San Juan Bautista
Situado al noroeste de Ibiza, Sant Joan de Labritja (San Juan Bautista) es un municipio de la isla pitiusa ecológicamente bien conservado. Está compuesto por cuatro parroquias de carácter rural: Sant Joan de Labritja, Sant Miquel de Balanzat, Sant Vicent de Sa Cala y Sant Llorenç de Balàfia, por lo que en este territorio abundan las casas payesas que salpican de blanco, de forma intermitente, el verde de su entorno natural. Con calas y playas de aguas transparentes, algunas ocultas entre los abruptos acantilados, es un paraíso para los buceadores y los amantes del senderismo y la naturaleza.
Los espacios turísticos más conocidos de Sant Joan de Labritja son Cala de Portinatx, Port de Sant Miquel y Cala de Sant Vicent. Aquí el visitante encontrará todo tipo de servicios, si bien los más aventureros también podrán descubrir en el entorno otras recónditas y sorprendentes calas de gran belleza natural, como Benirràs, Cala Xarraca o Cala d’en Serra.
Pero no sólo de sol y playas vive Sant Joan de Labritja, porque el municipio también impresiona por sus bonitas iglesias rurales y sus monumentos, además de sus edificaciones de arquitectura tradicional ibicenca, construcciones centenarias de sólidos muros blancos y patios empedrados.
En las cercanías de San Juan Bautista, se encuentra la cueva de Es Culleram, un antiguo santuario fenicio-púnico dedicado al dios fenicio Melkart y a la diosa cartaginesa Tanit. Se sabe que fue usado como santuario desde finales del siglo V hasta el siglo II a.C., un dato que corroboran las centenares de figuras votivas de la diosa Tanit y otros objetos hallados en la cueva. Muchas de estas piezas pueden verse hoy en el Museo Arqueológico y en el Museo Monográfico del Puig des Molins de Ibiza.
También resulta imprescindible visitar la torre des Molar, una edificación situada en la costa, muy cerca de Port de San Miquel, que forma parte de la red defensiva de la isla del siglo XVIII. Tiene dos plantas comunicadas por una escalera de caracol con la puerta de entrada en la primera planta, aunque posteriormente, ya en el siglo XX, se añadió un acceso por la planta baja. De las mismas características es la torre de vigilancia de Portinatx, también construida en el siglo XVIII, y cuya misión era controlar la abrupta zona norte de la isla. Se trata de una edificación circular de dos plantas, con dos cordones de adorno y una plataforma superior.
Otro de los atractivos singulares de Sant Joan de Labritja, y que merece la pena visitar, es el poblado rural de Balàfia. Situado a dos pasos de Sant Llorenç, es un conjunto de cinco casas rurales, todas centenarias, realizadas con el más puro estilo arquitectónico ibicenco: pequeñas ventanas, techos planos de arcilla yuxtapuestos, hornos para cocer el pan y cruces pintadas con cal, de carácter protector, sobre puertas y ventanas. Dos de las casas tienen llamativas torres de refugio, que fueron levantadas originalmente en previsión de ataques piratas.
Hay muchos enclaves, y todos espectaculares, para la práctica de los deportes náuticos y del buceo, como la Isla de las Gaviotas, Las Xernas, Punta Xarraca o Isla Murada. Y los amantes de la buena gastronomía también tienen aquí una extensa oferta de buenos restaurantes para disfrutar de los suculentos platos típicos ibicencos.
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