Alrededores de Estambul
Después de visitar Santa Sofía, perderse en el Gran Bazar y navegar por el Bósforo, es difícil no enamorarse del país otomano. No obstante, la oferta turística turca rebasa con creces los límites del centro histórico de Estambul brindando rincones de una belleza casi surrealista, así como planes perfectos tanto para quienes viajan en familia como para los apasionados del arte. Estas son algunas de las escapadas cerca de Estambul que te sorprenderán.
Minaturk es una de esas propuestas ideales para disfrutar de Estambul con niños, ya que se trata de un parque temático que permite recorrer, gracias a 120 maquetas a escala 1/25, los principales hitos arquitectónicos de la ciudad (como la Torre de Gálata, Santa Sofía y la mezquita Azul), además de otros monumentos nacionales, algunos de ellos no conservados: como el templo de Artemisa, el castillo de Ajyad o el mausoleo de Halicarnaso.
Por su parte, las Islas Príncipe constituyen una alternativa perfecta cuando el tiempo acompaña. Y es que el relax está asegurado en sus calles —no transitadas por vehículos motorizados— y sus playas públicas o privadas. A todo ello hemos de sumar la posibilidad de degustar un excelente pescado fresco en sus restaurantes, y, ahora sí, convendremos que merece la pena tomar un ferry desde Estambul rumbo a las Islas Príncipe para dejar el estrés a un lado.
Si lo que en realidad te pide el cuerpo es una escapada cultural, te damos dos opciones. En primer lugar, puedes viajar hasta Éfeso para visitar los vestigios romanos del templo de Artemisa (considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo), así como la fuente de Trajano, el Odeón, el templo de Adriano y la preciosa fachada de la biblioteca de Celso.
La otra alternativa es dirigirse a Bursa, que queda a unas dos horas en coche de Estambul, para descubrir el casco antiguo de una ciudad con un glorioso pasado, ya que fue la primera capital del Imperio otomano y la localidad en la que finalizaba, en su extremo occidental, la Ruta de la Seda. Su gran mezquita, rematada con un total de 20 cúpulas, su Mercado de la Seda y las preciosas panorámicas que ofrece la cima del monte Uludag son reclamos a tener muy en cuenta a la hora de visitar Bursa. Por si os faltaran alicientes, os chivamos que en ella se pueden tomar las mejores castañas confitadas del país y que su especialidad es el Iskender Kebab, un plato que incluye pan, carne asada, salsa de tomate, yogurt y mantequilla fundida.
Por último, sería un error abandonar el país otomano sin descubrir las piscinas naturales de Pamukkale, cuyo paisaje, de una blancura casi nívea, parece salido de otro planeta, y las caprichosas formaciones geológicas de Capadocia, todo un espectáculo visual que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985. Aunque sus valles, cuevas y chimeneas resultan fascinantes desde la tierra, contemplarlos durante un paseo en globo elevará la experiencia a una que permanecerá grabadas eternamente en vuestras retinas.
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