Centro
Al igual que sucede con la Parte Vieja de San Sebastián, el barrio de Centro se encuentra ceñido por la bahía de la Concha, al oeste, y la desembocadura del río Urumea, al este. Aunque ambos comparten este afortunado emplazamiento, su límite queda establecido por una de las calles más animadas de la ciudad: el boulevard Zumardia.
Pese a su cercanía, las diferencias de trazado urbanístico entre ambos barrios son evidentes, siendo el Centro de San Sebastián el resultado del proyecto de expansión promovido por el Ayuntamiento local en 1863, a raíz del derribo de las murallas que constreñían la Parte Vieja. Así, este plan de ensanche originó un nuevo barrio caracterizado por una trama reticular con calles considerablemente más amplias que las de la Parte Vieja, entre las que destaca la avenida Libertad, cuya anchura alcanza los 35 metros.
Asimismo, entre la segunda mitad del siglo XIX y los primeros años del XX empezaron a levantarse en este sector elegantes edificios que dotaron al barrio de elegancia y sofisticación. A consecuencia de ello, las familias más acomodadas decidieron establecer aquí sus residencias, mientras que las más humildes trasladaron las suyas a la Parte Vieja.
Entre los edificios más significativos del Centro encontramos el Ayuntamiento, una construcción ecléctica que fue inaugurada en 1897 como Gran Casino de San Sebastián; de ahí que no deban extrañarnos su semejanza con el Casino de Montecarlo. Como el centro de ocio cerró en 1924 –debido a la prohibición del juego promulgada por la dictadura de Primo de Rivera–, las autoridades locales decidieron trasladar allí la casa consistorial (en 1947), hasta entonces ubicada en la plaza de la Constitución.
Frente a su fachada se extienden los agradables jardines de Alderdi Eder, un bellísimo parque asomado a la bahía de la Concha y repleto de ejemplares de tamariz, el árbol que se ha convertido en símbolo de San Sebastián. Allí, independientemente de si viaja con niños o no, vale la pena recrearse en su precioso tiovivo, un carrusel de dos pisos que recuerda a los de antaño y en el que pueden distinguirse reproducciones de obras de Van Gogh, Cezanne o Monet.
El otro gran espacio verde del barrio se halla a tan solo 100 metros de los jardines de Alderdi Eder. Nos referimos a la plaza de Gipuzkoa, donde destaca la fachada neoclásica del palacio de la Diputación Foral, con sus elegantes soportales y las esculturas de célebres navegantes donostiarras, como Elcano, Legazpi o Lezo.
Continuando por la calle Bengoetxea llegamos al teatro Victoria Eugenia, uno de los mejores ejemplos de la renovación urbana y arquitectónica protagonizada por la ciudad vasca desde que se convirtiera en el lugar habitual de veraneo de la reina María Cristina. Este histórico teatro, erigido a inicios del siglo XX, contrasta con la estética vanguardista del Centro Kursaal, de Rafael Moneo, emplazado en la otra orilla del Urumea.
Por supuesto, no podemos abandonar el Centro de San Sebastián sin visitar la catedral del Buen Pastor, o lo que es lo mismo, el edificio religioso más grande y relevante de la ciudad. Inaugurada en 1897, esta construcción neogótica de tres naves cuenta con una impresionante aguja de 75 metros de altura, distinguible desde muchos puntos de la ciudad, y presenta en su portada una escultura del célebre artista vasco Eduardo Chillida: La cruz de la paz.
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