatro estrellas, el Occidental Paradise Dambulla, ubicado en plena naturaleza. Ofrece un espacio residencial de lujo con forma de villa, que está conectado con la ciudad de Dambulla. Cuenta con habitaciones muy luminosas y cómodas, con todo lo que necesitas para descansar y disfrutar de Sri Lanka y su exuberante naturaleza. Además, sus dos restaurantes ofrecen lo mejor de la gastronomía local y platos internacionales, y cuenta con piscina (para mayores y para niños) o un gimnasio.
Barceló Hotel Group también tiene un hotel en la costa suroeste de Sri Lanka, donde están las mejores playas del país: el Occidental Eden Beruwala. Concretamente este lujoso y paradisiaco hotel de cinco estrellas está en la localidad de Beruwala.
Sus 158 habitaciones están decoradas con motivos de la cultural local y ofrecen el máximo confort y prestaciones para descansar y disfrutar del viaje por el país asiático. Hay una gran variedad de espacios gastronómicos, un spa donde desconectar y relajarse, peluquería, centro de belleza y gimnasio.
Preguntas frecuentes
¿Cuántos días necesitas para visitar Sri Lanka?
Para conocer los principales puntos de interés turístico de Sri Lanka son necesarias, al menos, una o dos semanas.
¿Qué ciudades y pueblos visitar en Sri Lanka?
Si arrancamos el recorrido por Colombo, es de visita obligatoria conocer el triángulo cultural: Sigiriya, Polonnaruwa, Anuradhapura y Dambulla, ciudades reconocidas por la Unesco por su patrimonio cultural.
¿Qué es imprescindible ver en Sri Lanka?
Además de visitar las ciudades que conforman el triángulo cultural, son imprescindibles: las Tierras Altas (Kandy y Ella), ir de safari a algún parque nacional (Minneriya o Yala) o disfrutar de las playas del noroeste o sureste del país.