Poblats Marítims
A medida que marchamos hacia el este, por la Avenida del Puerto, la brisa marina hace cada vez más patente el olor a mar. Es la señal de que nos acercamos a Poblats Marítims, el distrito marinero de Valencia. Pegados al Mediterráneo, se extienden de norte a sur cinco barrios que han evolucionado con el tiempo de pueblecitos de pescadores y trabajadores del puerto a zonas turísticas donde ir a tomar el sol a la playa y comer un arroz valenciano. Malvarrosa, Beteró, Cabanyal-Canyamelar, El Grau y Nazaret, hogar de unos 57.000 valencianos, conservan la esencia de una ciudad que siempre ha vivido de cara al mar.
Comenzando desde el norte, el barrio de la Malvarrosa, que debe su nombre a las malvas rosáceas que antiguamente poblaban la zona, comenzó a formarse en torno a una finca del botánico y perfumista francés Felix Robillard. Fascinado por estas fragantes flores, Robillard se instaló en este pueblo marinero en 1848 y comenzó a cultivarlas a escala industrial para fabricar perfumes. Hoy, el barrio es sobre todo conocido por la playa de la Malvarrosa, frente a la que encontramos la casa-museo del gran escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez.
Paseando por el Paseo Marítimo llegaremos a la Playa de las Arenas, seguramente la mejor de Valencia. Se trata de un buen lugar para sentarse en la terraza de algún bar para disfrutar de la brisa marina, o comer una paella o arroz caldoso en restaurantes con solera como La Marcelina o L’estimat. La playa pertenece al barrio del Cabanyal-Canyamelar, que durante buena parte del siglo XIX fue un municipio independiente llamado El Poble Nou de la Mar. Su nombre procede de las cabañas o barracas con las que comenzaron a afincarse en la zona los valencianos que querían vivir a caballo entre la huerta y el mar. El Cabanyal se ha hecho famoso en los últimos años por la resistencia de sus vecinos a la demolición de más de 1.000 casas para que se prolongue la Avenida Blasco Ibáñez hasta el mar. El núcleo del barrio ha sido declarado Bien de Interés Cultural por su peculiar trama urbana y arquitectura popular.
Así llegamos a El Grau, una zona que estuvo tradicionalmente separada de la ciudad, hasta que a finales del siglo XIX se consumó su anexión definitiva a Valencia. Su población marinera se arremolinó desde el siglo XIII alrededor de la parte más antigua del Puerto de Valencia, la Dàrsena Vella. Aquí pueden visitarse también las Reales Atarazanas del siglo XIV, en estilo gótico valenciano, que alcanzaron gran fama en la construcción de naves para la armada de la Corona de Aragón. Actualmente, el mayor reclamo del barrio es la Marina de València, visita obligada para los amantes de los deportes náuticos que fue sede de la America´s Cup de vela en 2007 y 2010. Entre sus instalaciones cuenta con un gran puerto deportivo, tiendas, restaurantes, discotecas y el edificio Veles e Vents, un espacio multiusos que suele acoger exposiciones, música en directo, teatro, conferencias y espectáculos de danza.
Por último, el barrio más al sur del distrito es el de Nazaret, otro pequeño pueblo de pescadores y trabajadores portuarios que en esta ocasión surgió en 1720 alrededor de un lazareto (hospital de enfermedades infecciosas) del que deriva su nombre. Entre 2008 y 2012, el barrio acogió un tramo del circuito urbano de Fórmula 1 de Valencia.
Las mejores fechas para visitar los Poblats Marítims son el verano, las Fallas o durante la Semana Santa Marinera, que se celebra con mucha devoción desde hace siglos en el Cabanyal-Canyamelar y El Grau. En esas fechas es costumbre llevar a la imagen de Cristo hasta la orilla del mar, donde se reza por los muertos.
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