Casco Antiguo
Con cuatro kilómetros cuadrados y considerado uno de los tres más grandes de Europa, el Casco Antiguo de Sevilla, integrado por 11 barrios, concentra tal cantidad de plazas y monumentos históricos que se hace recomendable emplear dos días en visitarlo.
En las Plazas de la Virgen de los Reyes y del Triunfo encontramos quizá sus figuras más emblemáticas. En la impresionante Catedral gótica del siglo XV resplandece La Giralda: ahora campanario, fue antaño torre de la antigua Mezquita Mayor de Sevilla, que un día se levantó aquí. Merece la pena subir sus casi 100 metros de altura y entrar al templo, aunque solo sea por ver la tumba de Cristóbal Colón y el maravilloso Patio de los Naranjos. En la misma plaza encontramos otros dos edificios reseñables: el barroco Palacio Arzobispal y el Convento de la Encarnación, propiedad de las monjas Agustinas Ermitañas.
Junto a la catedral, el trío de monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO se completa con el Real Alcázar y el Real Archivo de Indias. El primero, uno de los palacios en uso más antiguos del mundo, refleja en su arquitectura la influencia de todas las civilizaciones que han habitado sus muros desde su construcción a finales del siglo XI, en época musulmana. El segundo, fundado por Carlos III en 1785 en la antigua Casa Lonja de Mercaderes, conserva en su ingente documentación la memoria viva de un pasado glorioso en el que Sevilla era la puerta del comercio con las Indias.
El Casco Antiguo es un conjunto de plazas y calles comerciales en el encontramos una de las concentraciones de iglesias por metro cuadrado más altas del mundo (cada una ligada a una cofradía, por supuesto). Sevilla acoge en total 125 templos católicos, la segunda ciudad con más en el mundo tras Roma. Y es que, como dijo el gran duque de Toscana Cosme de Medici en 1668: “Esto no es una ciudad, es una ciudad-convento”. Así, en la Plaza el Duque y Campana destacan las de San Antonio Abad –sede de la Cofradía del Silencio- y San Gregorio – sede de la Hermandad del Santo Entierro-. En la Plaza del Salvador encontramos la iglesia del Divino Salvador, un templo barroco levantado, como muchos otros de la ciudad, sobre una antigua mezquita. Guarda en su interior las famosas del Cristo de Pasión y el Cristo del Amor, que sus cofradías sacan en procesión el Jueves Santo y el Domingo de Ramos. Toda esta zona, incluida la Placita de Pan y la cercana Plaza de la Alfalfa, es una tradicional área comercial llena de bares y bodegas en los que parar a tomar unas tapas.
La Plaza de la Encarnación merece una visita tanto por su iglesia de la Anunciación – sede de la Hermandad del Valle- como por Las Setas, una enorme estructura diseñada por el arquitecto alemán Jürgen Mayer que ejerce al mismo tiempo como parasol (aquí en verano la caló aprieta, y mucho) y como vanguardista mirador de los alrededores.
Continuando con nuestro peregrinaje, llegamos a la Plaza de San Francisco, escenario habitual de mercadillos navideños y festejos religiosos desde donde puede admirarse la fachada trasera plateresca del Ayuntamiento de Sevilla. La delantera del consistorio se orienta a la Plaza Nueva, un amplio espacio ajardinado presidido por la estatua de San Fernando, es decir, el rey Fernando III de Castilla que conquistó Sevilla en 1248. En este espacio hubo un convento franciscano, destruido durante la ocupación francesa, del que solo queda la bella capilla de las Ánimas de San Onofre (siglo XVI). Entre las plazas, tampoco podemos dejar de mencionar la de la Magdalena, con su barroca iglesia homónima, sede de las cofradías de la Quinta Angustia y el Calvario, y la capilla de Montserrat, sede de la cofradía del Buen Ladrón. Otra parada ineludible del Casco Antiguo es el barrio de Santa Cruz, un laberinto de estrechos callejones y recogidas plazoletas con fuentes que fue la antigua judería de Sevilla.
La Avenida de la Constitución, que cruza el centro de norte a sur, de Plaza Nueva a Puerta de Jerez, es una calle amplia, peatonal y comercial que pasa por delante de algunos de los principales monumentos del centro histórico. A su final llegamos a los Jardines de Cristina, en los que se levanta el Palacio de San Telmo, sede de la Junta de Andalucía. Otras calles a tener en cuenta para pasear son las paralelas Sierpes y Tetuán-Velázquez, vías muy comerciales que esconden una animada zona de tapeo en las callejuelas que las conectan.
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