Medina Fez el-Bali
La Medina Fez el-Bali es el núcleo originario de la ciudad de Fez, el lugar sobre el que comenzó a extenderse esta urbe hace más de 1.200 años. Un impresionante conglomerado de casas de fachadas blanqueadas, mezquitas cada una con su propio minarete, madrasas, plazas y zocos repletos de talleres de artesanos y mercados de productos frescos. Todo ello concentrado de una forma tan impresionante como seductora, aunque no siempre estética.
Desde luego, las cifras que definen a la Medina Fez el-Bali no dejan indiferente a nadie:
Se estima que está conformada por más de 9.000 callejones, la mayoría de ellos sin salida hacia otras vías. En ellos se levantan algo más de 250 mezquitas de diferentes tamaños, de ahí la consideración de Fez como la capital espiritual de Marruecos.
Todo ello rodeado por unos 15 kilómetros de murallas. En la zona habitan de forma permanente unas 50.000 personas, aunque la población flotante de esta medina es mucho mayor e incontable, al tratarse del espacio comercial y más visitado de Fez.
Esta Medina Fez el-Bali no es solo la parte más antigua de la ciudad, también es en la que se concentran la mayor parte de sus monumentos reseñables. Entre ellos, la universidad y mezquita Al-Karaouine (¿vincular a URL correspondiente?), fundada en el año 859 por orden de Fátima al-Fihri. Este lugar está considerado por muchos expertos como el primer centro de estudios superiores del planeta.
En la Medina Fez el-Bali también está el impresionante mausoleo dedicado a Mulay Idrís II (¿vincular a URL correspondiente?), fundador de la ciudad, que se trata del mayor complejo religioso de Marruecos. Importante: tanto en este monumento como en el anterior no se permite el acceso a los no musulmanes, aunque es posible observar parte de su impresionante arquitectura desde el exterior.
También están en esta zona de la ciudad las dos principales madrasas de Fez: es decir, la de Bou Inania (vincular a URL correspondiente), con su riquísima decoración heredera de la tradición nazarí granadina, y la de Attarine.
En la muralla se abren las puertas más monumentales. Fundamentalmente la denominada Bab Bou jeloud, o Puerta Azul (¿vincular a URL correspondiente?). Ésta, aunque tiene su origen en el siglo XII, no adquirió su impresionante decoración a base de azulejos (azules en el exterior, de color verdoso en el interior) ni sus dimensiones hasta el siglo XX, poco antes de que fuera declarado el Protectorado francés en el país.
Una vez dentro de la Medina Fez el-Bali en el caótico trazado de callejones se van sucediendo las plazas, punto de reunión de artesanos y también de mercadeo.
Entre las más populares están la plaza Seffarine, donde se concentran los latoneros con el incesable ruido de sus martillos y pulidoras de metal. No menos llamativa es la plaza Nejjarine, cuyos artesanos están especializados en la elaboración de los característicos tronos y cabinas de mano para bodas.
Aunque (pese a la fetidez del ambiente) el lugar más buscado por cuantos visitan la Medina Fez el-Bali es la llamada plaza de los curtidores. Es decir, la Curtiduría Chowara, con decenas de tinas de barro en las que se trabajan las pieles con las que luego se confeccionan todo tipo de prendas y complementos en cuero. Éstos se pueden adquirir a unos precios bastante razonables en los comercios situados en torno a esta plaza. Desde las terrazas de estas tiendas se puede observar el trabajo de los afanados operarios, sumergidos en las tinas hasta la cintura.
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