Alayor
Alaior —Alayor, en castellano—, con una población cercana a los 9.000 habitantes, ha sido considerado tradicionalmente como el tercer municipio más importante de Menorca, tanto en términos espaciales como económicos. Situado al sureste de la isla —con los municipios de Es Migjorn Gran, Es Mercadal y Maó como vecinos—, el origen de Alaior ha de buscarse a finales del siglo XIII, durante la reconquista cristiana que el rey Jaime II de Aragón llevó a cabo en las islas Baleares.
El núcleo principal del municipio, también llamado Alayor, fue fundado en 1304 sobre una antigua alquería árabe, siendo la parroquia rural de Santa Eulalia el epicentro de su futuro crecimiento. Hoy en día, esta asombrosa iglesia, adornada tanto con elementos barrocos como renacentistas, sirve al visitante como punto de partida para posibles rutas por el pueblo. Al sur, por ejemplo, se encuentra la encantadora plaza de la Constitución, punto neurálgico de la vida social alayorense con sus bares y su tradicional jaleo durante las fiestas de San Lorenzo, en agosto. También el patio de Sa Lluna, un curioso claustro de franciscanos reconvertido en sala de conciertos al aire libre. Mientras tanto, al norte encontramos multitud de muestras valiosas del patrimonio histórico y cultural de Alayor, tales como el antiguo edificio del Ayuntamiento, datado del siglo XVII; los edificios palaciegos de Can Salort y Santa Rita, hoy utilizados como sede menorquina de la Universidad de las Islas Baleares; o la ermita de Sant Pere Nou y su plaza arbolada, cuyas vistas del pueblo resultan impagables.
Fundada como ciudad de paso entre los núcleos importantes de Mahón y Ciudadela, la posición estratégica de Alayor ha permitido atesorar, con el paso de los siglos, una extraordinaria riqueza arqueológica en su territorio. Muy probablemente, este municipio acoge, junto a Es Migjorn Gran, los poblados prehistóricos más importantes de la isla. Por nombrar sólo dos, tanto Torralba d´en Salort como Torre d´en Galmés —dos yacimientos talayóticos con más de 3.000 años de antigüedad—, se hallan a menos de quince minutos en coche del pueblo de Alayor. Ubicadas ambas en el interior insular, además de apreciar el estilo ciclópeo de sus construcciones, su visita nos permite comprobar el fuerte contraste paisajístico que existe entre la llanura interior y la escarpada costa calcárea.
Precisamente en el sur del municipio, donde las aguas del Mediterráneo bañan la costa, se encuentra el tercer pilar turístico de Alayor. Sus playas, vinculadas estrechamente al surgimiento reciente de urbanizaciones y pequeños núcleos turísticos, ofrecen una buena dotación de servicios y acceso fácil al visitante. Son Bou, la playa más extensa de la isla con cerca de 4 kilómetros de recorrido, también brinda la posibilidad de visitar la basílica paleocristiana que yace en uno de sus extremos desde el siglo V. Por su parte, el encantador conjunto de calas llamado Cales Coves nos depara una auténtica necrópolis del período talayótico, conservada de manera natural en los escondrijos de sus acantilados. Por último, la cala en Porter, emplazada de manera natural en la desembocadura de un río, alberga en uno de sus acantilados el local nocturno Cova d’en Xoroi, todo un clásico de la noche menorquina. Un buen sitio, además, para probar la gastronomía de la zona, con especial mención al queso con denominación de origen Mahón, la sobrasada en pan, o el Gin Xoriguer.
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