Yaiza
El volcánico sur de Lanzarote se extiende bajo el término municipal de Yaiza, una localidad de 16.000 habitantes que cuenta con paisajes de una belleza surrealista y una rica historia necesaria para comprender la isla. Y es que al sur de Yaiza, en la Costa del Rubicón, se asentó en 1402 el primer asentamiento europeo de las Islas Canarias, desde el que se acometería la conquista de todo el archipiélago. Pocos recuerdan que los primeros no fueron españoles, si una expedición normanda liderada por los nobles franceses Jean de Bethencourt y Gadifer de la Salle. Con el tiempo, sin embargo, la nobleza y posteriormente la Corona castellana se harían con el poder de las islas.
El paisaje de Yaiza también ha cambiado drásticamente con el tiempo. «El día 1 de septiembre de 1730, entre las nueve y las diez de la noche, la tierra se abrió en Timanfaya, a dos leguas de Yaiza…y una enorme montaña se levantó del seno de la tierra», escribió Andrés Lorenzo Curbelo, el por entonces párroco del municipio. Durante los seis años siguientes, una serie de brutales erupciones volcánicas sepultarían un cuarto de la isla en un mar de lava y ceniza: nueve pueblos quedaron enterrados y se desencadenaron terribles hambrunas. Nunca hubiéramos sabido esto con tal nivel de detalle si no fuera por la crónica de las erupciones que escribió el cura de Yaiza, que quedó al borde de la zona arrasada.
Aquella tragedia, sin embargo, ha regalado a Yaiza una serie de paisajes que podríamos calificar de “marcianos”. Merece sin duda la pena realizar una excursión en autobús (o guagua, como dicen aquí) por las Montañas del Fuego del Parque Nacional de Timanfaya. Partiendo del Islote de Hilario, donde se puede participar en experimentos geotérmicos y ver géiseres artificiales, la ruta nos adentra en la cadena de volcanes que produjeron las más devastadoras erupciones. Una experiencia que los aficionados al Señor de los Anillos sabrán apreciar, pues es probablemente lo más parecido a caminar por Mordor.
El sur de Yaiza también esconde tesoros como la Costa del Papagayo, un paraje volcánico sin urbanizar en el que encontramos las playas vírgenes más espectaculares de Lanzarote, y al que podremos acceder fácilmente desde el cercano enclave turístico de Playa Blanca. El contraste de las aguas turquesas con el rojizo del macizo volcánico, perteneciente al Parque Natural de los Ajaches, no deja a nadie indiferente.
Pero el encanto “extraterrestre” de Yaiza se manifiesta en muchos otros sitios. Es el caso del Lago Verde de El Golfo, un pequeño pueblo de pescadores situado al oeste del municipio que acoge toda una rareza geológica: una laguna, emergida en un antiguo cráter semicubierto por el mar, cuyas aguas son verdes debido a una alta concentración de algas. No lejos de aquí también encontramos los acantilados y cuevas volcánicas de Los Hervideros, y un poco más al sur las Salinas de Janubio, cuyas blancas pocetas, que datan del siglo XIX, contrastan con el negro de las tierras aledañas.
Los aficionados al vino encontrarán al este de Yaiza, en el borde del Parque Nacional de Timanfaya, un lugar donde sentirse a gusto. En el Valle de la Geria, gracias a un método de cultivo de la vid único en el mundo, se producen excelentes vinos a partir de la malvasía volcánica, una variedad de uva típica del archipiélago canario.
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