Medina de Rabat
La Medina de Rabat es bastante inferior en tamaño a la de sus hermanas Fez y Marrakech, pero a cambio, es una de las mejor delimitadas de Marruecos, encerrada como está por una muralla y también por la desembocadura del río Bouregreg, que hace las veces de puerto de la ciudad.
Así, sus límites geográficos serían esos accidentes geográficos, por un lado y por los otros por los muros de la kasbah de los Udayas, la Muralla de los Almohades y, al Sur, la de los Andaluces, que tiene una longitud de 1.400 metros y que se extiende en paralelo a la concurrida Avenida de Hassan II.
Los andaluces que dieron nombre a esta construcción, también conocidos como moriscos, fueron aquellos expulsados definitivamente del territorio de lo que hoy es España durante el reinado de Felipe III (principios del siglo XVII). Y fueron precisamente ellos los responsables de la creación, desarrollo y prosperidad de esta medina, un lugar donde tanto ellos como sus descendientes se sintieron seguros a lo largo de los siglos.
Así pues, la Medina de Rabat es una zona con una prolongada historia que, junto al resto del casco antiguo de la ciudad y otros cinco monumentos de la misma, está incluida en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco desde el año 2012.
La Medina de Rabat es, aparte del lugar donde viven una parte importante de los más de 600.000 habitantes de la capital, un activo zoco comercial. Talleres de artesanos, tiendas en las que se venden desde frutas y verduras a refinadas joyas, objetos de decoración o artículos de moda, tahonas, pequeños restaurantes y teterías, pastelerías, mezquitas… Todo sale al paso de quien se decide a pasear por el entramado de calles, plazas y callejones de esta zona de la capital marroquí. Por otro lado, algo menos laberíntica que la de las medinas históricas más conocidas y admiradas de ese país.
Esto es así porque la Medina de Rabat se articula en torno a tres vías principales: las calles Souika, Sidi Fatah y des Consuls, que conecta con la kasbah de los Udayas y que es, sin duda, la más comercial y visitada de la zona. Aunque lo cierto es que la mayor parte de las compras se concentran en el bien estructurado Mercado Central, situado junto a la emblemática puerta de Bab El Had, justo a la entrada de la Medina de Rabat desde la parte Suroccidental de la zona de Hassan.
Dentro de la medina destacan de la mezquita de Jemaa El Kebir, considerada la más antigua de Rabat (siglo XIV), y la del Moulay Mekki, con su característica torre del minarete, que tiene forma octogonal. Conviene recordar que tanto en éstas como en el resto de mezquitas del país (excepto la de Hassan II, en Casablanca) no está permitida la entrada a no practicantes de la religión islámica.
Pero si algo hay que hacer en la Medina de Rabat es dejarse llevar sin rumbo por ella, admirando sus casas encaladas y las elaboradas marqueterías que lucen muchas de sus puertas y ventanas, así como las rejerías que las protegen.