Este de Madeira

Para esta excursión por el este de Madeira, partiremos desde Funchal, la capital, situada en la parte suroriental de la isla y que ya hemos analizado en otros artículos. Desde Funchal, podemos hacer un día de viaje en coche para recorrer toda la parte este, tanto por la costa como por el interior, hasta la altura de Faial, en la costa norte.

Recorriendo la costa oriental por el lado sur desde Funchal, uno de los primeros hitos que nos encontraremos es la estatua del Cristo Rei da Ponta do Garajau. Esta estatua que mira al mar fue inaugurada en 1927 se sitúa en un excelente mirador desde el que se divisan las Islas Desiertas, también portuguesas. Junto a él, un moderno teleférico desciende por el acantilado hasta la escondida playa de Garajau.

La costa oriental de Madeira cuenta con más playas que otros lados de la isla, como la de Reis Magos, la de Atalaia o las de Santa Cruz. Eso sí, como prácticamente todas las playas de la isla, no son de arena sino de piedras.

A través de la carretera VR1 podemos recorrer todo el litoral con comodidad, ya que esta parte de Madeira es más suave que otras. Aun así, podemos detenernos en alguno de los muchos miradores que se encuentran en el recorrido.

Tras sobrepasar el aeropuerto de Madeira, cuya pista está parcialmente construida sobre el agua, aparece la ciudad de Machico. Justo al pasar el aeropuerto un mirador nos permite contemplar la belleza de la bahía donde se refugia la que fue primera capital de Madeira en el siglo XV.

En Machico desembarcaron Gonçalves Zarco y Tristão Vaz Teixeira en 1419, descubridores de Madeira. La localidad cuenta con una de las pocas playas de arena de la isla, traída del Sáhara eso sí, y la iglesia Matriz, del siglo XV. También hay algunos miradores interesantes, como el Pico do Facho.

Junto a Machico se sitúa Caniçal, la localidad más oriental y principal puerto comercial de la isla. Uno de los atractivos de Caniçal es su Museo de la Ballena, que ahonda en la vida de estos cetáceos y en la pesca por parte de los balleneros.

Pero Caniçal es la puerta de entrada a la Punta de São Lourenço, el extremo oriental de Madeira. Desde el aparcamiento situado al final de la carretera, un sendero de unos cuatro kilómetros nos conducirá hasta esta península de tierra que penetra en el mar y mira hacia la Europa continental, las Islas Desiertas y la isla de Porto Santo. Sin duda, esta parte es una de las más espectaculares de la costa de Madeira, con grandes acantilados, rocas basálticas y, al contrario que en el resto de la isla, escasa vegetación.